

Se acerca el verano, y en Cinéfilos Frustrados os preparamos un sesudo menú degustación de algunos de los planes que no puedes perderte para 2019. Hoy, nos vamos a Dinamarca, para hablar del rey del viejo continente, el gigante llamado Roskilde.
¿Lo escucháis? Es el césped mojado, las zapatillas reventadas, las camisas de flores, y los amores fugaces. Se acerca el verano, y con este, la meca de los melómanos, drogadictos, wannabes, y románticos del directo. Llegan, los festivales de verano.
Y que mejor manera de dar el pistoletazo de salida a la temporada que con el rey del norte. Muchos quizás no hayan oído hablar nunca de Roskilde, desconozcan la magia del Orange Stage, de los danes@s que berrean cada estribillo, de las fiestas sin cesura de su camping, o de disfrutar de un plato de pasta al pesto a las 3 de la mañana, y sentir la felicidad absoluta ante semejante manjar. Por suerte, un experto Roskilero, os trae las claves de este festival.
¿Pero que tiene de especial Roskilde?



Por partes. Roskilde es un festival que se celebra en la localidad de Roskilde, en Dinamarca. Es, junto con Glastonbury y Werchter, uno de los festivales mas longevos del mundo, con más de 40 ediciones a sus espaldas. En este festival, todo se percibe de una forma especial. Quizás sea porque toda la gente que participa en él son voluntarios – que trabajan unas horas a cambio de un abono- o porque todos sus beneficios se destinan a la caridad. Pero lo percibes. Lo sientes. Notas que hay una buena vibra, uniforme e indescifrable, por la que han pasado las mas grandes figuras de la música de los últimos 50 años.
¿Que puedo encontrarme al llegar allí?



Seré breve. Un camping salvaje, videoclips en las duchas, hacerte el mejor amigo de un desconocido por 5 minutos, disfrutar de vanguardia musical, una mezcla de estilos divina, seres humanos vibrando, y artistas arrebatados. Suena a panfleto, pero es así. En Roskilde los artistas se crecen, el público – posiblemente, el mejor que he visto en mi vida – les reciben como si Jesucristo hubiese vuelto del super con cerveza, y la camaradería está a la orden del día.
¿Vale, pero, quien va a Roskilde?
Creo que no seria descabellado decir, que el cartel de Roskilde es el más diverso, profundo, y brillante, en un año donde ningún festival ha terminado de ser tan bueno como en el maravilloso 2018. Tiene aun más merito, haber reunido esta alineación estelar cuando apenas hay grandes nombres este año. Pero vayamos por orden.
Las Leyendas



Una de las apuestas de Roskilde, siempre ha sido reservar espacios para grandes artistas que han conquistado la música durante el siglo XX. Este año, destacan por encima de todo artistas como Bob Dylan, que junto a su banda principal, será el primer gran nombre del primer día del festival en el Orange Stage. Un poquito antes, en la carpa más grande del festival, estarán los inmortales Tears For Fears, banda por la que siento especial devoción y que no suelen ser muy dados a largas giras. Una oportunidad única para redimirse los románticos. Hablando de románticos, no menos importantes será el concierto de 3 horas que dará The Cure, cerrando el escenario grande el ultimo día del festival, y poniendo a prueba la paciencia de los One Hit Wonder, que tendrán que esperar 50 canciones para escuchar Boys Don’t Cry. Y de Robert Smith, paso a Robert Plant, que presentará un setlist con sus The Sensational Space Shifters, y con suerte, caerá algún tema de Led Zepelin.
Rap, Urban Fashion, y lo que surja.



Creo que uno de los puntos fuertes de Roskilde, – y la principal razón por la que servidor babea con su cartel- es la fuerte apuesta que hacen cada año por la música urbana. En esta edición, parecen haberse pasado el juego, y es que encabezando el segundo día tenemos a Travis Scott, acompañado, de la «best boy band since one direction» y cabeza de cartel personal –Brockhampton -, ese cohete de versos llamado Denzel Curry, o la estrella emergente que es Joey Purp. Quedarse aquí, no seria justo, porque encabezando el tercer día, tenemos a uno de los artistas que mas expectación levanta – mitad por su talento, mitad por sus tendencias a cancelar conciertos – que es Chance The Rapper. Rezando estamos para poder verle sobre el escenario grande, al igual que no quitamos el ojo a nombres tan potentes como Sheck Wes, Skepta o JPEGMAFIA.
Mujeres al poder



2019 está siendo, sin duda, el año de la paridad en los festivales de música. No pocos festivales está apostando de forma directa y sin miedo por grandes nombres femeninos en las lineas mas altas de sus certámenes, sino que están gozando de un apoyo tremendo por parte de crítica, y público. De entre todos los nombres, quizás el que más expectación levanta es el de la rapera Cardi B, que vuelve a Roskilde tras cancelar el año pasado su concierto, y tiene pinta que hará arder el Orange Stage. Un poquito antes que ella, estará Rosalia, la colonizadora musical española, que presentará El Mar Querer ante gigantes de dos metros. Veremos la reacción del público. En las partes altas del cartel tenemos a la estrella mundial Mo, que como buena danesa, juega en casa y garantiza espectáculo, o el último día, a Janelle Monae, la que para muchos, promete ser la gran actuación de esta edición. No podemos olvidarnos de la eterna Robyn, de la frescura de Christine and the Queens, de Marina, o de la gran joya británica Jorja Smith, que no dejan de ser los nombres titulares, de un equipo con muchísima más cantera.
Sospechosos habituales



Que la industria musical se ha segmentado en esta década, es un hecho. Pronto hablaremos mas en profundidad de ello, pero hasta entonces, hablemos de los grandes nombres que han dominado la primera mitad de este siglo. Tenemos la vuelta de los siempre brillantes Vampire Weekend, -que presentan su primer disco en 6 años -, la nostalgia en forma de britpop de Noel Gallagher, el rap germinal de Cypress Hill, la electrónica fundacional de Underworld, o ese resquicio para flotar entre distorsiones que son Spiritualized. Aquí hay para todos.
En la variedad, está el sabor



A todas estas bandas, le acompañan apuestas tan feroces como Death Grips – posiblemente, la banda más importante de este siglo -, el big bang electrónico de Jon Hopkins, la tralla adolescente de Bring Me The Horizon, o la tralla mas adulta de Behemoth. Roskilde es ese festival, en el que el mas duro acaba bailando salsa con alguna banda de Colombia, o se pasa de creerse el amo del funk en el concierto de Jungle, para irse después a quemar zapatilla en el escenario Apolo y creer que tiene 16 años en una coming of age. Sean bienvenidos, a la miscelanea.