Ya está disponible en Netflix la temporada final de la serie After Life. Aprovechamos para hacer una pequeña reseña de su conjunto para animaros a verla.
Cuando te adentras en una serie del genial humorista inglés Ricky Gervais (The Office, Extras, Derek o La vida es muy corta) ya sabes que no vas a ver algo común. Él, prácticamente solito, inventó el mockumentary de humor que explotó con The Office y llega a nuestros días con, por ejemplo, Lo que hacemos en las sombras. De la escuela de Larry David, manejando la vergüenza ajena o la mezquindad como armas de humor, lleva años rompiendo tabús y defecando en la corrección política y el buen rollismo.
En esta obra que nos ocupa, vuelve a tratar los grandes temas: la muerte, la soledad, el sentido de la vida… aunque por el camino pierde parte de su mala leche (aunque sigue presente).
La obra se plantea en tres actos en donde seguimos a un desgraciado por las fases del duelo en una suerte de comedia sobre la depresión y el suicidio (tabú entre tabús).
El protagonista, Tony, interpretado por el propio Gervais pierde a su esposa por un largo cáncer y cuando está listo para suicidarse decide no hacerlo para no dejar solo a su perro. A partir de este punto, siente que no merece la pena nada y se dedica a decir todo lo que piensa arrasando con cualquier educación o saber estar, se emborracha a diario y todos los días va al cementerio a regodearse en su pena.
Los secundarios que lo rodean son seres grises y muchas veces patéticos que también están perdidos en sus vidas, pero que aún guardan algo de esperanza, por lo que la actitud del protagonista les parece inaceptable.
Tony trabaja en un periódico de pueblo donde redacta la sección de historias humanas, de estas historias vendrá la parte de comedia de la serie y aprenderá cosas para seguir adelante. Tenemos de todo: Videntes novelistas, bebés nazis, gente con síndrome de Diógenes etc.
Las temporadas van avanzando hacía un tono más luminoso, siendo la primera terriblemente oscura y la piedra de toque para ver si nos gustará After Life, que puede ser un complemento perfecto a otras dramedias actuales como Vida Perfecta.
La serie no es para todo el mundo, ni para verla de bajona, es un tipo borracho pidiendo a la gente motivos para no suicidarse y a duras penas pueden darle alguno. Yo te recomiendo que pruebes, si entras va a ser de tus series favoritas, pero puedes detestarla muy fuerte.
Si vienes de otras series de este señor tampoco te esperes lo de siempre, tiene más el tono de sus películas Increíble pero falso y ¡Me ha caído el muerto!.
Recapitulando: una rara avis en el catálogo de Netflix, con historia terminada, cerrada y bastante cortita.