Hoy hemos podido asistir a la primera jornada de la Madrid Comic Pop Up 2023, evento que se extenderá todo el fin de semana del 4 y 5 de noviembre.
Más de ochenta invitados esperan con su arte y talento a los miles de incondicionales, aficionados y curiosos del Noveno Arte. La larga lista de autores presentes en está encabezada por el argentino Juan Ferreyra, en su primera asistencia a un evento en España, y por el canadiense Niko Henrichon, que acude a Madrid también por primera vez. Ambos estarán arropados por una nutrida representación de lo mejor del tebeo nacional: Jesús Merino, Juanan Ramírez, Jorge Fornés, Iban Coello, Xermánico o Aneke, autora del cartel del evento, estarán también con todos nosotros. En el evento participa un total de 61 empresas.
Por su parte, las editoriales participantes en esta cita organizada por IFEMA MADRID, aportarán un amplio catálogo de propuestas y nombres propios como son los de Adrián Bonilla, Enrique Vegas, Isaac Sánchez, Kenny Ruiz, Paco Hernández, Frankman Román, Helio Mira o Ricardo Vílbor, mientras que Artist Alley incorporará más de veinte artistas entre los que se encuentran Jordi Tarragona, Francis Portela, Tirso Cons, Rafa Garrés o Juan Samu, completando un irrepetible cosmos de creatividad; sin olvidar a los editores internacionales Arianna Turturro o Jean Wacquet, que acuden al Madrid Comic Pop Up, en busca de los que están llamados a ser los talentos del futuro.
No faltará a la cita ESDIP, como siempre a cargo de un área de Talleres, con interesantes charlas y conferencias a cargo de los profesores de la Escuela de Arte. Patricia Len, Alberto Hoyos, Carlos Navarro o Carlos Rodríguez compartirán con todos su pasión y talento artístico. Del mismo modo, se habilitará otra área imprescindible, la zona de Juegos de Mesa, gestionada por Generación X, y que pondrá a disposición del público todas las novedades de un sector en constante crecimiento. En esta edición, además, habrá una espectacular exposición, que recorrerá la historia de una forma de entretenimiento que tiene su origen mucho tiempo atrás. Y el Instituto Quevedo del Humor aportará su incisiva y divertida visión del Noveno Arte con una exposición, conferencias, charlas, talleres y sesiones de firmas a cargo de los geniales Dario Adanti y Raquel Gu.
Entre tanta lectura habrá un guiño al entretenimiento digital. Gracias a la participación de Nintendo, en el Madrid Comic Pop Up 2023, los aficionados podrán disfrutar de Super Mario Wonder, la última y esperadísima aventura del fontanero favorito de todos. Y generando diversión y actividades para todas las edades, se dispondrá una Zona de Asociaciones en la que Han-A, Force Combat, Consejo Friki, Gamotaku, Fanvencion, Asociación Sensei y LudoSport lucharán entre sí por el favor del público. Además, Daju FX maquillará gratuitamente a todo el que quiera mantener aún vivo el espíritu de Halloween.
Este año y como novedad, se sacarán a la venta artículos oficiales de la Feria, como tazas, bolsas y carteles, estos últimos de las tres ediciones, para coleccionistas. Ricardo Martínez fue el autor del cartel de 2021; Sergio Dávila, CAFU y Daniel Acuña, del de 2022, y Aneke, del de 2023.
Copenhague no existe, es un thriller dramático que verá la luz este 3 de noviembre en Filmin, adaptación de la novela ‘Sander’ de Terje H. Larsen como referencia para la segunda película de Martin Skovbjerg con guion de Eskil Vogt, guionista de la aclamada ‘La peor persona del mundo‘ y ‘Thelma‘ y director de ‘Blind’ y ‘The innocents‘.
Copenhague no existe nos lleva a ponernos cómodos en un apartamento en Dinamarca, donde Sander es un invitado peculiar, ya que no puede abandonar la estancia y que día a día es sometido al interrogatorio del padre y el hermano de su novia, que desapareció repentinamente meses atrás. A través de la visión subjetiva y desordenada de Sander, conocemos su historia de amor con Ida, una chica que conoce fuera de un cine un día cualquiera, la cual rápidamente -quizás demasiado- se torna incómodamente íntima. Sander tira de recuerdos idílicos y no muy edulcorados, con bonitos juegos de luces, aunque poco atrevidos, para contarnos su relación aparentemente sin problemas, mientras que el padre de Ida y su hermano, Viktor, van tirando de la verdad debajo de la percepción de Sander de una realidad a la que no quiere enfrentarse y a la que poco a poco vamos viendo fallas.
Lo mejor de Copenhague no existe es, sin duda, la actuación de Angela Bundalovic, que está espectacular en este tipo de papeles. Personaje misterioso, lleno de cicatrices emocionales y sentimientos encontrados y letales -me recuerda a Miu en ‘Copenhaguen Cowboy‘-. Ella, aunque impasible, es capaz de expresar la jungla emocional de su interior en su expresión y comportamiento errático. Es para mí la joya de esta película, el personaje mejor desarrollado y con mayor profundidad de la cinta.
Sander, interpretado por Jonas Holst Schmidt, no está mal en su registro, pero no me aporta más que ser un secundario en la vida de Ida, de la que quiero saber más y más. No se profundiza en absoluto en quién es, qué hace o cuál es su historia. Lo mismo se puede decir de la familia de ella, que personalmente me resulta confusamente pacifica, porque son representados como una especie de soft-mafia muy políticamente correcta. Da la sensación de que al retener a Sander tienen el control de la situación, pero la extraordinaria hospitalidad con la que le tratan genera una tensión que parece que en algún momento va a romperse con el fin de conseguir lo que quieren. Pero es Sander quien tiene lo que tanto anhelan: respuestas.
