Kate es el estreno estrella de Netflix para este fin de semana. Un thriller de acción con Mary Elizabeth Winstead y Woody Harrelson a la cabeza. Ambientada en Tokio y con las tríadas de por medio, un reclamo para todos aquellos amantes de las mafias japonesas y las buenas tortas.
Kate (Mary Elizabeth Winstead) es una sicaria que fue entrenada desde niña por Varrick (Woody Harrelson), quien aleccionó y cuidó de ella tras perder a sus padres asesinados. Después de muchos años y ejecuciones, ha de liquidar a un jefe mafioso mientras la hija pequeña de este, está presente. Esta circunstancia, al parecer se encuentra fuera del código ético de Kate. Bastante tiempo después, cuando le encargan matar al hermano de aquel líder Yakuza, es envenenada con Polonio, lo que la deja con poco más de 24 horas de vida, tiempo que se propone emplear en buscar venganza y completar la misión por la que fue contratada.



Voy a comenzar hablando de sus virtudes, para que no se me malinterprete, Kate no es mala película. Las escenas de acción están bien filmadas y son bastante sangrientas, con algunos leñazos y muertes bastantes brutales. Hay un cuchillazo que entra desde la garganta y sale por la nariz que te hace saltar del sofá. Incluso algunas muertes por arma de fuego que son muy bestias y no se cortan en mostrarlo de forma explícita.
Se nota que es una gran producción y que se ha contratado a grandes profesionales en todos los aspectos. La fotografía, el montaje de las escenas de acción, la iluminación, en general, toda la puesta en escena es descomunal, en un Tokio de enormes luces y carteles neón. A las actuaciones, comandadas por su extraordinario dúo estelar, se les une la de una joven actriz, Miku Patricia Martineau, de origen mestizo, asiático caucásico, que no desentona para nada.
Pero Kate no tiene nada de original. Todo lo has visto antes y te recuerda a multitud de películas que ya has visto, parece hecha de recortes. Un asesino a sueldo con niña, como Jean Reno y Natalie Portman en El profesional (Léon). Ella es envenenada y se pasa todo el metraje del filme a contrarreloj para poder finiquitar su venganza, como Jason Statham en Crank: Veneno en la sangre. Sola contra una multitud de gánsteres como Keanu Reeves en John Wick (Otro día para matar). Y ya para rematar, niña entrenada por experto sicario, argumento recurrente en no menos de una decena de películas como Viuda Negra, Hanna o Nikita.



Esto de hacer un film a base de recortes, de ideas de otras obras, tampoco sería problema si no fuera tan predecible en todos y cada uno de sus pasos. El único giro argumental que tiene se ve venir desde el minuto 0. A esto le unes los momentos comunes de cualquier peli de acción y lo único que la sustenta son las coreografías y el exceso en brutalidad. Es siempre lo típico de que se liquida a 200 masillas (malos cuya única función es morir), pero deja con vida al segundo de la mafia que luego resulta ser el cerebro planificador. Que los masillas se vean superados por una sola persona y no sean capaces de sacar el arma de fuego y mucho menos acertarle a la estrella de turno. Que no exista la policía y así.
En resumen, esta Kate, es una película más de acción bien resuelta pero con los usuales problemas de este tipo de cine. Tampoco busca trascender, no pretende más que entretener al amante de balas y tortas. Debo decir que no es mi género favorito, pero tampoco ha llegado a aburrirme y eso ya es bastante.
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