Better Call Saul llega a Movistar con su última temporada -la primera mitad-; todo se encamina a un final ya conocido y, sin embargo, ignoto. 19 de Abril. Empezamos.
Hablo de final conocido porque todos sabemos donde desembocan los finales de Jimmy, Mike o Gus; pero, ¿qué hay de Kim o Nacho? Por un lado sabemos lo que contienen algunos de los regalos sin abrir bajo el árbol de Navidad, pero; por otro, esperamos ansiosos por algunos que no imaginamos qué son. La ilusión por una lado y el anhelo por otro. Gracias por Better Call Saul, Peter; y gracias, Vince. Sé que me leéis.
Probablemente la mayor virtud que ha tenido Better Call Saul a lo largo de los años es el equilibrio entre entidad propia y coherencia con la serie que le precede; algo francamente complicado de conseguir, un gran logro, sin duda. Una virtud más presente que nunca en esta sexta temporada; pues sigue siendo ella misma y empasta casi más que nunca con Breaking Bad. Todo empieza a cerrarse, el acto final de la serie; y los últimos toques para unir ambos arcos.
Retomamos todo en el momento inmediatamente posterior al climático final de la temporada cinco; Nacho y Lalo abriendo la caja de Pandora, algo similar a cuando Hank por fin descubría la identidad de Heisenberg; y con un Jimmy ya convertido, de algún modo, en Saul Goodman. La serie entiende muy bien sus dos regalos desconocidos; sus dos ases bajo la manga; Kim y Nacho. Estructuralmente asume su condición de precuela por un lado –anunciando además la aparición de Jesse y Walter– y la equilibra, de nuevo, con el hecho de ser la temporada final, no solo de la serie; sino también del universo Breaking Bad.
La mecha ha sido prendida; los fuegos artificiales están por llegar… en Movistar; a las 22:00 del 19 de Abril.