A 1000 km de la Navidad es la película española con la que Netflix nos intenta llevar el espíritu de las Navidades a nuestras casas. Dirigida por Álvaro Fernández Armero, cocreador de la serie Vergüenza y con la aparición de la triste y recientemente fallecida Verónica Forqué.
A 1000 km de la Navidad nos cuenta las vicisitudes que Raúl, un tipo bastante triste que trabaja de auditor y que odia todo lo que tenga que ver con las Navidades. Raúl no guarda más que malos recuerdos de estas fiestas y por ello cada año intenta alejarse lo máximo posible de luces, felicitaciones y espíritu navideño. Este año tiene previsto un viaje a Cuba que comienza el mismo día de Nochebuena. Sus planes comienzan a torcerse cuando su jefe le encarga realizar una auditoría a una fábrica de turrones y mazapanes en un pequeño pueblo de los Pirineos.
Difícil reto el de hacer otra peli de Navidad que aporte algo nuevo al género después de que hayan pasado ya más de 120 años de que saliera a la luz el considerado como primer trabajo cinematográfico sobre estas fiestas, el cortometraje estrenado en 1908 por George Albert Smith, titulado ‘Santa Claus’ (Os dejo link del corto en YouTube). A partir de ahí cada año ha sido un goteo incesante de filmes que tratan el tema desde cualquier enfoque posible.
A 1000 km de la Navidad no va a pasar a la historia del cine, ni va a ser citada en los cientos de tops que, con motivo de la celebración de estas fechas, nos van llegando como si de otra tradición más se tratara. Aun así, creo que es un filme bastante decente. Tenemos al personaje Grinch o Mr. Scrooge típico. La figura de Raúl se erige como un homólogo de estos dos, diría, sin querer ofender a nadie, que el actor Tamar Novas, con su aspecto huraño y su porte desgarbado, es la viva estampa de ese Scrooge que todos imaginamos cuando pensamos en él.
Verónica Forqué
Siempre me ha parecido una mujer que me inspiraba la mayor de las ternuras. Incluso cuando la vemos en una escena en la que se enfada y grita con esa voz tan peculiar que la caracterizaba. A 1000 km de la Navidad no podía ser menos. Verónica, como no podía ser de otro modo, está formidable en sus apariciones, que no son pocas, ya que interpreta el papel de dueña del hostal en el que Raúl se alberga y madre, a su vez, de Paula (Andrea Ros), la protagonista femenina de esta película. Debo confesar que en un par de momentos me he emocionado con ella y su recuerdo.
Creo que encarna un personaje muy bonito y le da la posibilidad de hacer lo que mejor que hacía, que es la de llenar nuestros corazones de alegría y de alguna forma de desear ser mejores personas. Era un don que tenía esta maravillosa mujer y como pienso que hemos de recordarla, por su cine, por sus actuaciones y por lo que transmitía. Y en eso Verónica era única e irrepetible. Se nos ha ido un ángel, estos días somos un poco menos agraciados debido a su falta. Desde aquí, este humilde blog de cine, te quiero dar un adiós, Verónica, y darte las gracias por haber sido un ser humano tan especial.
Opinión de la película A 1000 km de la Navidad
Estamos en el día de Nochebuena. No voy a hacer mala crítica de nadie en concreto, no me apetece, y menos después de ver a Verónica en pantalla por última vez. Solo voy a decir que hay algunas actuaciones mejores que otras.
El papel de Fermí Reixach, haciendo prácticamente las veces de un confundido Santa Claus moderno, es muy entrañable y, realmente, y junto al de Verónica, es el más entrañable de todos. Es una película muy coral, de muchos personajes, por lo que es difícil de dotar de personalidad propia a cada uno de ellos, pero me parece que se consigue bastante bien. Otro personaje que me parece está bastante bien interpretado, aunque se le ven venir de lejos sus intenciones es el de Pablo, el heredero de la fábrica de dulces La Navideña, interpretado por Peter Vives.
A grandes rasgos diré que me parece una película divertida y que consigue lo que creo debe conseguir toda película de esta índole, y es trasladar un poco de espíritu navideño y ganas de realizar buenas acciones, de pensar un poco en los demás y no ser tan egocéntricos como nos mostramos la mayoría el resto del año. Es un sentimiento falso, lo sé, pero no por ello es malo.
El mayor pero que le puedo poner a esta película es su duración. Pasar de la hora y media cuando lo que cuentas lleva ya desde los 60 minutos claro cristalino, me parece que no es de las mejores decisiones tomadas. Desconozco los motivos, pueden venir de producción, de Netflix, de su director o guionista, como dije antes, es Nochebuena y no me apetece señalar a nadie.
Hay momentos muy buenos en la película. Prácticamente todos en los que está en escena Verónica, a destacar ese baile con el pagafantas del infame Pablo, en el que podemos sentir que Verónica imagina estar en ese primer baile con su marido fallecido, historia que nos es narrada anteriormente de la forma más dulce posible, solo como Verónica sabía hacer.
Otro gran momento que también ha conseguido emocionarme un poquito ha sido el de la escena del cine al aire libre en la que la pareja de enamorados ven el final de Qué bello es vivir (1946), de Frank Capra. Obviamente, como persona de refinados gustos, me encanta esa película. Es de las mejores, sin ninguna duda, que abordan el tema de estas festividades. En mi humilde opinión, únicamente existe una mejor película navideña, que es la enorme Plácido (1961) del maestro Berlanga.



Así pues, A 1000 km de la Navidad es una película bastante digna. Divertida, entrañable, por momentos emotiva y para disfrutar toda la familia junta. Un acierto asegurado para estos días en los que tanto hemos de compartir junto a nuestros seres queridos y una gran ocasión para despedir a una de las mayores estrellas cinematográficas que ha dado nuestro país, Verónica Forqué.
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