Ma Belle, My Beauty es un anhelo a lo que pudo ser. Un anhelo a lo que fue. Un anhelo a lo que es. Un drama romántico pintado de Jazz que transcurre en el sur de Francia. Un verano caluroso en un viñedo en la casa de campo. Ma Belle, My Beauty es un anhelo al amor, al arte y a lo simple que puede resultar la vida cuando simplemente la vives.

Ma Belle, My Beauty es el primer largometraje, escrito y dirigido, de Marion Hill, una directora de New Orleans. No cuesta mucho identificar las raíces de la directora. La película está plagada de Jazz y otros estilos musicales que le dan vida. La banda sonora tiene su propio papel rodeando la vida de nuestros personajes.

Ma Belle Ma Beauty

La historia de este largometraje girará en torno a un triángulo poliamoroso. Un triángulo que fue, pero ya no. En una casa en el campo en el sur de Francia viven Bertie (Idella Johnson) y su marido Fred (Lucien Guignard) después de abandonar New Orleans. Los dos son artistas de Jazz. Él, un guitarrista de jazz, y ella una cantante. El problema reside en que Bertie está sufriendo un bloqueo artístico en medio de la planificación de una gira Europea que tienen planeado hacer. Justo en medio de todo esto aparece Lane (Hannah Pepper), la tercera rueda del pasado triangulo poliamoroso.

La llegada de Lane fue planificada por Fred sin que Bertie supiera nada. Esta estaba enfadada con Lane ya que dos años atrás desapareció sin decir nada. Lane era la última esperanza de Fred para ayudar a Bertie. Por culpa del bloqueo creativo que esta sufría la gira corría peligro. Lane era esa chispa que Bertie necesitaría, la musa que a veces aviva los sentidos.

Lane es el toque salvaje en la relación. Es como imaginarse una canción de jazz. Estás cogiendo el ritmo pero de repente ¡BAM! Un cambio drástico que descuadra todo. Nada más llegar Lane, los cambios se empiezan a notar en Bertie. Pero no todo está perdonado ni todo va bien, si fuera así no tendríamos drama.

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La tensión sexual se respira entre Bertie y Lane, aunque hay mucho pasado difícil de perdonar. Esto hace que en una fiesta a la que acuden, Lane eche sus ojos en otra persona Noa (Sivan Noam Shimon). De todos nuestros protagonistas, Noa es la que parece que vive su vida como más le place. Lane acabaría manteniendo relaciones sexuales con Noa esa misma noche en casa de Bertie y Fred. El problema acabaría siendo las finas paredes de la villa, ya que estos acabarían escuchando todo.

La ambientación en el sur de Francia te hace soñar con pasar un verano soleado entre viñedos infinitos. Comer a la luz del sol tranquilamente o disfrutar de noches imbuidas en jazz y vino. Una paz visual al ver la simpleza de la rutina de la gente. Ir al mercado con tu bici o beber vino en la terraza por la noche. Una estética que puede llegar a recordar aCall me by your name”. Todo esto crea un contraste con el drama que realmente te quiere hacer sentir Ma Belle, My Beauty.

A la hora de la verdad, su trama quizás no llegue a sorprender a nadie. Pero esto no siempre tiene que ser el caso. Algo complicado no significa inmediatamente algo mejor. Ma Belle, My Beauty es una obra que se cocina a fuego lento. Sus personajes son simples, pero humanos, cada uno con su propia melodía. Son notas en una partitura de Jazz, que van a la suya pero que a la vez tienen que ir juntos para crear esa armonía o ese caos tan necesario. Ver una relación amorosa desde un punto de vista de 3 personas te hace ver el amor desde otro punto de vista. Ma Belle, My Beauty es en definitiva un anhelo. Un anhelo a lo que fue, a lo que es, y a lo que podría pero al final no es, el amor.