The Old Ways se presentaba en Sitges 2020 tanto presencialmente como online. Se trata del segundo largometraje dirigido por Christopher Alender, un relato de terror e introspección con un peculiar viaje del héroe.
The Old Ways puede ser una de esas películas que, por distintos motivos, pasan desapercibidas en sus primeras proyecciones, pero que acaban convirtiéndose en una grata sorpresa e incluso rozar el territorio de películas “de culto” años después. Puede parecer arriesgado comenzar esta crítica así, pero lo cierto es que la película me ha sorprendido a tantos niveles que no puedo pensar de otra manera.
En primer lugar, a nivel de guion. Debo confesar que cuando leí la sinopsis de la película esperaba encontrarme con un film mucho más básico y estereotipado: una periodista que se ve envuelta en un antiguo ritual de un recóndito lugar. Sin embargo, The Old Ways es mucho más: detrás de esta fachada nos encontramos una historia que rescata y visibiliza las tradiciones más antiguas de algunas regiones mexicanas y nos plantea una viaje introspectivo disfrazado de exorcismo. La película nos plantea el desarraigo del ser humano en la sociedad actual y cómo ello nos lleva a generar nuestros propios demonios, reflejados en la película en forma de adicción a las drogas y depresión.
Así, The Old Ways se transforma en una batalla contra nuestras propias barreras e interiorización de las construcciones sociales para reencontrarnos con nosotros mismos y exorcizar nuestros demonios. Claro, que en la historia de Cristina (brillantemente interpretada por Brigitte Kali Canales) también hay demonios mucho más presentes y sobrenaturales.
En segundo lugar es imposible no sorprenderse por la factura técnica de la película, sobre todo a nivel fotográfico. The Old Ways tiene una imagen potentísima y unos planos realmente hermosos, diseñados perfectamente para darle mayor fuerza a la historia. La jungla, hermosísima, es misteriosa y oculta secretos e, incluso en su inmensidad, uno puede sentir claustrofobia. El hecho de que el grueso de la película se desarrolle dentro de una pequeña vivienda, e incluso dentro de una sola habitación, resulta realmente interesante tanto alegóricamente como narrativamente.
Alender y su equipo consiguen que esta película mantenga el ritmo y el interés durante la práctica totalidad del metraje sin abusar de jumpscares (apenas contamos uno o dos en la película) ni a trucos varios tan propios de otras producciones del género.
La cinta alcanza un primer clímax cuando la protagonista es exorcizada de su principal demonio. Es en ese momento cuando Cristina vuelve a sentirse conectada y dueña de si misma. Resulta sorprendente ver que aún nos resta casi un tercio de la película, y es que el particular viaje del héroe que realiza la protagonista a través de sus propios demonios no podría estar completo hasta que fuera capaz de dar o hacer algo por los demás. El total abrazo de “The Old Ways” por su parte y lo que ocurre después culminan este mito.
En resumen, The Old Ways es una película intensa, interesante y visualmente muy atractiva. Es posible que no sea la historia más original, pero el envoltorio es lo suficientemente atractivo para darle un valor extra. Técnicamente muy correcta, tiene también algunos momentos realmente brillantes, sobretodo a nivel fotográfico. Una buena película, mucho mejor que el debut de su director, y que a pesar de tener cosas mejorables, sin duda pone a Alender en el punto de mira de ahora en adelante.
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