Quédate a mi lado es un proyecto personal de Jim Parson que adapta el libro homónimo en una película muy bonita pero muy triste. Parafraseando al propio protagonista: No es una historia de amor perfecta sino una historia de amor de verdad. Porque la vida puede ser maravillosa, una puta mierda o, la mayor de las veces, las dos cosas al mismo tiempo.
Todos conocemos a Jim Parsons gracias a su mítico personaje de Sheldon Cooper en Big Bang Theory. Hay un buen puñado de estrellas cinematográficas que pasaron primero por la pequeña pantalla. Así se convirtieron en estrella Leonardo DiCaprio, Bruce Willis, Johnny Depp o George Cloony. No es el caso de Parsons. Hay determinados actores que encuentran un papel en una serie que parece que se escribió exclusivamente para él. Tal es la conexión entre el actor y su personaje que se quedan completamente entrelazados de por vida.
Sarah Jessica Parker es Carry Bradshaw y sólo puede ser ella. Para el imaginario público son la misma persona y cuando la vemos en una película no vemos a la actriz, seguimos viendo al personaje de Sexo en Nueva York. Pasa lo mismo con Hugh Laurie/Dr. House, Rowan Atkinson/Mr. Bean, Leonard Nimoy/Spock y el mismo Jim Parson. ¿Recuerdas en Perdida cuando aparece el personaje de Neil Patrick Harris? ¿Hay alguien que no pensara que era Barney Stinson? Pues eso. En España tampoco nos libramos. ¿Acaso Antonio Ferrandis no se quedó ya de Chanquete? Que ahora mismo se me venga a la cabeza, puede que sólo Steve Carell haya conseguido deshacerse de Michael Scott y Bryan Cranston de Walter White. Habrá alguno más pero no muchos.
Este es el único problema que le veo realmente a la película, pero a cualquier película en la que aparezca Parsons. Le va a ser casi imposible que no estemos viendo a Sheldon Cooper. Y es una pena porque está maravilloso en este papel. Seguramente sea, junto con el guion, lo mejor de la película. Si hay algo difícil de conseguir en pantalla es reproducir la química que se crea entre dos personas. Cuando vas por la calle y ves a dos chavales, simplemente por la energía que trasmiten al relacionarse entre sí puedes entrever si son amigos, hermanos, pareja o incluso ex-pareja. Conseguir que dos actores, que no se conocen de nada, trasmitan la relación que sus personajes mantienen es magia pura.
En esta película hay mérito doble, porque la química que trasmiten Parsons y Ben Aldridge atraviesa la pantalla. Esto era algo imprescindible, puesto que sin ese hechizo que tienen los dos jamás te creerías que Aldridge, que es imposible que esté más bueno, se fije en alguien con el físico de… con una apariencia tan… eh… bueno, que le guste Jim Parsons.
Pero es que el amor que hay entre los dos personajes es prácticamente físico, lo puedes ver perfectamente, se puede cortar con un cuchillo. Están los dos maravillosos y, joder si no, que son la pareja del año. Lo mismo podemos decir de la relación de ambos con Sally Field y Josh Pais. Si los viéramos en un restaurante cenando podríamos adivinar sin equivocarnos que son matrimonio, sé quién son los padres y cuál es el yerno. Minipunto para quien se encargara del casting porque tiene un ojo clínico (nunca mejor dicho).
Por otra parte hay que destacar el guion. Tiene una manera muy inteligente de que los diálogos parezcan naturales, casi improvisados. Con este guion y el casting perfecto, pifiarla es algo que sólo sabe hacer Tom Hooper.
Por cierto, agradezco que desde el primer momento te digan cómo va a terminar la película (por algo el título original es Spoiler alert). Hubiera sido muy tramposo hacerte amar a la pareja para cargársela al final. Eso y que me da la sensación de que esta película busca un público generalista. Una historia de amor heterosexual se da por hecho que la vería todo el mundo, pero una de amor entre dos chicos o dos chicas no, eso suele estar dirigido al público LGTBI exclusivamente. He tenido la sensación todo el tiempo de que esta película no está buscando es público objetivo por el mero hecho de que hable de una pareja gay, que su intención es que tu primo del pueblo le diga a la mujer de verla, sin mayor problema. Si eso es así, maravilloso.
El caso es que no me atrevo a recomendar esta película si tu situación familiar y afectiva no pasa por su mejor momento. Si has vivido cómo el cáncer destruye a un ser querido o perdido a alguien que quieres, no es el momento de ver esta película. Que me perdone el productor y la distribuidora, pero sé que piensan lo mismo que yo. Quédate a mi lado es una película de amor preciosa que se va a la mierda por culpa de la enfermedad. Yo simplemente aviso. ¿La disfruté? Mucho. ¿Me lo me pasado bien? Por supuesto. ¿He llorado viéndola? Me temo que sí. ¿La recomiendo? Eh… depende de tu situación personal. Pero buena es un rato.