Sex Education, uno de los fenómenos más sólidos de Netflix, llega a una cuarta y última temporada que no ha dejado satisfecho a todo el mundo. En Cinéfilos Frustrados ya cubrimos, sin spoilers, este último año de Otis, Eric, Maeve y demás personajes creados por Laurie Nunn, pero ahora vamos a entrar a saco a destripar un final, cuanto menos, polémico.
Vaya por delante que en esta nuestra, y sobre todo vuestra, casa llamada Cinefilos Frustrados somos fans de Sex Education. La serie de Laurie Nunn nos sorprendió en 2019 con su particular fórmula narrativa. El título mismo de la serie no escondía una premisa que por momentos se arrinconaba en una suerte de McGuffin. Porque al final Sex Education iba por donde va todo aquello que nos atrapa: las emociones. Y ahí anidaba la citada fórmula: los personajes centrales yendo poco a poco hacia amores imposibles mientras el resto, inicialmente estereotipados al extremo, se abrían poco a poco como personajes emocionalmente complejos en cuanto la trama se centraba en ellos. Y todo bañado con excelentes dosis de humor. Genial.
¿Qué ha ocurrido pues con esta cuarta temporada de Sex Education? Pues, en parte, que han perdido la gracia. Que no el humor. Tal y como contamos en nuestra crítica los dos primeros episodios tienen momentos hilarantes. No, ese no es el problema, y si lo fuera siempre nos quedará la desternillante risa de Ncuti Gatwa. El problema es que la serie se ha perdido en su premisa, y sobre todo en lo que al final permanece en la memoria de todo espectador. Porque esos personajes que, aunque sólo tres de ellos empezaron esto siendo completamente tridimensionales (obviamente hablamos de Otis, Eric y Maeve), sucumben con ello a esta suerte de desidia creativa. Una pena.
Efectivamente Sex Education siempre mostró (y es parte de la gracia de todo esto) un mundo de tinte irreal en el que los personajes, todos mezclados, responden a todo tipo de sexualidad, identidad, género, minorías y reclamas acerca de injusticias sociales aquejadas los adolescentes. De ese modo Nunn y los suyos podían verbalizar en ellos el asunto a tratar. Pero en esta cuarta temporada, con ese nuevo instituto, parece que se les ha ido un poco de las manos. El exceso se aprecia no en los problemas a tratar sino en la menor profundidad dedicada a ellos porque no afectan siempre a personajes centrales. Sin olvidar la querencia, nueva, por el discursito, musiquita emotiva y miradas de los personajes comprendiendo la lección del día. Casi parecen los ochenta…
La peor parte se la llevan los personajes. Sus arcos parecen agotados y en manos de una extensión sin interés (Eric y Adam), abandonados (Ruby: porque, literalmente, esta sola) o, en el peor de los casos, aquejados del mayor mal de la serie en esta temporada: Otis y Maeve. Maeve y Otis. Si bien ella está emocionalmente donde debe tras cuatro temporadas, parece que Otis es el mismo de la primera. No es de recibo que tras ese tiempo, cuando dos chicas como Ruby y Maeve (¡Maeve!) sucumben a tus encantos, sigas siendo el mismo torpe emocional, cursi y por momentos patético. Se puede seguir siendo Otis, desde el guión y los diálogos, aunque evolucione hacia una persona más segura y, porque no, atractiva en presencia.
Y llegamos a ese final. No se trata de lo que quiera el espectador, sino de lo que necesita, sea de su agrado o no (priman las emociones). Pero este es un final feo e insípido. Cuando toda la serie gira sobre esa relación tan bien descrita por Otis en la primera temporada, que es la fantasía de todo nerd inseguro y aquejado de traumas: ella está en una escala mayor en la cadena trófica, es una pantera o una leona, mientras que él es un canguro o un armadillo. Esa era la génesis narrativa y emocional, un clásico de la ficción que siempre funciona: el amor imposible. Él accediendo a una chica imposible y ella descubriendo que Otis es tan válido como cualquiera.
