Tár es una película que reconozco que me ha descolocado. Lo tiene todo para aburrir al espectador a la media hora de metraje (siendo muy generoso) y, aún así, consigue toda tu atención. No sé cómo lo ha hecho, pero es una proeza teniendo en cuenta que dura casi tres horas, trata un tema que sólo le interesa al 0,01% de la población (contando por lo alto) y el primer acto dura algo así como dos horas en las apenas ocurre nada. Pues lo logra.

Tár nos cuenta la historia de una directora de orquesta envuelta en un turbio caso de acoso sexual (¿los hay que no sean turbios?). Al director no le interesa tanto la trama de thriller, por decirlo de algún modo, sino el día a día de cómo es la vida de una directora musical. ¡Y qué directora! La película es Cate Blanchet en estado puro. No es ya que aparezca en el 90% del metraje (el otro 10% son los créditos) es que es un manual de estilo «blanchettiano».

La actriz australiana se deja la piel para interpretar a Lydia Tár. No solo ha aprendido alemán, piano y a dirigir una orquesta, es que si me dicen que también se ha hecho lesbiana para prepararse la película, yo de ella me lo creo.

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Cate Blanchett como intérprete siempre se separa conscientemente del personaje al que encarna. Es decir, hay siempre algo «artificioso» en su trabajo. Es perfecta, pero me recuerda a esos relojes de lujo con la carcasa transparente para que veas el engranaje y cómo funciona. Eso es Cate Blanchett. No ves a una actriz que se funda en la persona que encarna, sino que ves a una actriz que no es ni pretende ser esa persona de la película.

No lo digo como algo negativo. Tan válido es una interpretación mimética, completamente naturalista u orgánica, como otra más estilizada. Dependerá de cómo quiera contar la historia el director y el tono que pretenda darle. Incluso el contraste de un actor «artificial» y otro «naturalista» funciona muy bien en comedia. Desde Kathering Herpurn y Cary Grant en La fiera de mi niña hasta Kevin Spacy y Annette Bening en American Beauty. Es decir, no es peor una que otra. Simplemente («simplemente») se trata de si funciona o no y joder si Cate Blanchett funciona.

Lo realmente llamativo de Tár no es la actuación por la que Blanchett tiene su tercer Óscar casi ya en el bolsillo (Michelle Yeoh mediante), sino que Todd Field comete uno de los errores de primero de narrativa… y repito que aún así Tár funciona.

Tar 02

Cualquiera que esté contando una historia, desde un director de cine hasta tu primo de Cuenca cuando por error no te das cuenta y le preguntas por su vida, tiene que tener muy claro es que lo que a él le pueda parecer apasionante, al público potencial se la puede pelar. Un ejemplo: Los abrazos rotos. No dudo de que la peor pesadilla de Pedro Almodóvar sea que el montador se cargue su película, pero a ti, a mí y a tu primo de Cuenca nos la trae al pairo. ¿Hay alguien que no mirase el whatsapp mientras Hipatia hablaba de astronomía en Ágora? Pues eso. ¿Cómo hacer entonces para contar una historia sobre un tema que no nos interese? Pues contando historias personales usando el tema en cuestión como contexto o eje vertebrador. Pero que lo que te llegue sea el recorrido humano, no la frialdad temática. A todos nos interesan las pasiones porque las vivimos y esa es la llave con la que el director (o tu primo) te introduce en su historia. Da igual que no sepamos nada sobre astrofísica ni queramos saber, La teoría del todo funciona porque es la historia personal Stephen Hawking, y eso nos gusta a todos porque todos tenemos sentimientos. 

Tár, sin embargo, es el día a día de una concertista de élite que parece más un docu-reality que una narrativa. Sin embargo, la historia avanza. Muy lentamente, pequeños destellos a lo largo de la vida… pero avanza. La apuesta narrativa de Todd Field es arriesgadísima y a cualquier otro le habría salido el tostón del año, pero Field sabe cómo ir introduciendo poco a poco detalles para que la historia ruede hacia delante. Eso sí, no quiero quitarle mérito a la montadora de la película, Monika Willi, con la que comparte el mérito y por la que consiguió una merecidísima nominación al Oscar.

¿Qué vas a encontrar en Tár? Una de las interpretaciones más apabullantes del año, una temática sobre la cultura de la cancelación muy a la orden del día y, sobretodo, una película de tres horas casi que pensabas que te iba a aburrir… y no lo hace.

Ah, y los mejores carteles del año.