Voy a pasármelo bien puede parecer una película pequeña pero es mucho más ambiciosa comercialmente de lo que parece. De hecho, está menos alejado de la fórmula Stranger Things de lo que aparenta a primera vista: Acaparar a dos públicos potenciales que nunca irían a ver la misma película juntos: La generación EGB y la generación Tik Tok. Voy a pasármelo bien es una película pensada para que los padres que fueron niños en los 80 lleven a sus hijos a verla.
Ahora bien, lo que ya no tengo tan claro es hasta qué punto funciona el efecto nostalgia en Voy a pasármelo bien, siendo una película que gira en torno a las canciones de Hombres G. Celebro el nivel de autoestima del grupo, que está convencido de que sus temas son clásicos que pasan de generación en generación. No veía semejante moral desde que Karmele Marchante se postuló para Eurovisión, pero no sé qué decirte. Mecano, Héroes del Silencio o Joaquín Sabina están en ese nivel, pero como quienes pagan la película a su mayor gloria son precisamente los mismos Hombres G, pues eso es lo que hay. Hasta ahí, de acuerdo. Ahora, lo que de verdad que no tengo tan claro yo son las dos premisas comerciales de la película.
La primera, que el fandom de Hombres G en su día no esté ya a otra cosa y sus canciones les hagan gracia pero no tanta como para dejarse el dinero en ellas. La segunda, que los hijos de los arriba citados no ubiquen las canciones del grupo madrileño en el pleistoceno y les produzca LA PEREZA. A todo esto, el horripilante cartel promocional en plan película de Parchís tampoco va a ayudar al rendimiento en taquilla de la película. Una verdadera lástima… Y lo digo porque con esas credenciales yo mismo pensaba que iba a ver Padre no hay más que uno con canciones de un grupo de la movida que me la trae al pairo, que jamás se me habría ocurrido ir al cine a verla… y lo que me encontré es la que debería ser la comedia del verano.
Voy a pasármelo bien es una película muy divertida, muy bien contada y que atrapa al espectador desde el primer fotograma. David Serrano consigue que te involucres por igual en las dos historias que cuenta: la de los protagonistas en los 80 y su historia hoy en día (Una estructura similar a It, Cuenta conmigo o Amigas para siempre). Funciona incluso a nivel musical. Aunque las canciones te den absolutamente igual, el caso es que van fluyendo por la película sin ningún problema. Doy fe de ello. ¿Que sin las canciones la película funcionaría mejor? Efectivamente, porque no es el punto fuerte de la narración sino que la trama personal de los personajes es lo que de verdad funciona en la cinta.
Los actores muy bien. Los dos niños protagonistas no son especialmente talentosos ni tienen un carisma que destaque, pero son los dos guapísimos. No sé si llegarán a tener una carrera cinematográfica, pero si la pubertad no los atropella seguro que lo van a arrasar en Instagram (o en lo próximo que salga). Mención especial para Rodrigo Gibaja, que a su corta edad soluciona con sorprendente desparpajo el personaje más gracioso de todos. Además de la dirección y el reparto, es de justicia resaltar el trabajo de la compositora Zeltia Montes, que realiza una partitura muy sutil, muy elegante y que contrasta con los temas musicales sin rechinar. Minipunto para Montes.
Y es que estamos ante una película muy entretenida, que cuando tiene que tocarte los sentimientos lo hace de manera discreta pero efectiva. Los números musicales funcionan aunque las canciones no sean lo que te lleven a ver la película, el guion es muy divertido y está muy bien rodada… pero que irremediablemente se va a estrellar en taquilla, que es lo que más me revienta (aunque no más que al productor, lógicamente). El «tema musical de los Hombres G» va a echar atrás a mucho público potencial cuando, realmente, Serrano lidia con ello y lo convierte en caramelo.
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Recuerdo haber visto hace poco un musical en Filmin llamado El fantasma de la sauna porque salía un compañero al que tengo mucho aprecio, pero cada vez que se ponían a cantar le daba al mando para adelante (me vi la película así en veinte minutos). Pues te prometo que eso no te iba a pasar con Voy a pasármelo bien, por más manía que le tengas a esa decadente panda de pijos ese veterano grupo madrileño. Minipunto para Serrano.
Y si aun así sigues sin fiarte de mí, echa un vistazo a las críticas de gente que sabe más de cine que yo. No vas a encontrar a nadie que te ponga mal esta película. Quizá el tercer acto se haga un poco largo pero tiene solución. A ver, señor Serrano, que sé que me está leyendo y lo mismo se acuerda de mí: Soy ese chico tan guapo con acento andaluz que se le acercó al final de la proyección en plan acosador pero que en verdad era para felicitarle por la película. El que le dijo que lo que no era nada fácil lo que había hecho porque parecía que las comedias se dirigen solas pero no. ¿Me recuerda ya, verdad? Pues ya sé que no va a poder, pero yo ahí lo dejo. ¿Y si hace un montaje del director sin nada de Hombres G y le encarga el cartel a otra persona? Yo sé que me va a decir que es imposible, pero ahí se lo dejo, a lo Origen de Nolan.
Y me reitero en lo dicho: Enhorabuena por la película.