No necesitamos siquiera pinchar en ese agrio final, sino en los eventos Otis-Maeve de esta cuarta temporada: casi que ni un sólo momento entre ellos sale bien, o es mínimamente feliz, pleno, mágico… Es una consecución de interruptus de todo tipo (casi siempre gracias a Otis) en el que si un espectador ha invertido emocionalmente en ellos, durante cuatro años, se va a quedar a cuadros ante tal despliegue de fracasos en algo tan simple como que ya estaban en el punto de certificar el tema (se entiende…) y Nunn y cía, simplemente, lo evitan artificial y torpemente.
No por ello Sex Education deja de ser una serie notable. Como buen producto moderno, y de streaming, salió con todo (sino la gente se larga rápido) por lo que su mejor temporada es aquel primer año. Pero su fórmula, felizmente original, de acercamiento a cada personaje para descubrir que todos solemos vernos con una pátina estereotipada hasta que mostramos interés en ellos y les conocemos bien, permanecerá como su mejor logro. Lo sucedido con sus dos protagonistas, ese armadillo que finalmente enamora a la leona, ya es otro cantar. Siempre nos quedarán las risotadas de Ncuti Gatwa, eso sí.
Nowherees una película de supervivencia enmarcada en un mundo distópico de futuro cercano que estrena Netflixeste 29 de septiembre. Con Tamar Novas y sobre todo una poderosa Anna Castillo a la cabeza, intentarán asaltar el top de más vistas de la plataforma.
Nowhere nos emplaza en un presente o futuro muy cercano distópico en el que el mundo está sufriendo una carestía de recursos sin precedentes. Los gobiernos han prohibido los nacimientos y aniquilan sistemáticamente a embarazadas y niños sin pudor alguno. La pareja conformada por Nico (Tamar Novas) y su novia embarazada Mía (Anna Castillo) intentan escapar a Irlanda de forma clandestina para no ser apresados por el gobierno totalitarista instaurado en el país.
Tras ser separados, en distintos contenedores marítimos por los coyotes a los que han pagado con todos sus ahorros, Mía termina quedando varada sola en el mar. Sin apenas recursos y con un teléfono móvil que funciona a duras penas, tendrá que hacérselas valer para llegar a salvo a la tierra prometida, junto a la hija que aún lleva en su vientre.
Esta película podríamos dividirla en 2 actos prácticamente. El primero es el del inicio de la huida y presentación del mundo distópico y de los personajes. La información del mundo en el que se encuentran Mía y Nico es bastante parca y van dando datos o pistas de forma gradual. No parece ser algo que le importe mucho a su director, y estoy bastante de acuerdo porque según iba avanzando la historia no podía dejar de pensar que este aspecto es bastante anecdótico y se podría haber resuelto con pocos cambios para que ocurriera en un entorno presente real. Este tramo quizá esté un poco alargado y puede ser que se pierda interés en lo que viene a continuación.
El segundo acto, dedicado al viaje de nuestra heroína Mía, al contrario que el primer tramo, recupera el interés del espectador por completo. Cada detalle importa. Todo lo que ocurre, cada pequeña cosa, va a tener su sitio en el devenir de los acontecimientos. Hay escenas con una potencia brutal. No voy a enumerar ninguna para no hacer spoilers, pero la misma Anna del Castillo ha declarado que ha sido el proyecto más duro en el que ha trabajado. Estuvo semanas entrenando y practicando y la verdad es que se puede palpar en cada instante. Es ella sola contra los elementos. Una auténtica guerrera. Mayúscula, imperial. Papeles que usualmente suelen ser para hombres, Anna, sin duda alguna, saca matrícula de honor.
Debo hacer un inciso en el tema actoral y es que no creo que todos los actores estén al mismo nivel que Anna del Castillo, incluso algunos, como el jefe del escuadrón del gobierno que registra camiones, me sacaron bastante de la película, bastante sobreactuado. Tamar Novas, bien es cierto, que al menos cumple en sus escenas, que tampoco son muchas, porque Anna es la que lleva todo el peso del filme.
