En la sección Controversia del Atlántida Film Fest 2022 presenta Sonja Tarokic su ópera prima The Staffroom. Protagonizado por Sonja Tarokic y guion escrito por la propia directora croata. Un drama psicológico no apto para taquicárdicos.
Anamarija es la nueva orientadora en una escuela croata. Después de estar en varios colegios con contratos temporales, por fin consigue la estabilidad. No lo va a tener fácil, los diferentes conflictos que se encontraran le llevaran hasta el límite. Alumnos problemáticos, profesores desfasados, padres enfadados y una directora manipuladora será el día a día de la protagonista de The Staffroom. La sala de profesores será el epicentro donde varios de los conflictos estallan. El lugar de encuentro entre los docentes que debería de ser un sitio de relax es convertido en un polvorín, en cualquier momento puede estallar toda la tensión. Las envidias, las críticas, los cuchicheos, las luchas de poderes son un sin parar. Es un colegio que asusta que pueda impartir clases a chavales.
Sonja Tarokic, la directora, tiene claro desde el primer momento que quiere transmitir el estrés de estos profesores al espectador. Con un montaje ágil, planos con zoom y una cámara inquieta consigue su objetivo. Desde el minuto uno la sensación de nerviosismo te agarra y no te suelta hasta terminar la película. Es un sin parar de ruidos alrededor. El bullicio de los alumnos, los gritos de los profesores, el movimiento constante de los personajes, Tarokic crea una atmosfera claustrofóbica agobiante. Se agradece los pocos momentos de silencio y respirar tranquilo. Es uno de los grandes logros de The Staffroom. Salvando las distancias y sin tener nada que ver las películas, pero me recuerda a las sensaciones que provoca Gaspar Noe con Climax. Las dos dejan al espectador agobiado y nervioso.
En The Staffroom quien lleva todo el peso de la película es Marina Redzepovic, la actriz que interpreta a Anamarija. Tranquilamente, podía caer en histrionismos y en la sobreactuación, pero tiene claro que no, su personaje debe de mantener la compostura y se mantiene en un tono moderado. El sufrimiento lo lleva por dentro, aunque veamos en su rostro la impotencia de las situaciones. Es una orientadora cuyo trabajo es complicado, su idea es la de ayudar a los alumnos, pero para ello va a tener que enfrentarse a sus compañeros. A los profesores no les gusta que entren en su terreno y ella no lo puede evitar si quiere ayudar. El camino no va a ser fácil, los muros con los que se encuentra son constantes. El colegio es una mini sociedad cerrada donde no se permite que se descomponga, los trapos sucios se lavan dentro.
Es curioso como se refleja el mundo del claustro en The Staffroom. Los profesores se comportan realmente como niños. El colegio es un manicomio que la única manera de no volverse loco es siguiendo como si no pasase nada. Me pregunto si algún profesor que vea la película se sentirá representado o reconocerá situaciones. Me cuesta creer que la realidad sea esa. Es imposible de algo tan caótico salgan buenos alumnos. Está más cerca de estar viviendo una pesadilla que de un día en el colegio. Es evidente que las tensiones tienen que suceder y como en cualquier trabajo, existen.
El guion escrito por la propia directora, basado en entrevistas con gente del entorno de la educación, Sonja Tarokic crea el microcosmos del film, con una gran cantidad de personajes a pesar del protagonismo de Anamarija. La propia película termina cayendo en su propio caos. Culpa de la reiteración, al final va estirando las historias sin tener necesidad. Vueltas a lo mismo cuando la película ya te ha contado lo que quería y no ayuda a redondear un film interesante en sus formas y en su fondo. Son un poco más de dos horas que dejan exhausto al espectador.
Después de ver The Staffroom uno tiene ganas de tomarse una cerveza tranquilamente y sin que nadie le moleste disfrutar del silencio, la calma y el descanso. Alejarse de ese colegio lleno de ruido, pero al poco tiempo uno empieza a recordar que también tuvo en su día un profesor de historia parecido o a una directora histérica a punto de un ataque de pánico. Siendo sincero, al instituto que fui no estaba tan alejado como el que relata la película. Quizás Sonja Tarokic no está tan alejada de la realidad como podía pensar al principio. ¿Cómo estarán aquellos profes que nos estuvieron aguantando? ¿En un manicomio?