Y así de sosa, confusa y carente de ritmo es Copenhague no existe, donde se cuenta este enigma el cual se puede ir anticipando con los pocos matices destacables de la historia, pero que es poco estimulante en su forma de contarla, quedando más bien plana y poco sorprendente, aunque toque temas interesantes como el vacío emocional, los TCA’s y la idealización de las relaciones tóxicas, pero desgraciadamente bastante torpe y nada desafiante. Esta historia de amor te hará quedarte con bastante hambre.
Five nights at Freddy’s llega por fin a la gran pantalla después de varios años de retrasos. ¿Habrá conseguido la película captar la esencia de la conocida franquicia de videojuegos?
Five nights at Freddy’s acaba de estrenarse en cines, una adaptación cinematográfica del videojuego del mismo nombre. Ha habido un gran revuelo debido a ello, como ocurre siempre cuando se adapta un videojuego con una enorme base de fans. La franquicia de terror que surgió en 2014 y que abarca juegos, novelas, cómics, etc; suma ahora una adaptación al cine, lanzándola a la gran pantalla en el mismísimo Halloween. Pero la fama nunca ha sido una garantía de calidad -como ya hemos comprobado con numerosas adaptaciones- y no consigue atrapar la esencia del videojuego. Five nights at Freddy’s ha recorrido un largo camino hasta día de hoy, sobre todo considerando sus humildes comienzos como juego indie. Es considerado un «juego de Youtube», al igual que podría considerarse el ‘Among Us’, ya que ambos juegos fueron catapultados al estrellato gracias a la cobertura de los youtubers. Desde entonces, su creador siempre ha buscado nuevas oportunidades de negocio para expandir su universo animatrónico, incluida la adaptación a juegos para móviles, idea que recibió una reacción negativa entre los fanáticos. Sin embargo, desde que se anunció que había una adaptación de acción en vivo para la pantalla grande en proceso, muchos fans lo siguieron con entusiasmo. No obstante, el proceso precisamente no ha sido fácil, ya que ha experimentado varios cambios significativos en el camino, siendo el más controversial el desguace del guion completo -los trajeados siempre tienen que liarla- del propio Scott Cawthon, su creador, antes de transformarse en el producto final: una película que deja bastante que desear.
¿Puede una película de terror tener éxito si no da especialmente miedo? Esta es la pregunta que plantea Five nights at Freddy’s. Los videojuegos consiguieron unir los sustos repentinos con un terror atmosférico que funcionaba especialmente bien, pero nada de eso se puede encontrar en la película como un elemento principal. Blumhouse, la productora encargada -si seguís mis críticas sabréis mi opinión directa sobre su trabajo-, ha decidido que era una buena idea presentar una película con calificación PG-13, eso significa que prácticamente no hay sangre, con lo que eso conlleva. Igualmente, la cinta completa está orientada en su totalidad a un público joven, tanto en tono como en diálogos, ¿pero no debería ser una película para niños? ¿no?. Por lo menos los trailers no dan esa sensación directa, al igual que los videojuegos en los que se basa. Lamentablemente, y aunque 2023 ha sido el mejor año de la historia en lo que a adaptaciones de videojuegos se refiere, con ‘The Last of Us‘ y ‘Super Mario Bros‘, Five nights at Freddy’s no logra entrar en ese grupo, sobre todo si se valora la película como un producto individual para alguien que espera ver una película de terror y que no sabe nada sobre los videojuegos y su lore. El resultado es una película predecible, repetitiva, aburrida en muchos puntos y por supuesto, una película que no funciona.
Five nights at Freddy’s se centra en el problemático guardia de seguridad Mike Schmidt, interpretado por Josh Hutcherson, que sufre de intensas pesadillas recurrentes. Este aceptará un trabajo de seguridad que consistirá en vigilar un edificio abandonado por la noche, en concreto el Freddy Fazbear Pizza, un centro de entretenimiento familiar de los ochenta famoso por albergar a una pandilla de criaturas animatrónicas bastante siniestras.
Con Cawthon sirviendo como guionista principal, no creo que nadie se hubiera preocupado por que la película se hubiera desenvuelto correctamente. Sin embargo, como ya he comentado, algunos trajeados decidieron orientar la película en la dirección opuesta. La primera escena de Five nights at Freddy’s nos muestra lo que podría haber sido, donde se consigue recrear la espeluznante esencia de los animatrónicos y la desesperación que sienten los jugadores mientras luchan por sus vidas. Desafortunadamente, esa es solo una de las pocas escenas que hace honor a la tensión que proporcionan los videojuegos. A partir de ahí, los populares animatrónicos son empujados al margen para dar paso a una historia original que involucra el trauma no resuelto de Mike Schmidt. Grandes porciones de la película están dedicadas a intentar involucrarnos en ese trauma y a construir una conexión sólida entre Mike y los demás personajes, escenas que se vuelven pesadas y repetitivas desde casi el principio. El supuesto terror que prometen los trailers se esfuma una vez este conoce a los animatrónicos, donde el tono infantil más propio de ‘Noche en el museo‘ mata cualquier oportunidad de alcanzar el material fuente. El otro gran problema aquí es el tiempo de ejecución. No es tremendamente excesivo, pero los 109 minutos a menudo lastrados por la historia de fondo de Mike se sienten demasiado estirados. La película mejoraría enormemente al mantener las cosas más ágiles y simples, exactamente igual que hacen los videojuegos.