Sin más, ya que esto es una crítica sin spoilers, voy a recomendar esta Nowhere. Tiene sus defectos, como digo, peca de falta de ritmo e interés en su primer tramo, pero si eres un poco paciente, creo que el segundo tramo tiene los suficientes aciertos como para que te deje un buen sabor de boca.
Gen V llega hoy a Prime Video con la intención de expandir el universo de The Boys a un público más joven sin por ello dejar de lado la sangre y el contenido +18. En este artículo podréis leer nuestra opinión tras ver el primer episodio de la nueva serie.
Gen V es el segundo spin-off extraído del mundo de The Boys tras la animada Diabolical, en esta ocasión nos traslada a la Universidad de Godolkin, una prestigiosa institución para superhéroes donde aprenden todo lo necesario para luchar contra el crimen sin dejar de hacer publicidad de productos de Vought.
La serie nos presenta a Marie Moreau (interpretada por Jaz Sinclair) una súper con un pasado trágico (narrado de forma impactante) que logra una beca con todos los gastos pagados para estudiar en la Universidad de Godolkin, su mayor sueño. Sin embargo, como todo lo que hemos visto en el mundo de The Boys, la realidad no tardará en mostrar a Marie que no todo el mundo es tan bueno como parece y que la Universidad puede convertirse en su peor pesadilla.
En general, Amazon nos presenta un episodio piloto de Gen V bastante interesante. El ambiente de la serie se siente divertido, los personajes secundarios tienen carisma (aunque estén muy estereotipados) y los efectos se ven bien. De hecho son esos efectos especiales que vemos en las escenas de acción los que permiten a la serie diferenciarse de otras más adolescentes. Los momentos gore plagados de sangre y vísceras logran aliviar la tensión, resultar cómicos y captar la atención del espectador que en múltiples ocasiones no se creerá lo que está viendo. Esto sumado a los momentos subidos de tono donde vemos fetiches que no se le ocurrirían ni a la mente más enferma logran crear un entorno coherente con el universo de The Boys que ya conocemos.
Me gustaría señalar al personaje de Emma Meyer, la compañera de cuarto de la protagonista interpretada por Lizze Broadway, que creo que puede darnos a lo largo de la temporada uno de los mejores desarrollos de la serie. Más allá de la trama universitaria, la serie nos plantea un misterio que involucra al mejor alumno de la universidad, un bosque y un posible plan malvado de Vought y que parece será el hilo conductor de la primera temporada. Sin embargo, no creo que el piloto logre despertar en el televidente la curiosidad suficiente sobre este misterio. Veremos cómo se desarrolla finalmente esta trama y si afectará a la serie principal de algún modo.
En resumen, Gen V se puede vender como la mezcla perfecta entre las comedias de adolescentes hormonados capitaneadas por American Pie y la acción más sangrienta y gore del mundo de The boys, logrando un producto final que, aunque no vaya a ganar ningún premio, logra su objetivo de entretener y hacer pasar un buen rato al espectador que estará a la espera de ver la próxima burrada que se les haya ocurrido a los creadores de la serie.
Los Mercen4rios ve a Jason Statham como lo único destacable a medida que la franquicia llega a una conclusión vergonzosa y totalmente innecesaria. La película se estrena mañana viernes 29 de septiembre en cines.
