Crítica de ‘La Dinastía del Pastel’ (2023) [Filmin]: Humor danés
Titulo original: Kagefabrikken | Año:2022 | Dirección: Christian Lollike | Guión: Sigrid Johannesen, Christian Lollike | Música: Jonas Struck | Fotografía: Manuel Alberto Claro | Reparto: Nicolas Bro, Tina Gylling Mortensen, Bahar Pars, Emma Sehested Høeg, Mo Chara, Lotte Andersen, Ena Spottag, Ayhan Erhan Ustun | Género: Comedia, Drama| Duración: 107 min.
Llega a FilminLa Dinastía del Pastel, película debut de Christian Lollike, conocido en su país por sus obras de teatro y que aprovecha uno de sus éxitos para llevarla al cine. Una tragicomedia de la Dinamarca actual con mucha mala leche y que no dejará indiferente.
En La Dinastía del Pastel, NielsAgger es un empresario en plena depresión. Su fábrica familiar de dulces se encuentra en crisis, su vida no tiene ningún sentido. La hija junto al marido quiere fabricar galletas más sanas para mejorar la empresa. El encuentro de Niels Agger con la mujer de la limpieza, una inmigrante iraquí interpretada por Bahar Pars, dará un giro a su existencia tanto personal como profesional. NielsAgger en su camino por salvar la empresa se encontrará con la gordofobia y la xenofobia.
La Dinastía del Pastel es una sátira sobre la Dinamarca actual y que se podría extender a Europa en general. La propia empresa es un microcosmo de la sociedad. Dividida en dos partes en la que en una se centra más sobre la vida sana que se está expandiendo en la sociedad occidental y otra es el choque cultural de la inmigración islamista con la cultura danesa. El camino de Christian Lollike es la de llevar al límite al espectador y provocar los perjuicios que tenemos tanto hacia los gordos como a los musulmanes. Genial las escenas donde un musulmán tira de tópicos para decirle al prota que en realidad es todo mentira. En esa misma secuencia el director enseña sus cartas y a pesar de ello, el espectador se puede encontrar incómodo con ciertas situaciones.
¿Cómo puede estar rica una galleta que no tiene azúcar y mantequilla? Imposible. Esas galletas son sosas e insípidas. Como bien sabe el protagonista, si se hace una galleta con amor solo engordará un poquito y cuánta razón tiene NielsAgger. Un hombre obeso que no tiene NicolasBro reparos en enseñar su gran cuerpo hermoso. Impresionante verle nada más empezar la película, sentado en el trampolín de la piscina, todo depresivo, con su pastelito. La película enseguida te pone en situación y lo que en un principio lo que parecía una virtud, luego resulta que le cuesta más avanzar.
El tema más peliagudo es cuando Christian Lollike entra de lleno en la convivencia con otras culturas. El director crea un debate que puede dar mucho juego y que la película se mueve en una línea peligrosa ¿Pueden dos culturas convivir entre ellas? Para contarlo no tiene reparos en ser políticamente incorrecto, aunque al espectador quizás le incomode. Lollikebusca las contradicciones del público, crear un debate y seguramente habrá gente que salga de la película con diferentes criterios. Ninguno quedará satisfecho.
Parece que la influencia de RubenÖstlund empieza a dar sus frutos. A Christian Lollike se le nota que le gusta el director sueco. La forma de contar el presente mediante la sátira está en los dos, tampoco tienen problemas en ser escatológicos y la forma de manipular al espectador es otro detalle en la que coinciden. El conservadurismo latente en la Europa escandinava está creando cineastas que necesitan sacar las vergüenzas de sus compatriotas y suyas propias. La burguesía liberal desnuda mirándose a un espejo.
Es curioso que la película venga de una obra de teatro y dirigida por el mismo dramaturgo y en el film no llega a notarse esa teatralidad que muchas veces se peca. Christian Lollike sabe darle dinamismo a cada escena y darles la fuerza a las interpretaciones. No se encierra en un decorado. A destacar la mujer del protagonista, Tina Gylling Mortensen. Un personaje secundario que mientras avanza los minutos cada vez coge más protagonismo, llegando al cenit en la escena de la nata, imposible olvidarse de ella y que NielsAgger no puede resistirse.
Si uno disfruta del humor escandinavo conectará mejor con La Dinastía de Pastel, en cambio, si al ver El Triángulo de la Tristeza uno ha salido pensando que no le ha hecho ninguna gracia, seguramente La Dinastía del Pastel no será su película para reírse. Dejado de lado el humor, la película pone sobre la mesa temas actuales y espinosos que ya merece la pena su visionado. Seguro que no deja indiferente.
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