En cuanto al diseño de producción, todo parece estar bien. Es importante saber lo reconocibles e icónicos que son los personajes principales, alegremente espeluznantes y creíbles, y la película entiende que el elemento más importante es hacerlos lo mejor posible. Ahí es donde entra la Creature Shop del maravilloso Jim Henson, el mismo estudio que ha dado vida a ‘Los Teleñecos‘, ‘Cristal Oscuro‘ o ‘Barrio Sésamo‘. Este consigue dar vida a los animatrónicos de una manera impresionante a través de efectos prácticos, dejándonos uno de sus mejores trabajos. Aunque de todas maneras, aun contando con efectos prácticos de primer nivel, la calificación PG-13 desaprovecha por completo este gran trabajo. Los juegos nunca fueron tan sangrientos, ya que estos confiaban más en los elementos de terror psicológico. Sin embargo, dado que adaptar un videojuego que consiste en su totalidad en revisar constantemente las cámaras en un monitor resulta bastante complicado, aunque se podría haber tirado por algo tipo ‘Searching‘ o la reciente ‘Missing‘, la película no tiene esa ventaja psicológica. ¿Por qué no compensarlo con un derramamiento de sangre exagerado? Nunca sabremos la respuesta.
Five nights at Freddy’s falla en el tono general y la naturaleza inmersiva que hizo que el videojuego original destacara en primer lugar. La película se siente más como si estuviera diseñada directamente para saciar a los fans actuales en vez de intentar ser un producto original que logre atraer nuevos seguidores a la franquicia. Si como espectador estás buscando una película de terror, Five nights at Freddy’s no es aterradora, divertida o lo suficientemente interesante como para ser recomendada. Sencillamente, un quiero y no puedo.
Romancero (Amazon Prime Video) se estrena el viernes 3 de Noviembre como la nueva promesa en formato serie de la ficción española.
La historia de Romancero (2023) narra la huida de dos niños. Cornelia, una intrigante niña con una extraña sed de sangre y Jonás, prepuber que sufre maltrato por parte de su padre. Ambos se verán envueltos en una misteriosa carrera contra fuerzas que no comprende repleta de sectas, criaturas extrañas e intereses de difícil comprensión.
La serie contaba con una premisa excelente: aunar en una misma ficción un universo inspirado en la obra de Lorca, el folclore andaluz y los cuentos de brujas. Todo ellos capitaneado bajo la supervisión de Tomás Peña (artífice de algunos de los videoclips de las artistas más reputadas de los últimos años, como por ejemplo Rosalía, Katy Perry) y escrita por Fernando Navarro, experto en el género ya que ha co-guianozido cintas como Verónica y Venus, y colaborador habitual de Paco Plaza, Jaume Balagueró y Kike Maíllo.
Romancero se pre-estrenó en la última edición del festival de Sitges, cosechando ya allí unas críticas entre tibias
Romancero tenía todo para ser una apuesta novedosa, poseer un universo propio. Contaba con gente solvente a los mandos técnicos. Y sí, hablo en pasado. Porque la serie se queda solo en eso: en intenciones.
El casting pese a contar con figuras de renombre y sobrada envergadura ( Belén Cuesta, Ricardo Gómez, Guillermo Toledo, Alba Flores…) desdibuja a los personajes dejando que ni el buen hacer de estos monstruos interpretativos sean capaces de levantar sus roles. Mención especial merecen los dos jóvenes protagonistas: Sasha Cocola y Elena Matic, especialmente el de la segunda. Si normalmente es difícil dar con un casting de «niños actores», resultan sin lugar a dudas lo mejor.
La serie es ambiciosa. En exceso. Cuenta con un ritmo tan frenético que ni la duración de los episodios, ni el número de capítulos permiten procesar la gran cantidad de información y los hechos que relata, junto a la mitología e imaginario propio de la serie.
Y lo peor de todo, es que la serie parece que haya nacido a destiempo. Estrenada pasado Halloween. Y con el resto de plataformas con sus buques insignia dentro del subgenero. Romancero al final resulta una mezcolanza entre las «30 monedas» de HBO y la «Stranger Things» de Netflix. Sin embargo, la serie no será apta para los niños de la casa, como si sucedía con su competidora en Netflix.
Lo que si parece es que Amazon, mientras la planificaba la serie tenía fe en el producto que estaba creando y fruto de ello es el pedazo de cliffhanger final, a ojos de esta humilde espectadora, innecesario del todo.
Hermana muerte es otro personaje que ha conseguido lo que muchos desean, tener una película para ellos solos. Así es, Paco Plaza ha ampliado el Veronicaverso y le ha dado una oportunidad a la anciana y ciega monja para que ella cuente su historia.
El año de las monjas
Netflix España
Antes de empezar me gustaría dar una breve y simple opinión; ¿Cuándo hemos pasado de tener miedo de monstruos vestidos de payasos a monjas fantasmas? Porque yo me acuerdo de que no hace mucho, Pennywise era el terror de los niños, y los no tan peques. Y ahora solo veo pelis donde el monstruo es ni más ni menos que monjas. Como ‘La monja’, o ‘Benedetta’, que no es de miedo, pero es de Verhoeven. Que no me queje porque se profundice por pasar de terror de circo a terror religioso; pero que menos que un puente entre ellos: una monja payaso, o un payaso que se transforme en monja.
Es que parece que para dar miedo hay que llevar uniforme. A este paso, lo próximo que veremos será policías licántropos, bomberos vampiros o que sé yo, azafatas alienígenas. Hemos pasado de tener miedo a hombres de cuarenta años que divierten a los niños a mujeres de unos cuarenta años que viven tranquilamente en sus conventos.
Hermana muerte es la historia de la hermana Narcisa, que siendo una niña era algo parecido al misterio de Fátima, pero que en esta versión el poder divino lo carga ella. Ya, cuando se hace mayor, decide hacerse monja; claro, tantos espasmos y visiones, la pobre tendrá que hablar con el jefe. Una vez con los hábitos se va a un colegio para niñas. Allí Narcisa tendrá ‘sus movidas raras’ porque para esto es una peli de miedo.
