El cuarto capítulo de The young Pope trata muchos temas en este episodio, aunque todos ellos relacionados con la fe, el pecado y el perdón.
En este capítulo se empiezan a ver las intenciones de Voiello, una vez perdidas las esperanzas de manejar al Papa, para desprestigiar al joven Papa. Sabe los secreto de Esther, la joven mujer del guardia suizo que ya conociera al Papa en el capítulo anterior. Esther ha pecado, acostándose repetidas veces con el secretario del Papa, algo que usará Voiello para persuadir a la joven de que debe seducir a Pío XIII.



Lo queda patente en este episodio son las dudas de Pío hacía la religión. Su personalidad le hace cuestionarse todo lo que le rodea, pero se mantiene puro de cara al exterior, casi divino. Eso sí, se nota que se siente atraído por el sexo femenino, al igual que sabe de su poder de seducción, como queda patente con la visita de la primera ministra de Groenlandia. Un episodio esté un tanto particular, que plasma perfectamente el estilo de narrativa extravagante que implanta a la serie Sorrentino.
En cuanto al tema de la fe queda muy bien reflejado cuando alguien cercano muere. Siempre me ha parecido, al igual que refleja Sorrentino en este apartado, que para los cristianos la muerte tiene que ser una celebración, el paso hacía una vida eterna cerca de Dios. En los más allegados tiene que albergar la fe en el reencuentro futuro, en que hay un más allá donde todos se reúnen. Es por ello que Pío advierte en este pasaje que si se llora es que no se tiene fe, lo que le provoca un ataque de rabia. Al igual que a la monja a la que reprende, el Papa tiene sus dudas, pero las de la monja quedan disipadas al llorar por la muerte de su hermana.



Por otra parte el Papa muestra cierta atracción por Esther, la cual le recuerda a la chica con la que mantuvo un breve idilio en su juventud. Pero debe resistir al pecado y evita que Esther le intente seducir. Esther, en cambio, quiere dejar de pecar a lo que Voiello le dice que es imposible dejar de hacerlo. La fe de Voiello en la humanidad es poca, ya que sabe que el ser humano está condenado a pecar. La escena en la que el Papa pasea cerca de la casa de Esther mientras que su marido practica sexo con ella refleja, en parte, el cariño que profesa el joven Papa a Esther. Su oración a la Virgen más que una súplica es una orden, sintiéndose en ese momento por encima de las leyes naturales.
Ya para terminar, Pío XIII envía al cardenal Gutiérrez a Nueva York a investigar los casos de pederastía en la Iglesia Católica. Pero este tema va a remover aún más los cimientos del Vaticano. El Papa accedió a tratar estos hechos, algo apremiante para Voiello, a cambio de descubrir, perdonar y expulsar a todos los clérigos homosexuales del estado papal. Tanto Voiello como Pío calcularon que un tercio, quizás más, eran homosexuales. La estrella papal parece que seguirá creando expectación en los próximos episodios.