Hit the road es la primera película de Panah Panahi, hijo de Jafar Panahi. En su debut mezclará un drama y una comedia unidos en un road movie. Una cinta que habla del dolor, del olvido y sobre todo del sacrificio.
Salimos de casa
Hit the road narra la historia de una familia que, desesperada por una situación, deciden hacer que el hijo mayor huya del país. Dentro de la familia vemos un padre que parece pasar de todo, una madre que intenta no llorar, un niño que baila muy bien, y un perro moribundo. Aquí no hay tiroteos, en cambio, hay momentos de silencio. Situaciones en los que los mismos personajes, cuando están solos, parecen despellejarse emocionalmente. En este viaje tendremos tiempo para reflexionar, para bailar, cantar, pero sobre todo intentar olvidarse del final del camino. Este viaje en carretera es un duelo disfrazado de vitalidad y de paisajes que colorean las mentes de los protagonistas. Un viaje hacia la tristeza que poco a poco va reflejándose en las miradas distantes de los miembros de la familia. Apenas nadie puede hablar, menos el pequeño, inconsciente del final de ese viaje, ni quieren. Sin que lo sepáis, viajamos con ellos, y sabiendo lo mismo que ellos intentan no decir ni una palabra, porque a veces las palabras abren más nuestras heridas. Somos conscientes del sacrificio y la carga que todos los miembros llevan en su interior. Subid todos al coche y mantened la boca cerrada hasta que lleguemos al final del trayecto.
El sol nos sigue desde las colinas
Antes de continuar con la crítica, me gustaría hablar de algo que no me ha gustado; y es que cuando leo el resto de críticas de este director se desvían, para hablar de su padre. Sí, Jafar Panahi, en su pasado, ha sido brutalmente castigado por sus películas y por su lucha de los derechos humanos, pero ahora estamos hablando de su hijo, Panah Panahi. Como todo Road Movie, el paisaje y la carretera es un personaje más en la historia en sí. Porque los personajes deben de convivir en un viaje donde el entorno parece ser más un villano que un escenario. Muchos dicen que es ‘Pequeña Miss Sunshine’ iraní, pero no creo que se parezca en nada a la pieza indie americana. En esta película sentimos el dolor silencioso que intentan ocultarle al hijo pequeño la verdad. Esos silencios aumentan por cada kilómetro que reducen hacia el final del camino.
Nadie habla dentro del coche
Como ya he dicho, lo importante son los silencios incómodos que duelen más que la propia verdad de ese viaje. Pero para reducir esa tristeza donde no se escucha ni una mosca, tenemos situaciones en el coche que para contrapesar ese drama podemos ver como cantan juntos la canción que se emite desde la pantalla del coche. Es cierto que se hace pesada la película, tuvo que haber mejorado ese equilibrio entre drama y comedia. Aunque se agradece que Panahi se separe de los chistes y el humor con lo que hemos convivido, tanto en Europa como en Estados Unidos. Porque la ternura de la familia es suficiente como para sentirnos bien con ellos. Fotografía, esa es la palabra que da vida a un Road Movie, una fotografía que se nos clava en nuestras pupilas. Y da fuerza al viaje, sin el paisaje la historia pierde poder.
Ha llegado a su nefasto destino
A mí se me ha hecho larga. Va de más a menos, sobre todo cuando más se acerca al final. Creo que el drama en esta cinta ha hecho mella en el ritmo de la misma. Sin embargo, es un drama que no veo que esté forzada a ser lo que es, y se agradece. No cuenta una historia lacrimógena, sino una despedida en la que los personajes saben lo que van a perder. Pero esos monótonos silencios que he mencionado arriba son los que ralentizan la trama de una forma impresionante.