Para los que no sepáis por donde voy, os recuerdo que Hermana muerte es la precuela de ‘Verónica‘, la otra peli de Paco Plaza, ¿Tiene algo que ver una con la otra? Digan lo que digan, no. Perfectamente, podéis ver una y otra sin problemas. Lo que pasa es que Paco nos quería sorprender con Sor Narcisa con una película nueva que crea así otro universo más.
Creo que lo único rescatable de esta película es la iluminación. Y lo digo porque esa nitidez y esa calidez que da la parte de iluminación es algo sencillamente excepcional. Se nota que Netflix no se ha andado con chiquitas. El resto es una historia en un convento. Sinceramente, y yo soy un miedica, no me he asustado en ningún momento. De hecho, me parece que le ha faltado ese terror que nos trajo en ‘Verónica’. Aquí lo que vemos es una monja resolviendo un misterio que nadie le ha pedido que lo resuelva.
En comparación con ‘Verónica’, la antecesora es una maravilla, no os voy a engañar. La vi hace unos días para poder ver Hermana muerte, repito, soy un miedica, y me encantó. Es verdad que el presupuesto que tendrá ambas difieren muchísimo, no he visto cuanto dinero han puesto, pero se nota que en esta segunda entrega iba con mucha más pasta. En cambio, ‘Verónica’ es caviar; tiene unos momentos de tensión bestiales. Luego te ves Hermana muerte y la historia no transmite nada. Creo que es, sencillamente, otra peli más de monjas.
Para finalizar me gustaría hablar de los puntos fuertes y los débiles. Las actrices están geniales, transmiten sensaciones y emociones que sientes que les van a pasar algo. Tanto sonido como iluminación se puede notar que no se han quedado atrás y que han tenido el apoyo que han tenido. Pero lo que más flojea, y es únicamente mi opinión, es la historia. Creo que es la peli más flojita de Paco, y mira que me gusta Paco. Pero podría haber sido mejor.
Skinamarink es una película estadounidense donde nos encontramos una historia simple, pero relatado de la forma más experimental. Aburrida para muchos e impresionante para otros, esta cinta del director Kyle Edward Ball viene con polémica.
Dos niños en una casa sin puertas ni ventanas
Filmin
La premisa de Skinamarink es sencilla, dentro de lo que cabe. Dos niños se despierta en mitad de la noche para descubrir que sus padres han desaparecido. Para más inri, las puertas y las ventanas han desaparecido. A partir de ese preciso momento, los niños irán dando vueltas de un lado para otro en una casa totalmente solitaria. Según el propio director, Skinamarink explora el miedo que sienten los niños, cuando están solos en sus casas y ven ese hogar un sitio extraño y frío cuando sus padres no están allí. Una premisa fuerte e interesante que se queda corta en cuanto al exceso de experimentalismo que mete Kyle Edward Ball. Y no es que esté mal, hay momentos en la película que he sentido que me convertía en un niño al ver esos oscuros pasillos.
Si me preguntarais que me ha parecido, o si he descubierto algo nuevo, sencillamente os diría que no. Porque este subgénero de terror tiene mucho recorrido de lo que parece. Un nuevo terror llamado Analog Horror, por eso tenía tantas ganas de ver Skinamarink por si iba a sentir esa sensación de terror como cuando veo por ejemplo ‘Mandela Catalogue‘ ‘Archive 81‘ o ‘Gemini Home Entertainment‘. Y ahora os estaréis preguntando, ¿Qué es eso del Analog Horror?
Bueno, pues este subgénero se creó a finales de la década de 2010, con las redes sociales como fuente de distribución. Este nuevo terror consiste en recrear videos de terror de baja fidelidad, con mensajes crípticos y que hablen de fenómenos paranormales que pasan alrededor del mundo. Hijo del creepypastismo y de las conspiraciones, la idea fundamental es documentar, como si de un falso documental se tratara, realidades alternativas que chocan con nuestra realidad.
Cuando veo Skinamarink creía que me iba a encontrar con lo mismo, en lugar de eso, me he encontrado con un film de baja calidad que es un no quiero, pero no puedo. Podría haber sido una cinta mucho más llamativo explicando un poco más la historia de lo que estamos viendo. El Analog horror es muy difícil de llevar a cabo, ya que todo depende de lo que pongas en la pantalla y como uses el tiempo para poder aprovechar el malestar de las imágenes. En cambio, Kyle Edward Ball se ha basado en poner planos de la casa, que más una película de terror para una casa en venta.
Creo que el fallo de esta película es lo que le ha dado la fama, ser demasiado experimental. Tan independiente que si no sabes de qué va la peli no sabes lo que estás viendo. Creo que es una historia mal lograda, ya que no entiendes lo que está sucediendo. Solo ves que la fotografía solo se dedica a tirar planos a una pared, al techo, al salón, o a los niños dándole la espalda a la cámara.
Tal vez al público que no conozca como es el Analog Horror le flipe esta película con esos planos y esa calidad que se nutre de la incomodidad, pero para mí, que soy muy fan de este nuevo subgénero, me ha parecido más bien lenta y con falta de gancho.
Los asesinos de la luna explora el oscuro vientre de la historia estadounidense en una apasionante epopeya de codicia, corrupción y amor. Se estrena este viernes 20 de octubre en cines.
