La Acusación es una miniserie alemana basada en hechos reales que llega a la plataforma de Filmin el 10 de mayo. A primera vista, esta producción cuenta con todos los elementos para convertirse en un éxito: una pareja protagónica que funciona muy bien, una mezcla interesante de realidad y ficción con temas controversiales de gran relevancia en la actualidad y una ambientación sobria que pone toda las cartas sobre la mesa. Sin embargo, hay una serie de problemas en la narrativa que le restan puntos al resultado final. Vamos por partes.
Una pareja dinámica
Para comenzar la crítica, hay que aclarar que la miniserie tiene algunos puntos altos. Uno de ellos son las actuaciones de Steve Kruth y Narges Rashidi. Kruth se mete de lleno en la piel del abogado y transmite a la perfección el vacío emocional que siente el personaje por la muerte de su esposa, además de imprimirle una personalidad fría que le sienta muy bien.
Por otra parte, Rashidi es fascinante como Azra. La actriz iraní, conocida por su participación en la aclamada película de terror Under The Shadow(2016), tiene una presencia magnética y captura el aura de misterio que envuelve a su personaje. Se roba la atención del espectador en cada una de sus apariciones.
Los actores componen un dúo dinámico y tienen una química muy especial. Juntos son el hilo conductor de la historia.
Espejo de la realidad
Ambientar la trama en la actualidad es otro elemento destacable, ya que permite realizar una crítica a las redes sociales. En concreto, como estas influyen en los casos de opinión pública para generar matrices de opinión que aumentan la ira colectiva y contribuyen a distorsionar los hechos reales. También se plantean interrogantes pertinentes acerca de la percepción moderna de la justicia y la ética.
El apartado técnico formal de La Acusación
La Acusación posee un apartado técnico correcto, en donde sólamente destacan la fotografía de Matthias Pötsch y la música de Matija Strnisa.
El trabajo de Pötsch es crucial para lograr el ambiente sombrío que ostenta la producción. Los planos cenitales de Ottern hacen que el pueblo se vea intimidante y da la sensación de que bajo su fachada tradicional, se oculta un un nido de cuervos. La paleta de colores oscuros también contribuye para crear un cuadro inquietante y transmitir la desolación de los personajes. Por otro lado, tenemos una Berlín muy gris, donde se juega con la textura de la imagen para retratarla como una ciudad sin alma, acorde con el mundo interno de Schlesinger.
La música de Strnisa es un elemento minimalista y acompaña las imágenes de manera fluida.
Ahora es el momento de analizar los fallos de la producción.
Narrativa deficiente
El fallo más evidente de La Acusación es su narrativa. Aunque la trama tiene un punto de partida más que digno, su ejecución deja mucho que desear. El guion, escrito por el abogado y escritor alemán Ferdinand von Schirach tarda demasiado para llegar al meollo de la historia; durante los dos primeros episodios observamos la vida de Schlesinger en Berlín y, a partir del tercer episodio conocemos el conflicto central. Aunque es necesario saber el trasfondo del abogado, este aspecto se pudo acortar y hacer más conciso, ya que se incluyen un gran número de escenas que no aportan nada a la trama. Además, hay varias sub-tramas que no se desarrollan del todo y se sienten forzadas. Sumado a eso, se aprecia una falta de enfoque que termina por lastrar algunos momentos clave.
El director Daniel Prochaska no logra imprimirle personalidad a lo que cuenta y no se percibe ningún tipo de sello autoral en las imágenes. Ni siquiera le saca partido a las escenas del juicio que ofrecían un gran potencial. El resultado es una serie de secuencias que se vuelven monótonas y repetitivas debido a una puesta en escena farragosa.
El ritmo lánguido de la producción tampoco ayuda en el acabado final y nos encontramos con episodios que no superan la media hora de duración, pero aún así se hacen eternos. Esto puede volverse una experiencia tediosa, con facilidad.
En Conclusión…
La Acusación cuenta una historia relevante para la sociedad en la que vivimos y hace una crítica mordaz a las redes sociales, pero su falta de enfoque y un desarrollo irregular en la narrativa provocan que esta producción alemana no alcance todo su potencial y se vuelva una experiencia frustrante.