Diarios de Myanmar es una película realizada por 01 que llega a la parilla del Atlántida Film Fest 2022 como una apuesta firme por la reivindicación de los derechos humanos y una apología a la búsqueda de la libertad en un Estado dominado por la violencia diaria de un régimen opresor.
Luego del golpe militar ocurrido en Birmania en el año 2021, estos diarios cinematográficos de jóvenes activistas de la oposición en Myanmar relatan las distintas atrocidades y vejaciones cometidas en contra de la población. Los jóvenes no pueden mostrar su cara o dar sus nombres por temor a represalias por lo que usan el nombre The Myanmar Film Collective como representación.
Narración híbrida
Desde los primeros minutos de Diarios de Myanmar, donde observamos el video viral de 2021 que muestra a una mujer ejercitándose mientras ocurre el golpe militar, seguido de algunas tomas aéreas de la ciudad de Myanmar, podemos inferir como va a desarrollarse el formato de este documental. Un producto híbrido, que oscila entre el material de archivo y las grabaciones originales. Esta combinación permite crear un mosaico de experiencias que llama a la reflexión y provoca diferentes sensaciones en los espectadores.
Las breves historias de ficción adquieren matices esenciales al ser consideradas como una extensión de la cruda realidad imperante en Myanmar. Aunque no todas funcionan, ya que con la excepción de las primeras viñetas, las cuales están dotadas de una considerable carga emotiva y empatía al mostrar los sueños y deseos frustrados de varios individuos, existe un ligero desbalance entre los relatos. Una viñeta filmada en clave de terror rompe con el tono de la producción, mientras que la ambigüedad de la penúltima historia no termina de encajar en una perspectiva completa de la narración.
VER DIARIOS DE MYANMAR EN FILMIN
Denuncia y proeza visual
Sin duda alguna, el punto más fuerte que podemos encontrar en Diarios de Myanmar es su propósito de denuncia a las violaciones de los derechos humanos por parte del régimen del dictador Min Aung Hlaing. El trabajo de los cineastas anónimos es brillante en este apartado, con el uso de varias capas de información que construyen un recorrido doloroso por las experiencias individuales y colectivas de los ciudadanos birmanos, entregando mensajes de gran valor y haciendo referencia a las «voces oprimidas» que intentan salir adelante a pesar de la opresión y la incertidumbre del entorno que los rodea.
El entramado visual de la cinta funciona muy bien, gracias a la inteligente planimetría seleccionada para cada historia y la integración orgánica del material de archivo. Los primeros planos nos adentran en la desolación y el ambiente asfixiante de los sujetos retratados, mientras que los grandes planos generales de la ciudad la convierten en un escenario devastador, casi distópico.
Se aprecia un carácter periodístico a lo largo de la propuesta, por su forma de presentar cada segmento con una serie de aristas que dan la impresión de presenciar un reportaje especial de día a día en Myanmar, con su dosis de urgencia tan necesaria y de rabiosa actualidad.
En conclusión…
Diarios de Myanmar es una producción arrolladora que muestra una realidad desasosegante e invita a la reflexión sobre un tema tan actual como lo son los derechos humanos y su defensa. No es un documental redondo, pero cumple su propósito.