Los asesinos de la luna es la vuelta de Martin Scorsese con otra hazaña cinematográfica de proporciones épicas. Una obra de la cual, posiblemente, lo primero que llamará la atención, antes siquiera de la historia tratada y de su elenco, será su minutaje característico: 206 minutos, o lo que es lo mismo, 3 horas y 26 minutos. Sin embargo, tampoco es que Scorsese haya acostumbrado al espectador a películas cortas. Por ejemplo, si echamos la vista atrás podemos encontrar a la fantástica ‘El lobo de Wall Street‘ con 180 minutos y ‘Casino‘ con 179 minutos, entre muchas otras. No obstante, quizás no sea una coincidencia que sus dos largometrajes más duraderos sean su última incursión ‘El irlandés‘, con 209 minutos, y Los asesinos de la luna, ambas producciones nacidas gracias a dos plataformas, Netflix y Apple TV + junto con Paramount Pictures respectivamente. Obras concebidas para su inclusión en catálogos ya repletos de series con altas duraciones y que proporcionan al espectador la habilidad de poder parar lo que está viendo para seguir más adelante. Al contrario que ‘El irlandés’ que fue directamente a Netflix, Los asesinos de la luna hará una primera parada en cines con estreno este viernes 20 de octubre. ¿Están realmente bien balanceados esos minutos para una película en sala?, sí y no, más adelante lo comentaré. La cinta cuenta una historia real particularmente viciosa y malvada, de manipulación y extorsión en su núcleo. Gracias a la narración de Scorsese, esta es una historia que se desenreda lentamente de una forma muy competente y atractiva, magistralmente fotografiada y con unas actuaciones fuera de nivel.
Ubicada en Oklahoma en la década de 1920, el veterano de guerra Ernest Burkhart, interpretado por Leonardo DiCaprio, llega al condado de Osage, donde se reúne con su poderoso tío William Hale, interpretado por Robert De Niro. Allí conocerá y se enamorará de Molly, interpretada por Lily Gladstone, legítima heredera de la rica comunidad nativa de Osage, que se verá afectada por una serie de misteriosos asesinatos.
La forma obvia de contar esta historia -la que usa David Grann, autor del libro en el que se basa- es a través de una investigación criminal, pero Los asesinos de la luna abraza otra propuesta más impactante, pidiendo al público que se identifique con los asesinos, mientras muestra la conspiración que impactó a los Osage. Esta es una de las películas que más cine de Scorsese abarca, posiblemente la pieza de trabajo más grandiosa y de mayor escala en una carrera ya de por sí muy distinguida, con logros técnicos impecables, actuaciones ejemplares y una historia que explora la pura oscuridad de la experiencia humana. Rodrigo Prieto, director de fotografía de la película que lleva años acompañando al director y que también se encargó de la reciente ‘Barbie‘, es también culpable de que la cinta esté repleta de imágenes preciosas a la vez que inquietantes. Su cinematografía prácticamente exige que esta película deba verse en pantalla grande en vez de en una plataforma. La partitura de Robbie Robertson, quien tristemente falleció hace muy poco, agrega otro magnífico elemento a la narrativa que consigue transmitir al espectador un sentimiento de remordimiento constante. Scorsese junto a ellos ofrece una narración excelente, visceral y sorprendente, presentando una película que te permite enamorarte de los personajes justo antes de desmantelar lentamente tus emociones, dejándote vacío, insípido y lleno de furia al final. Absolutamente, todo logra funcionar y mezclarse para generar una experiencia cinematográfica intachable. Sin embargo, nada de esto funcionaría sin un elenco que lograra magnificarlo.
No es una coincidencia que Scorsese haya decidido colaborar de nuevo con dos de los actores más representativos de su cine, DiCaprio y De Niro, haciéndolos actuar juntos por primera vez después de bastantes años, porque nadie mejor que ellos podría representar los dos aspectos opuestos y complementarios de este universo hecho de violencia e intereses. DiCaprio, posiblemente, nunca ha interpretado a un personaje tan despreciable y repugnante -salvando las distancias con su personaje en ‘Django desencadenado‘-. Es territorio que rara vez atraviesa, pero con el cineasta adecuado detrás de la lente, sobresale por completo. Sabiendo que es uno, sino el mejor actor de método de su generación, su papel aquí es uno de los más importantes de su carrera. El trabajo que consigue a través de los gestos y del cambio de acento -que solo se puede apreciar en la versión original, la versión doblada se carga por completo esa maravilla- es camaleónico, generando múltiples capas en su actuación como Burkhart que lo hacen mucho más complejo de lo que parecería en un principio. De Niro nos regala una de sus mejores actuaciones en años, exudando carisma y poder desde la primera escena. Tampoco era complicado, ya que últimamente estaba cogiendo papeles en películas de segunda y es genial verlo todavía apasionado por su oficio, mostrando una voluntad de invertir realmente en personajes importantes. El dúo de ambos genera las mejores escenas, y muchas veces las más divertidas, de toda la película. Sin embargo, es Gladstone quien roba cada fotograma, entregando una actuación silenciosa, sutil y desgarradora que será recordada y seguramente recompensada en un futuro. Mollie es el corazón y el alma de Los asesinos de la luna, siempre trayéndonos de vuelta a las víctimas humanas en el corazón de la historia cuando corremos el riesgo de quedar demasiado atrapados por la vorágine de delincuencia con la que Scorsese quiere que nos identifiquemos.
A pesar de ser una magnífica película, y volviendo de nuevo a la discusión del minutaje, me temo que su duración puede resultar un impedimento para gran parte del público general. Resulta casi inevitable compararla con la otra gran película del otro gran director que se estrenaba hace tan solo unos meses y que precisamente comparte esta misma característica: ‘Oppenheimer‘ de Christopher Nolan. Ambas superan las 3 horas de duración, pero cada una las lleva de una forma muy diferente. En el caso de la primera, plantea un ritmo rápido sin sentirse atropellado, y regala para mí lo que son las 3 horas más rápidas que he visto este año que, aun habiéndola visto a día de hoy en varias ocasiones, continua sin parecerme una película larga y me sigue dejando con ganas de más. Los asesinos de la luna presenta varios problemas en lo que a ritmo se refiere, problemas que a los amantes del cine lento, contemplativo y con diálogos, donde me incluyo, pueden directamente no afectarnos, pero que tengo que comentar porque para otros si podrían hacerlo. La cinta comienza con un primer acto dominante, donde procede con confianza, justo antes de echar el freno en el segundo, donde el ritmo pegará un bajón y donde puede que la gran mayoría encuentre el problema. El tercer acto de nuevo coge las riendas, con un ritmo más rápido, aunque acaba con un final algo descafeinado pero efectivo. En particular, este acto se siente de alguna manera atropellado, queriendo abarcar muchísimas cosas, mientras que los minutos no hacen más que avanzar hacia un final inminente. De esta manera, aparte del desaprovechamiento de actores como el grandísimo Jesse Plemons, John Lithgow o el reciente ganador del Oscar a mejor actor Brendan Fraser, que cuentan con papeles pequeños y personajes subdesarrollados, Los asesinos de la luna acaba por transmitir una sensación de mala estructuración, debido a que varios de los hechos que rebosan este último y tercer acto podrían haberse trasladado al segundo, o al menos este haber reducido su duración para dejar paso a un tercer acto menos ajustado.
