La plataforma Filmin estrena próximo viernes 13 de mayo Culpa, de Ibon Cormenzana y Manuela Vellés, tras su reciente paso por el BCN Film Fest 2022. Retrato del calvario, solitario y por momentos espeluznante, de una mujer tras una violación en su propio domicilio.
Culpa, cuya autoría a tenor de los créditos se reparte la pareja Ibon Cormenzana y Manuela Vellés, parte de una escena inicial sobrecogedora y a la postre lo mejor de la película en términos puramente formales: una violación sobre una joven a su regreso de una noche de diversión con amigos, en su propio domicilio, cuyo punto de vista se contempla desde la grabación de su propio teléfono. Nuestra protagonista, Anna, inicia desde ese momento un viaje físico y personal hacia el total aislamiento en una cabaña donde las secuelas de su agresión sexual culminarán en un final de los que cuesta digerir.
No se trata de un film convencional (¿acaso eso existe?) por cuanto la premisa, siquiera esa impactante escena inicial, sugieren al espectador. O cuanto menos en términos, podríamos articular, comerciales. Desde el momento en que Anna se desplaza a un pueblo indeterminado de la geografía catalana y especialmente desde que se instala en una solitaria cabaña en el bosque, Culpa entra en otro terreno. Un terreno donde, advertimos, no es fácil acomodarse, emergen dudas pero, por encima de todo, Culpa -para bien o para mal- apuesta por el riesgo y casi el formato experimental.
La decisión de Anna de dejarlo todo, absolutamente todo (trabajo, pareja, amigos, su ciudad) para irse a vivir una suerte de existencia ermitaña (su único apoyo, casi que exclusivamente de soporte vital, es el tipo que le ha alquilado la cabaña) es el primer inconveniente para el espectador que aún no sabe por donde van a ir los tiros. Las decisiones de Anna, aunque dudosas (entraremos en ello más tarde), chocan con la idea expuesta en el título, esa culpa que somete a Anna a un pozo de -casi- destrucción mental y física agudizada en cuanto descubre las secuelas de la agresión.
Escrita entre su director, Ibon Cormenzana, y su protagonista, Manuela Vellés, Culpa basa su apuesta narrativa en un metraje casi exclusivamente centrado en Anna. En este particular el riesgo es admirable pues se rehuye de lo implícito para dar lugar a numerosas escenas en las que la presencia de Vellés es nuestro único termómetro dramática. El contraste lo ofrecen las más crudas escenas de Culpa, a partir de determinado momento en el último tercio, cuando lo físico se apodera del metraje y por momentos nos cuesta mantener a mirada sobre la pantalla.
Ese pero que apuntábamos antes en un paréntesis obedece, tal vez, a entrometernos en el designo formal de Culpa pero cuesta tragar con ciertos problemas de razonamiento realista (tal vez ese sea el problema): como el hecho de que la violación queda registrada en vídeo, la resistencia a la asistencia médica o la inusitada facilidad para quedarse, sine die, una cabaña privada con el alquiler más random posible. Pero todo eso sería entrometernos, como decíamos, en lo que hace de Culpa un ejercicio formal posiblemente polémico y por ello, cuanto menos, interesante.
Culpa llega a Filmin el próximo viernes 13 de mayo.