Anna Delvey es una de las estafadoras más populares de USA de los últimos tiempos, y Netflix ha estrenado la mini serie ‘¿Quién es Anna?’, en su eterna búsqueda por ofrecer contenidos modernos y que lleguen al gran público con facilidad. Tras verla, es fácil que siga dando igual quien es Anna, Jessica o Julia. Tan vacía es la serie como su personaje.



Anna Delvey no le importa a nadie más que a aquellos que estafó, pero para Netflix, un artículo de la periodista Jessica Pressel es suficiente para sacarse de la manga una serie insulsa, aburrida y sin hechos concretos. ¿Quién es Anna? . Más bien sería, ¿A quién le importa quién es Anna? A pesar de contar en sus filas con Anna Chlumsky (Mi Chica) y con la cada vez más popular Julia Garner (Ozark), la serie carece de un verdadero interés.
A lo largo de seis episodios, la serie intenta de estirar el chicle de un artículo más propio de revistas del corazón, que de periodismo de altura. Narra la historia de Jessica Pressel (Anna Chlumsky), una periodista que busca esclarecer los acontecimientos de una estafa a la alta sociedad neoyorquina. Con esa premisa, la historia puede atrapar e interesar a más de un espectador. Pero nada más lejos de la realidad. Eso es todo. Una lista que estafa a unos ricos. Fin de la historia.
A pesar de tener algunos capítulos que consiguen atrapar la atención, la historia resulta tan insulsa, que ni siquiera los supuestos giros de timón son sorprendentes. Se nota el bajo presupuesto de la producción, y aunque el casting lo salva bastante bien, el resultado final es, cuanto menos, cutre y aburrido. Julia Garner intenta hacer una mezcla de acentos, que parece una simbiosis entre ruso y alemán, y eso hace poco creíble su personaje.



El que podría ser uno de los aciertos de la serie, se acaba convirtiendo en una lacra para el personaje principal. Un acento que no da la personalidad que se le intuye a la protagonista, provoca que parezca más un corto de Saturday Night Live. Si a eso le sumamos que los hechos son un caos, la serie termina aburriendo ya en el segundo capítulo.
Para ahorrar el visionado de uno de esos productos que pasan desapercibidos, que sólo buscan estirar el momento de fama de una actriz o actor, destripamos el final. A partir de aquí, si el espectador quiere ver la serie, que no siga leyendo. Que acaba en la cárcel, es el principio de la serie, pero el final no es mucho más sorprendente que eso. La estafadora es pillada por meter la pata. ¿Sorprendente? No.
En resumidas cuentas, una serie que es un producto que puede entretener a quien quiera ver en pantalla un artículo de una periodista anónima que busca esa historia que le de fama. Si al menos enseñara a como estafar a la gente que despilfarra dinero mientras todo a su al rededor se derrumba, sería interesante. El final es tan insulso como decepcionante. Podría sorprender. Pero ni eso. ¿Quién es Anna? Saberlo no te va a cambiar la vida.
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