Si ignoramos los problemas en cuanto a ritmo en algunos momentos, duración y estructura, podemos decir que Scorsese, con casi 81 años, firma un trabajo extraordinario. Una película que para cualquier director prácticamente representaría la mejor aportación de su carrera, pero que para Scorsese ni siquiera estará en las películas de referencia para las cuales algún día será recordado, como puede ser ‘Taxi Driver‘ o la maravillosa ‘Uno de los nuestros‘. De hecho, es casi inevitable pensar que cada vez que un autor como Scorsese decide regalarnos su arte, es casi seguro que sacará un diamante en bruto, una joya del cine, pero es que este hombre que ya ha hecho historia, continúa haciéndola, explorando nuevos caminos y nuevos géneros.
Cruda, intensa y magnífica, Los asesinos de la luna es una experiencia cinematográfica gratificante para aquellos que se comprometen a invertir en la historia, el elenco y su director. Una película que casi diría que es de obligado visionado en la pantalla grande.
Netflix estrena este 19 de octubre Cadáveres: una serie con una de las premisas más sugerentes de los últimos tiempos: el mismo asesinato a resolver en años distintos.
La premisa de Cadáveres es tan molona que vamos a soltarla ya: un cadáver, completamente desnudo, aparece en el mismo barrio londinense, en la misma posición y con las mismas heridas, en distintas épocas. En cada una de ellas el detective al caso empieza, claro, a flipar en colores cuando se da cuenta de que todo eso ya ha sucedido antes.
En Cinefilos Frustrados hemos podido disfrutar de los cuatro primeros episodios, de un total de ocho, de esta mini serie basada en el cómic de DC Vertigo, escrito por Si Spencer y con arte de Dean Ormston, Tula Lotay, Meghan Hetrick y Phil Winslade. Servidor ignora dicho material así que no entraremos en como de fiel es la adaptación pero puedo afirmar que Cadáveres navega eficientemente por todos los estadios de una novela de misterio en la que necesitas ir devorando páginas para resolver dudas.
Y es que Cadáveres va por donde debe en su función de atrapar al espectador. Tenemos el mismo cadáver en nuestro 2023 presente, en 1941 y en 1891. Mismo callejón, mismas heridas, mismo todo. Los detectives al caso responden en cierta forma a sus épocas, buscando conexión social y de paso la habitual apertura de midas de la televisión y el cine: Hasan es musulmana (2023), Whiteman es judío (1941) y Hillinhead es un detective cuya intromisión en los barrios marginales del Londres victoriano revelan su sexualidad (1891).
Es esencial, en este tipo de procedimentales, contengan el mencionado elemento sci fi o no, todo se suceda de un modo que el espectador siga al encargado de resolver el misterio. Ese punto de acompañamiento, que ya era clave en el Viaje del héroe de Joseph Campbell, permite engancharse al producto al tiempo que el mencionado detective va descubriendo y atando cabos.
¿Y el misterio? No diremos nada para no incurrir en spoiler, claro, pero ¿recuerdan Dark? Pues por ahí va el asunto. A medida que cada uno de los detectives (especialmente dos de ellos) van descubriendo el pastel uno se pone a intentar a anticiparse al mejunje temporal en el que nos hallamos: cómo puede el mismo tipo aparecer en tres años distintos, por qué hay gente que parece saber que y cuando va a suceder todo etc
Lo que Cadáveres hace notablemente mejor que aquella fría Dark (aunque era parte de su encanto germano) es que atiende a personajes, entorno social, rigor histórico adaptado y hasta se atreve con las emociones. Por partes. En lo primero los detectives son protagonistas y en lo segundo también pues son víctimas de las trabas sociales del momento (me remito a sus señas de identidad religiosas o sexuales) sin que ello resulte forzado pues es totalmente plausible y en absoluto minoritario.
El rigor histórico de Cadáveres es, por supuesto, un pequeño deleite visual: tenemos el presente en la grisácea Londres, sí, pero también la capital siendo bombardeada por Luftwaffe en 1941 o la Londres victoriana con sus barrios marginales pero también preludio de los cambios sociales que estaban por llegar. Por último, aunque no sea de mucha enjundia, Cadáveres tiene sus momentos emotivos, especialmente en el punto donde nos hemos quedado (cuarto episodio). Así que vamos a ser los primeros en completar la serie en cuanto se estrene, sin dudarlo.
30 Monedas, la serie de Álex de la Iglesia, estrena la semana que viene su segunda temporada en HBO MAX, quien nos ha dado acceso a los dos primeros episodios para poder realizar esta crítica.
30 Monedas sorprendió en 2021 por su propuesta que mezclaba grandes nombres y presupuestos con el terror de serie B, llevando a la pequeña pantalla un imaginario similar al que Alex de la Iglesia ya había mostrado en El día de la bestia o Las brujas de Zugarramurdi.
