Estrena en FILMIN la película Pullman, del director mallorquín Tony Bestard, un viaje por la inocencia de la infancia. Un artista de los cortometrajes nos trae las historias cruzadas de Daren y Nadia, hijos de los suburbios, en una pequeña aventura por la dura realidad, donde dan sus primeros pasos hacia la edad adulta.
Pullman se estrena en Filmin el 24 de Abril, en plena cuarentena, una película amena, de corta duración y que explora la inocencia de la infancia desde los ojos de los suburbios de Mallorca. Sin fantasía o cuentos de hadas, la vida de Daren y Nadia da un paso más allá en un corto viaje durante un día de aventurarse a lo desconocido. Tony Bestard, el director del film, es perro viejo en el mundo del cortometraje, y eso se hace notar en la que es la tercera película del cineasta, tras I am Your Father y El Perfecto Desconocido.



Keba Diedhou encarna a Daren, un chico de piel negra que vive con sus padres en el extra radio de la ciudad balear. Su vecina, Nadia (a quien da vida la joven actriz Alba Bonnin) es una pequeña soñadora, ingenua y valiente. Juntos, se embarcan en un viaje durante la vacaciones, mientras sus padres luchan por traerles a casa algo que llevar a la boca. Esa realidad que golpea a más familias de las que imaginamos, es el hilo conductor en una historia que termina siendo una bella estampa de la felicidad de los menos adinerados. Sin perder la inocencia, la inocencia infantil de los pequeños deja paso a pequeñas dosis de dura realidad.
Tratando con dulzura la relación de amistad de los pequeños, el relato deja pinceladas de realidad a través de personajes olvidados y ninguneados por una sociedad cada vez más vacía de sentimientos y pensamientos propios. En los ojos inocentes de Nadia, podrían causarle daños a su infancia, pero Daren, en un acopio de madurez, se encarga de guiar a su compañera de viaje de manera que el aprendizaje deje las menos secuelas posibles. Y la película consigue mostrar ese espíritu con maestría. En esa maestría tanto visual como narrativa, reside la riqueza de este film.
Durante todo un día, los dos niños recorren Mallorca en busca de un faro histórico de la isla. Esa búsqueda les lleva a descubrir algunas realidades muy duras, pero que terminan procesando desde la mirada infantil de la positividad. Con el corazón positivo, un yonki, unos «seguratas» de centro comercial y un pederasta, no consiguen romper esa inocencia ni esa pureza que muchas veces la realidad quiere hundir en la pesada carga de la madurez. Con la simpleza de la historia, el relato no se recrea ni busca rellenar minutos sin sentido, lo que hace que la película termine siendo un buen bocado sin florituras.
Un relato, una fábula y un corto con mayor exploración de los personajes son las señas de identidad de una película sin pretensiones pero que no deja nada en el tintero. Actuaciones convincentes y momentos remarcables, hacen de esta propuesta un buen soplo de positividad que llevarse al paladar en estos tiempos tan turbios y llenos de incertidumbre.