AÑO: 2017 | TÍTULO ORIGINAL: Kongens Nei | DIRECCIÓN: Erik Poppe | PRODUCCIÓN: Film Väst, Newgrange Pictures, Paradox | GUIÓN: Harald Rosenløw-Eeg, Jan Trygve Røyneland | FOTOGRAFÍA: John Christian Rosenlund | MÚSICA: Johan Söderqvist | REPARTO: Jesper Christensen, Anders Baasmo Christiansen, Tuva Novotny, Juliane Köhler, Katharina Schüttler, Erik Hivju, Andreas Lust, Karl Markovics, Jan Frostad | GÉNERO: Bélico. II Guerra Mundial. Histórico | DURACIÓN: 133 minutos.
Cuando un noruego te habla de su país, el primer momento de su historia que te cuenta es cómo el rey Haakon VII se negó a la rendición de Noruega ante Alemania en los albores de la II guerra mundial. Y lo hace con el mismo orgullo con el que Eric Poppe nos traslada tras la cámara.
Ahora bien, La decisión del rey es una película noruega hecha para noruegos. ¿Por qué digo esto? Imaginemos una película que comience directamente con Tejero entrando en el parlamento. El público español no necesitaría de antecedentes. Ya sabemos lo que fue la guerra civil, los cuarenta años de dictadura, los inicios de la transición, la formación del gobierno del CDS… Una película puede comenzar con Tejero disparando al techo del hemiciclo sin que el público español se haya perdido nada. Sabríamos por qué Suárez y Carrillo no es escondieron bajo las bancas y a santo de qué un anciano llamado Gutiérrez Mellado se encaró temerariamente al golpista… pero un noruego no entendería nada de nada. La decisión del rey no es este ejemplo tan exagerado, pero sí que te queda la sensación al comienzo de que te has perdido algo. La película empieza con toda la historia de Noruega aprendida (lógicamente), pero quien no sepa de qué está hablando puede verse un poco perdido.
Noruega como nación soberana sólo tiene poco más de un siglo. Y el rey Haakon VII es una leyenda nacional sin fisuras por el episodio que trata esta película. Nosotros, como españoles, estamos acostumbrados a que todos los momentos cumbres de nuestra historia estén continuamente cuestionados. Las dos Españas de las que hablaba Machado pugnan entre glorificar esos momentos y hundirlos. Ocurre con la conquista de América, con la toma de Granada, con la proclamación de la segunda república… y realmente con casi cualquier episodio nacional. Pero Noruega no es España. A la hora de afrontar La decisión de un rey hay que tomar en cuenta que estamos ante un momento histórico que toda Noruega celebra. Toda sin excepción. Y ante un héroe nacional al que todo su país glorifica. La decisión de un rey es la crónica del mayor orgullo nacional.
Como producción, la película es espectacular. Escenografía, vestuario y fotografía recrean este momento clave de la historia noruega con un nivel de cuidado y detallismo digno de arrasar en la noche de los Oscar. Pope trata de huir del lenguaje clásico en todo momento: cámara en mano, evita el plano/contraplano que contrasta con el enorme clasicismo del diseño de producción. Incluso en determinados momentos apuesta por la paleta de color naranja y azul a lo Michael Bay, que rompe por completo cualquier evocación posible con el cine de la época en la que trascurre la acción. También es de agradecer que no haya caído en el maniqueísmo de tratar al embajador alemán de una manera simplista, como una especie de demonio nazi sin sentimientos. Eric Poppe retrata a Curt Bräuer como alguien asustado, entre la espada y la pared y completamente superado por los acontecimientos. Esta humanidad está a la altura de cómo construye a Haakon VII un soberbio Jesper Christensen (veterano actor al que hemos conocido como Mr. White de Casino Royale y Spectre).
En definitiva, una producción de lujo muy recomendable para descubrir este poco conocido episodio de la segunda guerra mundial y de la historia noruega.