En esta ocasión, Paco, el Sargento Lagunas o María Salcedo regresan para tratar de esclarecer lo que pasó en Pedraza en el transcurso de la primera temporada a la vez que nuevos personajes aparecen para tratar de conseguir las 30 monedas de Judas y abrir un misterioso portal. Mientras tanto, somos testigos de cómo el Padre Vergara y Elena están tratando de huir del infierno y de todos los demonios que allí acechan.
En general, la nueva entrega de 30 Monedas se mantiene al nivel de su predecesora. La historia se retoma un año después de donde lo dejó la primera temporada, con la mayoría del elenco original y algunas adicciones bastante interesantes. Se nota, tanto en la historia, como en ciertos detalles, que Álex de la Iglesia y Jorge Guerricaechevarría se divierten sobremanera al escribir y grabar cada una de las escenas, ya que tenemos referencias sonoras a El resplandor, visuales a The Young Pope, citas a películas como La parada de los monstruos… Guiños que harán que los seguidores del cine de fantasía y terror se relaman mientras señalan a la pantalla y sueltan una ligera risa.
El humor de la serie se mantiene también intacto. Son muchas las escenas de violencia innecesaria que provocan la risa en el espectador, no por tratar de ser serias y parecer ridículas, si no por ser esta la intención de sus creadores. En cuanto a la cinematografía, si bien es correcta y en ocasiones destaca como un elemento diferenciador de la serie, en otros momentos resulta inverosímil y deja a la luz los artefactos del rodaje, perjudicando ligeramente su ritmo.
Uno de los aspectos a destacar son los efectos especiales. No niego que los fondos de las escenas en el infierno, los momentos más gore y algunos monstruos de CGI se sientan falsos, pero creo que todo ello queda compensado por los maravillosos diseños de los demonios (entre los que Javier Botet interpreta al ‘Demonio 4’) que resultan asquerosos, terroríficos e inquietantes (aunque luego resulte que un puñetazo de Megan Montaner sea suficiente para vencerlos).
En resumen, creo que juzgando sus dos primeros episodios puedo decir son seguridad que la segunda temporada gustará a todos aquellos que disfrutaron de la primera dos años atrás. Habrá que ver cómo se desarrolla y culmina esta entrega (que estará compuesta de 8 episodios al igual que la primera), pero lo que sí que podemos asegurar es que Álex de la Iglesia y Jorge Guerricaechevarría están ya trabajando a toda máquina en la tercera temporada de la serie, por lo que parece que habrá 30 Monedas para rato.
La caída de la casa Usher es Mike Flanagan combinando historias únicas, tanto antiguas como nuevas, sin dejar de incorporar su propia voz en cada narrativa. Un verdadero regalo de Halloween que se estrena hoy en Netflix.
La caída de la casa Usher nos devuelve a un Mike Flanagan reafirmando ser uno de los cineastas más interesantes del terror moderno. En 2018, cuando su contrato para hacer series exclusivas originales para Netflix comenzó, nos dejó con la que hasta ahora continúa siendo una de las mejores series de terror de la historia, ‘La maldición de Hill House‘, ¿Quién no ha oído hablar del maravilloso episodio 6 casi grabado por completo en plano secuencia? Desde entonces, Flanagan marcó un listón casi imposible de superar, aunque eso no le detuvo para estrenar nuevas producciones. En 2020, llegaba ‘La maldición de Bly Manor‘ que, de nuevo, significaba una gran adición para el género, aunque no logró superar a su magnum opus. Algo que casi consigue con ‘Misa de medianoche‘ en 2021, uno de sus trabajos completamente originales que, en mi opinión, comienza espectacularmente, pero no logra terminar adecuadamente como para arrebatarle el puesto a Hill House. Por si no quedaba claro, esta serie de nuevo significó un antes y un después para el género y subió más alto el pedestal que aún conservaba Flanagan. Lamentablemente, su serie antológica ‘El club de la medianoche‘ de 2022 no logró alcanzar las cotas que acostumbraba a manejar, siendo este uno de sus proyectos más flojos. En ese momento surgieron las dudas, ¿Flanagan se había echado a perder? Y no ha sido hasta hoy, 12 de octubre, que se estrena su nueva serie original de Netflix, donde hemos podido comprobarlo. Flanagan comenzó su magnífica racha de series originales de la gran roja adaptando una novela de terror gótica clásica a la estupenda Hill House. Aquí, de una forma similar, adapta las obras de Edgar Allan Poe para conseguir la excepcional serie La caída de la casa Usher, que es fácilmente su mejor trabajo desde 2018, torciendo las historias cortas de Poe en una historia siniestra de avaricia corporativa y riqueza impía.
La serie comienza con Roderick Usher, interpretado por Bruce Greenwood, llamando a su viejo amigo y fiscal C. Auguste Dupin, interpretado por Carl Lumbly, para confesar sus crímenes a raíz de la muerte insondable de sus 6 hijos. Desde ahí, la serie saltará a través de los plazos que unen el rompecabezas de los Usher, relatando la caída de la familia y la fortuna desenterrando así los secretos de la dinastía Usher y la podredumbre que yace debajo de ella.
Flanagan no es conocido por realizar adaptaciones página por página, y esa cualidad es precisamente la que ha hecho que todo su trabajo desde 2018 sea un éxito crítico -ignoremos su serie de 2022-. En lugar de adaptar cada escena, elige adaptar el espíritu y la emoción de las obras, y de esa manera, La caída de la casa Usher es una mirada hermosa e íntima a las obras de Edgar Allan Poe y no solo una adaptación de una historia -o varias en realidad-. De alguna manera, es una colección de grandes éxitos de Poe adaptados a 2023, pero al mismo tiempo va más allá, extrayendo prácticamente lo mejor de cada una y creando una historia cohesiva en su totalidad. Quien conozca un mínimo la obra completa de Poe, sabrá que precisamente no es fácil adentrarse en ella, debido a su complicada escritura, pero la mano hábil de Flanagan para capturar la condición humana convierte al material fuente en algo absolutamente único. Ha cogido los clásicos y los has transformado en algo dinámico, emocional y original a medida que ha ido construyendo un tejido conectivo entre cada historia y personaje adaptado que hace que la historia completa no se convierta en una cacofonía de referencias de Poe, sino en uno de sus mejores trabajos de escritura -de los mejores del género- y que, como todos los proyectos de Flanagan, te dejará con una sonrisa y con ganas de más.
