‘La Aspirante’ es una joven cuyos más ansiados deseos por ser mejor que sus compañeras nos mostrará el sendero de la obsesión como ninguna otra película con trama deportiva nos ha podido mostrar. Con una deslumbrante Isabelle Fuhrman, la cinta se viste con un ritmo casi frenético en los que los entrenamientos; la tensión interior de la protagonista y la banda sonora se enfrentarán a los maravillosos paisajes, a la amabilidad de algunos personajes secundarios y a algún que otro romance.

La obsesión por superarse

En la duración de ‘La Aspirante’ podemos ver como Lauren Hadaway nos guía por un río de tensión con un mensaje que nos sirve como remo para avanzar por él. Un mensaje que se desmarca del resto de películas en los que la base central es un deporte y una simple superación. Momentos como sus entrenamientos en los que se olvida del resto de sus compañeras y llega a límites insanos es lo que le da a la película una capacidad narrativa que nos engancha y nos dirige por el cauce del río de la historia. No solo es la fotografía y el montaje lo que soporta el trabajo de engancharnos a través de la obsesiva necesidad de superación, sino la banda sonora que con sus cuerdas nos hace sobresaltar el corazón cada vez que resuena generando una ascendencia musical.

La banda sonora como un thriller oscuro

Me quiero para remarcar de esta crítica y entrar un poco más en el departamento sonoro que nos acompaña en los 94 minutos de la película. Es tan impresionante la composición musical que incluso en los momentos más íntimos y bellos, la tensión aún sigue entre las cuerdas para elevarnos a un continuo flujo de sentimientos encontrados con la protagonista. Incluso hay maravillosos momentos, en los que ella está en la barca navegando por el río; en los que esas cuerdas se mezclan en perfecta armonía con el paisaje mezclado entre el entorno urbano y el campo que rodea a este. Nos encontramos ante una banda sonora tan bella como enérgica.

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Lejos del cisne negro

Es cierto que pocas cintas han recreado la obsesión como el ‘cisne negro’ de Aronofsky, pero Hadaway quiere hablar de la otra obsesión. Una obsesión que no es una esquizofrenia como le ocurría a Nina (Natalie Portman en Cisne Negro’), sino una profunda necesidad de superar las dificultades. El interés de Hadaway es homenajear a Aronofsky en los que huye de la ciencia ficción y de la danza para adentrarnos en una realidad más dura y en una actividad humana tan competitiva como destructiva, siendo esto último el deporte. Mucha gente llama a ‘La Aspirante’ la nueva ‘Cisne Negro’, y yo veo que eso es en realidad un insulto. Es decir, cada una tiene una base muy distinta; Fuhrman necesita ser la mejor sin ser una enfermedad mental, mientras que Portman si sufre de una esquizofrenia.

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¿Me he obsesionado yo? 

Lo que se dice obsesionarme no, pero sí que la he disfrutado como un niño pequeño. Uno de los factores que más creo que le da credibilidad al personaje de Fuhrman es su carácter fuerte ante los enfrentamientos, ya que es una chica reservada que no se quiere llevar mal con nadie, y eso nos hace llegar más a su personalidad. Los entrenamientos son ejercicios cinematográficos que nos ilumina con la capacidad de Fuhrman de transmitir su cansancio y agotamiento a través del sudor. Considero que es una película para todo el público. No es difícil de entender y sobre todo se desmarca de lo que hemos visto en cuanto a cine deportivo. Es a mi parecer una película muy original que no se ha copiado en nada, un acierto para ver tanto si tienes ganas de profundizar en una película o si en realidad estás aburrid@ en tu casa.