Los Mercen4rios llega más de 9 años después de que la última entrega se estrenara en cines en 2014. Si echamos un vistazo hacia atrás, es fácil recordar que la primera película, dentro de lo que fue realmente, estuvo bastante entretenida y trajo una idea original, mientras que la segunda película es, sin duda, la mejor de la franquicia y una buena película de acción, además de divertida. La tercera película es perfectamente observable, pero fue un gran punto de inflexión negativo con respecto a sus predecesoras, llevando la franquicia en una dirección equivocada. Dicho todo esto, esta cuarta entrega es, lamentablemente, terrible y no tan solo la peor secuela hasta ahora, sino una de las peores películas de este año. Un desperdicio completo de un concepto, un buen conjunto y una franquicia que, dentro de que tampoco era la panacea, consiguió cosechar varios seguidores. Un guion lamentable, salpicado de un diálogo atroz, plano, artificial y sin ningún flujo natural; que desperdicia al elenco casi por completo. Es obvio que nadie entra en estas películas esperando guiones dignos de un Oscar, pero una cosa es esperar eso y otra muy diferente es no exigir un mínimo de calidad. Los Mercen4rios denota una falta total de desarrollo de personajes y un malentendido básico de lo que supone recrear una película de acción clásica de los 80, un estándar de la franquicia.
La trama involucra a Barney Ross, interpretado por Sylvester Stallone, que vuelve a reunir a su equipo de Fuerzas Especiales de mercenarios, bajo la guía del agente gubernamental Marsh, interpretado por Andy García, para evitar que se activen unos dispositivos nucleares robados. Su mano derecha, Lee Christmas, interpretado por Jason Statham, se une a los viejos habituales Gunner (Dolph Lundgren) y Toll Road (Randy Couture). A lo largo del viaje se unen nuevos reclutas: Easy Day (50 Cent), Galan (Jacob Scipio), Lash (Levy Tran) y Gina (Megan Fox).
La razón por la que la mayoría de las audiencias se interesan por estas películas es para ver a las estrellas de acción de la vieja escuela brillar en la pantalla grande nuevamente, pero Los Mercen4rios ignora completamente este concepto que funcionó tan bien en las anteriores entregas. Las únicas dos estrellas que encajan en ese criterio son Stallone y Lungren, y ninguna de las dos tienen mucho que hacer como Barney y Gunner en la película. El resto se compone por completo de nuevas incorporaciones que se alejan mucho del concepto ‘vieja escuela’, es más, muchos de ellos casi podrían considerarse de la nueva. Y aquí es donde viene uno de los grandes problemas de la película -no el único, por supuesto-. A pesar de presentar un gran elenco conjunto, todos se desperdician por completo en las escenas de acción -por separado cada uno puede juntar apenas 2 escenas de acción de unos minutos- salvo Statham, que realmente podría firmar como que ha grabado una película de acción paralela a esta cuarta entrega. Entonces, ¿una película que se llama Los Mercen4rios, pero que prácticamente solo sale Statham?, ¿en serio nadie se dio cuenta antes de dar luz verde al proyecto? El nuevo elenco no deja ningún tipo de impresión porque básicamente no salen en la película, y cuando lo hacen, da la sensación de que preferirían estar en otro lugar, como con Andy García o 50 Cent, o hacen lo que pueden con el pobre material presentado frente a ellos. Megan Fox es una actriz medio decente cuando tiene el material correcto -¿quién no se acuerda de ‘Jennifer’s Body‘?-, pero aquí su personaje está tan mal escrito que es absurdo a grandes niveles.
La acción puede ser muchas veces difícil de lograr, pero esta franquicia siempre ha conseguido cumplir en esa área incluso en sus entregas más débiles, pero la mayor parte aquí es en gran medida incomprensible y ni una sola secuencia está bien filmada o es emocionante de ver, a pesar de que la franquicia vuelve a una calificación R. El CGI -efectos visuales generados por ordenador- y los cromas son algunos de los peores que he visto en bastante tiempo y es impactante y deprimente que esto se vea tan increíblemente barato y cutre a pesar de tener un presupuesto de 100 millones de dólares. De nuevo, igual que nadie espera un guion de Oscar, nadie espera una acción al nivel de ‘John Wick 4‘, pero de verdad que esta película se siente tan barata y artificial que en el mejor de los casos parece hecha por un estudio pequeño y sin muchos recursos y en el peor llega a niveles vergonzosos y risibles. El único punto positivo es el conjunto de las escenas de acción de Statham, que si olvidas que estás viendo una secuela de ‘Los Mercenarios‘ y que no has pagado por una entrada, pueden salvarse gracias a que el actor está más que curtido en el género.
