El nuevo trabajo de Chema García Ibarra promete dividir y enamorar a partes iguales. Espíritu Sagrado, es, sin ningún tipo de duda, una de las grandes propuestas nacionales de este año.
En una época en la que las conspiraciones están a la orden del día, la paranoia generalizada acerca de organizaciones ocultas nos rodean y la incertidumbre es la única tónica general extendida en la sociedad, aparece Espíritu Sagrado, una de las películas más especiales de este año.
La firma Chema García Ibarra, famoso cineasta de cortometrajes como El ataque de los robots de Nebulosa-5 o Protoparticulas; por no hablar de esa ambigua pieza conocida como Uranes, perteneciente a la corriente estética nacional #Littlesecretfilm. Una figura del cine Underground patrio, al que le acompaña, filmando una maravillosa fotografía, otro conocido de la cinematografía nacional, Ion de Sosa.
Rodada íntegramente en negativo, nos sumerge de lleno en una España luminosa a nivel cromático, con una deliciosa textura, amplificada por un vestuario, atrezzo, y diseño de arte, que apuesta por el costumbrismo español. Vamos, que estiliza lo cotidiano, dándole un aroma de irrealidad, pero que a la vez, nos sintamos cerca de lo que estamos viendo. Algo que tiene su parte paralela en la dirección de actores y la propia elección de estos.
Hablamos de actores no profesionales, con diálogos en muchos casos toscos, interpretados sin el carisma grandilocuente al que nos quieren acostumbrar las grandes producciones, que se asemejan – por no decir que replican – a las personas de la calle, de todo tipo de edades. Reconocemos la España real, la del barrio, la de la cultura de bar, bocatas, y conversaciones eternas absurdas.
Pero habría que matizar que la dirección de actores de Espíritu Sagrado no se limita a poner a actores no profesionales y a ver qué hacen. Chema García Ibarra les sostiene constantemente en notas ambiguas y frías, casi deshumanizadas, jugando constantemente con el misterio y la comedia. Esta última, en muchos casos, generada a través de lo extraño, e incluso, lo incómodo.
La cinta avanza por este retrato social y empieza a ampliar sus ramificaciones por temáticas, desde la de un grupo de aficionados a los Ovnis, que están convencidos de todo los que les dice su adorado líder, hasta la misteriosa desaparición de una pequeña niña, y todo lo que rodea a este suceso.
Muy inteligentemente el director, nos sitúa en el punto de vista de su personaje principal, haciéndonos partícipe de su salto al vacío, pero dejando pistas por el camino, para que podamos comprender, hasta que punto, lo que estamos viendo es algo real o no. Y, sin darnos mucha cuenta, nos hace situarnos moralmente en una posición, y ver si somos parte del mismo problema, y aquello de los que nos reíamos, ahora nos aterra.
Critica de ‘Quién Lo Impide‘ (2021), de Jonás Trueba
Podría decir sin miedo a equivocarme, que Espíritu Sagrado es una de las películas del año. Una estética poderosa y, a la vez, reconocible de una localidad tan icónica como es la del levante español, con un durísimo discurso social articulado a través del misterio y la fantasía, con un aroma cómico y oscuro, a la par que incómodo y fascinante, con una capacidad maravillosa de atar cabos al final, utilizando cada uno de los elementos que se han presentado hasta el momento. Vayan al cine a verlo, y ya saben, cuidado con los ojos.