Metal Lords es una película que se enmarca dentro del subgénero que se conoce como Coming of Age, lo que viene a ser una película que basada en la adolescencia. La adolescencia, esa extraña y difícil etapa sin sentido por la que todos hemos pasado, y seguramente olvidado. Es estreno de Netflix para este fin de semana.
Metal Lords nos zambulle en un instituto estadounidense y nos focaliza en dos amigos, Kevin (Jaeden Martell) y Hunter (Adrian Greensmith). Son lo que podríamos llamar frikis, inadaptados o directamente, unos pardillos de insti. Hunter tiene una desmesurada obsesión con el Heavy y el Metal desde que su madre abandonó a él y a su padre. Kevin simplemente sigue cualquier cosa que Hunter haga, diga o piense, viéndose arrastrado por la corriente mientras se va encontrando como individuo.
Kevin y Hunter tienen un grupo de lo que ellos llaman, o mejor dicho Hunter llama «Skullfucker«, en castellano «Follacráneos«. Kevin no tiene ni idea de Heavy ni de tocar la batería, pero cree que puede llegar a ser un buen músico si practica mucho. Para sorpresa de todos, Kevin parece tener un don natural para la música y de forma autodidacta y en poco tiempo mejora de forma exponencial.
Al grupo le falta un bajo, alguien que acompañe con una melodía las canciones. Entonces se cruza en sus vidas la maravillosamente única y especial Emily (Isis Hainsworth), una estudiante recién llegada de Inglaterra y que toca el violonchelo. Kevin en seguida ve en ella el bajo que necesita el grupo, aunque Hunter es reacio a esto, ya que no ve en ella atisbo de lo que él piensa que es el heavy, nada más alejado de la realidad.
Metal Lords: Personajes
Emily tiene algún problema de tipo psicológico por el cual no controla del todo bien sus emociones y ante situaciones complejas suele tener salidas de tono brutales y agresivas. Es un personaje que dotado de una ternura mágica. Es increíble cómo se roba cada escena en la que sale. Es un personaje angelical, con aristas, peligroso y magnético. Al menos en un par de escenas logró emocionarme, quizá me pilló a contrapié, no me lo esperaba, esa es mi excusa. Desconozco si esta actriz tiene realmente algún tipo de desequilibrio mental, pero aun así consigue enamorar. Creo que es el personaje clave, el que hace que la película se eleve por encima de lo mundano y mediocre, lo que la hace especial. Su gestualidad en la escena de su dormitorio «ponte encima de mi», llega de forma mágica, su destello te toca profundamente.
El personaje de Kevin hace las veces de narrador. Este es quizá sea el menos creíble, sin duda el catalizador de todo debido a su transformación, a mi parecer un tanto abrupta, de inadaptado pusilánime a faro de la humanidad. Es simplemente perfecto y hace mejores a todos a su alrededor. Esto en un adolescente es cuanto menos inusitado.
Hunter tiene graves problemas de inadaptación social. Tras la fuga de su madre se refugia en el heavy, y lo concibe en su máxima expresión de ruptura y rebeldía. Necesita tocar fondo y que el faro Kevin le haga una «intervención» en presencia de todo el instituto. Tanto Hunter como Emily encarnan esa ira adolescente, totalmente irracional, tanto que ni ellos mismos saben de dónde viene, aunque sean conscientes de ello. Este aspecto está tratado de forma excelente en el filme, sin caer en tópicos recurrentes, nos es transmitido de modo natural y auténtico.
Metal Lords: Heavy Metal y cameos
El vehículo para contar la película es el Heavy. La selección musical es magnífica, y no solo la del Metal. Y es que el Heavy no es excluyente. No se juzgan como inferiores otros estilos musicales, sino que se exhibe un respeto total por la música en general y se percibe intensamente el amor melómano de quienes están al timón. La música ha de servir como pegamento, algo que nos une y así se muestra aquí.
Es inevitable, si estás vivo, moverse o simular tocar la batería junto a Kevin cuando suena el fucking «War Pigs» de Black Sabbath. El «Whiplash» y el «Master of Puppets» de Metallica, el «Cowboys From Hell» de Pantera o el «Ace of Spades» de Motörhead nos llevan en volandas durante la poca más de hora y media de metraje del filme, no puede haber mejor hilo conductor, al menos ahora mismo no puedo imaginarlo. Mención especial al tema creado específicamente para la película, Machinery Of Torment, que se repite durante todo el viaje.
Pero los verdaderos guías espirituales de Metal Lords son los condenados «Judas Priest. Al menos 4 temas nos llegan de ellos y lo más importante para recalcar este punto es la aparición en la piscina de Rob Halford de Judas Priest convenciendo a Kevin de no engañar a Emily con una pija rubia.
Junto a Rob se le aparecen nada más y nada menos que Kirk Hammett de Metallica, Scott Ian de Anthrax y Tom Morello de Rage Against the Machine… Para fliparlo. Un regalazo para todos los heviatas y melómanos en general. Hago la anotación de que el personaje del doctor de psicología, interpretado por Joe Manganiello no es meta, es decir, no existe como músico en la realidad.
Fuera del Heavy también tenemos temazos que coexisten y se dan la mano. El grupo rival, que en realidad solo es rival en la mente de Hunter, es el encargado de esta cohesión. Así, también podemos disfrutar de versiones del «Shape Of You» de Ed Sheeran o del «We Dem Boyz» de Wiz Khalifa. Ningún pero se le puede poner a esta excelente selección musical. Siento no traeros esta vez la playlist de la banda sonora en Spotify como otras veces, pero no la encontré, seguramente salga estos días. A cambio os he dejado enlaces a todos los temas que nombro.
Conclusión
Una grata sorpresa esta Metal Lords. Esperando otro producto idiota de institutos y/o Heavy Metal, nos encontramos con una pequeñita joya que tiene sus mejores bazas en minúsculos momentos extrañamente emotivos. Sin darte cuenta llegan esos instantes en los que se rompe la superficialidad y conectamos de forma mágica con sus personajes.
El director Peter Sollett presenta el libreto escrito por D.B. Weiss con suerte no menos que fascinante. Peter tiene bagaje como notable director en series como Evil (2019), o el producto de auténtico culto Vinyl (2016), creada por Martin Scorsese y Mick Jagger. D.B. Weiss os debe de sonar y es que no es nada más ni nada menos que el cocreador de Juego de Tronos, casi nada para el cuerpo.
Así pues, Metal Lords no es una comedia con la que partirse de risa, pero sí es muy divertida y sobre todo, muy auténtica. No es un Coming of Age ni un Buddy Film (película de amigos) de adolescentes en los que se trate esta época de la vida de forma baladí ni disciplente. Además, es un producto para todos los públicos con buen mensaje. Disfruten hijos del Metal… “¡Gracias, Rob Halford de Judas Priest!”.
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