La serie tiene un encanto sombrío que captura el espíritu de Poe y que, por lo tanto, también captura su desorden. Cualquier disyunción que sienta la serie al equilibrar las personalidades masivas en su reparto multitudinario se resuelve principalmente por el formato casi antológico -cada episodio podría considerarse que cuenta una historia distinta-. Cada hijo Usher tiene su propio episodio y, aunque interactúen entre sí, cada actor obtiene el espacio suficiente como para brillar sin opacar a otros. En ese sentido, la serie está llena de actuaciones fenomenales con momentos memorables en cada episodio que muestran las razones por las que Flanagan continúa trabajando con casi el mismo elenco central de actores a lo largo de sus producciones. Es difícil destacar cualquier actuación en particular, ya que todo el grupo realmente funciona fenomenalmente bien, tanto como conjunto como por separado. No obstante, debo mencionar a Lumbly y Greenwood, quienes como pareja son realmente los dos que dirigen toda la nave en la dirección correcta. Es la fantástica conexión que comparten durante su extensa conversación la que mantiene unida toda la narrativa. Y, por supuesto, no hay debate en que Carla Gugino devora por completo cada escena en la que se encuentra. Independientemente del escenario, en cada escena, ella tiene el control total, consiguiendo que el espectador apenas pestañee.
Flanagan es conocido por no depender de los sustos para generar terror, algo por lo que ha sido elogiado, con la mayoría de sus historias confiando más en la atmósfera y una construcción lenta del terror y el suspense. Sin embargo, La caída de la casa Usher podría ser su serie de terror más convencional. Hay jumpscares -sustos repentinos- en cada episodio, que a menudo llegan en momentos abruptos en lugar de acumularse a través de una escena. Esto no le quita mérito a la serie, ya que juega con éxito con todo, desde la sangre hasta el terror psicológico, lo que hace que se sienta no solo como una adaptación de la escritura de Poe, sino también como un homenaje a algunos de los mejores subgéneros del terror. Simplemente, estos sustos más convencionales se vuelven algo predecibles, con lo cual eliminan cualquier impacto que puedan provocar. Aunque este hecho posiblemente no le importe a la gran mayoría de espectadores, siendo yo un gran amante de la construcción lenta del suspense y el terror para generar sustos más satisfactorios, no podía dejarlo sin comentar.
El lugar donde la serie realmente tropieza es cuando parece que está tratando de equilibrar demasiado todos sus elementos. La historia trata sobre el misterio de los asesinatos, pero también cuenta con el elemento farmacéutico, el elemento legal y la inclusión de lo sobrenatural, por no hablar de los diferentes flashbacks y saltos en el tiempo. Flanagan continuamente salta entre estas placas narrativas y trata de mantenerlas simultáneamente equilibradas. Y, aunque lo consigue mayoritariamente, no siempre tiene éxito. Hay un intento de exposición sobre la crisis de los opioides, así como el tipo de feminismo que rodea a las mujeres y las empresas, pero la serie no tiene tiempo suficiente para sumergirse completamente en estos problemas. En cambio, actúan como escaparates para una historia ya desbordante. Ocurre algo parecido con los personajes principales. Cada uno tiene sus propios problemas, pero simplemente no hay tiempo suficiente para explorarlos correctamente. Apenas parece que la serie rasca la superficie de algunos de ellos, ya que muchos personajes podrían tener incluso una serie completa propia. Esto podría no considerarse un problema como tal, pero sí que se siente desde fuera que tal vez Flanagan haya querido abarcar demasiado.
El regalo de Flanagan al género y a los fanáticos de Poe
Netflix España
Debajo de la superficie brillante que puede recordar más a los Roy de ‘Succession‘ que a la casa Usher, está claro que Flanagan ha abrazado completamente lo que Poe tiene para ofrecer. Al combinar la era moderna con lo romántico del escritor, Flanagan puede poner su propio sello único en algunas historias muy queridas. Cada episodio lleva el nombre de uno de los famosos poemas o cuentos de Poe, con uno o varios elementos de la premisa que se presentan en cierta medida: nombres, lugares y personajes que Poe creó a lo largo de su carrera. La caída de la casa Usher es un impresionante tributo y una exhaustiva carta de amor a las obras de uno de los escritores más prolíficos de la historia estadounidense. Incluso sin ser completamente perfecta, la serie te atrapará profundamente, especialmente si compartes la reverencia que Flanagan tiene por el maestro del terror. Si eres un fanático de la obra de Poe, entonces debería ser absolutamente imposible no amar lo que Flanagan ha hecho aquí. Sí, es contemporáneo. Sí, se toman libertades. Y sí, no es una adaptación directa de nada en particular, sin embargo, es descaradamente obvio el amor y el respeto que Flanagan tiene por Poe y sus historias y personajes duraderos, algunos de los cuales ayudaron a dar forma a subgéneros enteros.
Flanagan realmente se ha ganado su lugar como uno de los mejores directores de televisión de nuestro tiempo. Si bien se necesitaría un milagro para que cualquiera de las nuevas series de Flanagan destrone a Hill House como mi favorita, no se puede negar que La caída de la casa Usher es su obra artesanal más hábil hasta la fecha.
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