La crueldad y la apatía brillan con luz propia en Speak No Evil, la apuesta danesa del Festival de Sitges de este año. No es nada que no hayamos visto, pero esta vez el extremo se dilucida más cercano que en otras ocasiones.

«Queríamos hacer la película danesa más terrorífica de la historia». Eso dijeron los hermanos Tafdrup antes de empezar la proyección de Speak No Evil. Esas declaraciones se antojan precipitadas, ya que hablamos del país de origen de Lars Von Trier, uno de los cineastas más políticamente incorrectos y polémicos de la historia.

Speak No Evil nos lleva a una aislada casa rural holandesa donde una simpática familia invita a unos amigos daneses que conocieron de vacaciones en Italia. La relación entre ellos es idílica y todo apunta a que van a vivir un fin de semana intachable, pero el paso de las horas irá destapando oscuros comportamientos de los holandeses.

Speak No Evil 01Antes de nada, hay que dejar claro que Speak No Evil no es una película para todo el mundo. De hecho, yo me sigo planteando si me encuentro en el público potencial de este crudo retrato del ser humano más desapasionado y cruel. La extrema violencia a la que se ven sometidos los protagonistas formula una pregunta, a mis ojos, obligada: ¿era necesario?

Los valores de las familias occidentales tradicionales son el tema central de este particular film danés. Los invitados son una familia al uso, carente de pasión por la vida; su día a día es pasivo y anodino. La invitación de los holandeses arrojará un destello de luz a la subyacente oscuridad que ha infestado la vida de los protagonistas. No obstante, esta invitación llega tarde, ya que esa pasividad se ha convertido en su todo.

El papel que desempeñan los holandeses en Speak No Evil es poner de manifiesto la nula vitalidad de los daneses. Ni tan siquiera con los actos más indescriptibles son capaces de alejarse de la ruta que la vida parece haber trazado en sus destinos. Teniendo en cuenta esta premisa, la violencia está justificada en Speak No Evil. Es una forma extrema de retratar una idea, pero funciona. Eso sí, como el cine (y el arte) es cálido en vez de frío, cualquier justificación quedará exenta de valor para los ojos (y el corazón) del espectador más sensible y empático.

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No creo que estemos ante el film danés más terrorífico de la historia. Sí que estamos ante una provocación en toda regla, una pesadilla infernal y un film realmente estimulante en algunos aspectos. Speak No Evil no deja más poso en el espectador que el de la perturbación gracias a sus horrorosas imágenes, pero a veces no hace falta mucho más para quedarse en el imaginario colectivo.