Netflix sigue insistiendo en su filosofía de mostrar la diversidad sexual y racial que ha estado silenciada tanto tiempo. Esta vez nos lleva a un instituto a ser testigos del primer amor en la serie más cuqui, adorable y encantadora de toda la parrilla televisiva: Heartstopper.

Nos hemos acostumbrado a ver en las comedias de instituto al (único) personaje gay como parte del séquito de la chica popular (y mala malísima) de la función. También como personaje taciturno cuya único conflicto en la trama era simplemente ser gay (y, como mucho, saber de moda). Heartstopper nos presenta una trama en la que los personajes homosexuales son los protagonistas absolutos de la historia, donde todas las demás tramas giran en torno a su historia de amor y esto, aunque parezca mentira a estas alturas, es toda una osadía argumental.

Heartstopper 01

Que la serie funcione como lo hace es mérito sobre todo de sus dos jovencísimos protagonistas, Kit Connor y Joe Locker, que son tan absolutamente adorables que te dan ganas de comértelos. Cada mirada, cada gesto, cada sonrisa… hay una sutileza, una verdad y una entrega total a sus personajes que hace te involucres en su historia al 100%. No es nada fácil conseguir eso en actores experimentados, así que más mérito tiene aún lo que estos dos jovencísimos actores han logrado.

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Y es que son tan monos y tienen tanta química que te atrapan a la primera y puede que este sea, precisamente, el problema de la serie: Que todo lo demás no tiene el mismo interés. El resto de tramas, personajes y conflictos queden relegados a un plano demasiado irrelevante porque todo lo que no sea la historia de amor entre Nick y Charlie te da completamente igual. También, el proceso de enamoramiento está tan bien contado (y mira que es difícil eso) que la segunda parte de la serie, en la que el resto de personajes toman más cuerpo, baja bastante de intensidad.

Heartstopper 02

Pero qué más da… ellos dos son tan adorables, tan deliciosos y tan encantadores que todo lo demás sobra. Heartstopper no es tampoco el mundo de los Teletubbies. Ser gay no es fácil con 30 años, cuando ya tienes las herramientas para lidiar en un mundo hostil, imagina tener 15 en el contexto más hijoputa imaginable: un instituto (privado, para colmo). Los conflictos que una pareja de dos chicos tienen, y que no tendrían de ser chico y chica, están todos presentes… pero ellos son tan monos y adorables que pueden con eso y con más.

El otro problema que le veo a la serie es extrañamente su principal virtud: La visibilización de las minorías silenciadas. Dejadme que me explique.

Heartstopper la protagonizan dos homosexuales, un bisexual, una transexual, dos lesbianas, dos negras y un oriental. Sólo falta un reptiliano. No me malinterpretéis. Todos ellos tienen por fin voz tras siglos de silencio forzado, pero tuve la sensación de que por querer mostrar todo el espectro afectivo-sexual-racial, al final consigue el efecto contrario: que en vez de tomar como algo natural una historia con personas que existen y que sus circunstancias tienen tanto interés como las de cualquier otra persona… termine pareciéndote irreal que de pronto estén todos metidos en el mismo saco. De todos modos es una apreciación personal. No me canceléis por ello.

Heartstopper 03

Una de las sorpresas de esta producción es de pronto encontrar a una actriz de la talla de Olivia Colman, que precisamente está on-fire (de hecho, este año ha logrado su tercera nominación al Oscar, la quinta al Globo de oro y su cuarta nominación al sindicato de actores. En definitiva: Pocos intérpretes están más on-fire que ella). Su aparición en Heartstopper llama la atención precisamente por ser minúscula. No saldrá más de 10 minutos (si es que los hace) en un papel bastante irrelevante.

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Es muy curioso que hayan recurrido a semejante portento de actriz para un personaje que se podría haber caído del montaje final perfectamente. Y curioso también que ella haya aceptado hacerlo, cuando no tiene que dar a basto recepcionando guiones. Tiene pinta de haber sido una elección más personal que profesional.

Por último… ¿He dicho ya que sus protagonistas son adorables? ¿Que sí? Bah, da igual. Es que son tan monos que tenía que volver a decirlo.