A pesar de los esfuerzos, porque para hacer esta película hay que esforzarse por no echarla para atrás, Los Mercen4rios no logra igualar la magia de sus predecesoras debido a un guion desastroso, unos personajes subdesarrollados y unas escenas de acción sin inspiración. El corazón y la coherencia que hicieron que las películas anteriores de la franquicia fueran tan memorables están ausentes ahora. En última instancia, los verdaderos fanáticos de las tres primeras películas y, sobre todo, los completistas podrían darle una oportunidad, pero en realidad, incluso podrían saltársela y no se perderían mucho. Esta cuarta película sirve como un claro recordatorio de por qué la franquicia ha estado inactiva durante mucho tiempo. Esperemos que este sea el momento de aparcarla por el bien de todos.
El pasado 13 de Septiembre llegaba a Apple TV+ la nueva temporada de su serie estrella, The Morning Show; la tercera, por ser más específicos. Ya renovada por una 4ª, en Cinéfilos hemos tenido la oportunidad de ver los 10 episodios y te contamos, sin spoilers, qué puedes esperar.
The Morning Show se estrenaba el 1 de Noviembre de 2019; el día que Apple lanzaba su servicio de streaming a nivel mundial. Señal inequívoca del lugar que ocupa la serie en la estrategia de la empresa de la manzana. Actores icónicos, desde Jennifer Aniston, pasando por Reese Witherspoon -lo he escrito sin consultar Google-, Steve Carell, Juliana Margulies o Jon Hamm. Realeza televisiva; premiados y protagonistas de sus propias series. También nombres detrás de las cámaras y un presupuesto ilimitado. Arrancamos.
Juzgar algo que llega con un nivel de expectación tal es, como mínimo, injusto en cualquier caso y, probablemente, nada ventajoso para la propia serie. Pues entonces no se miraba únicamente la misma. De algún modo se emitía un valor de la propia plataforma a través de ella. Amén de las ideas de cada uno sobre lo que iba a ser la serie, y a partir de ahí la opinión. Generalmente se ha de opinar sobre un producto comparándolo siempre con la potencial mejor versión de sí mismo y nunca, bajo ningún concepto, con lo que uno querría que fuese.
Una vez dicho esto y teniendo en cuento el temporal que The Morning Show ha tenido que capear, no ya lo expuesto en el párrafo anterior, sino también los cambios de showrunner; tengo la sensación de que por fin ha abrazado su verdadera vocación y se ha quitado los prejuicios sobre sí misma que arrastraba desde el inicio, convirtiéndose en lo que siempre ha querido, un culebrón. Esto le ha terminado dando un valor, curiosamente; y a medida que se ha vuelto más abiertamente telenovelesca, más circunspecta se ha vuelto.
En las dos primeras temporadas convenía una suerte de artificio constante que bailaba entre Succession y Las Chicas de Oro. Aquí, la serie propone conflictos más transversales e interesantes y lo hace de un modo más ligero. Donde antes había solemnidad ahora hay autoconsciencia. Lo serio se ha convertido en lúdico, sin pasar la línea del absurdo o lo risible; pero, de algún modo, esa compostura que destilaba frivolidad inicialmente, se ha tornado en regocijo y espíritu festivo. Y nos encontramos, finalmente, con un producto tremendamente entretenido, bien actuado, consciente de sí mismo y despreocupado en última instancia.
La polémica familiar de Woody Allen en los primeros noventa se revitalizó en los últimos años hasta el punto que dudábamos de volver a ver algo suyo en la gran pantalla. Finalmente fue Francia quien acogió al director neoyorquino con un film rodado y ambientado en París: Golpe de suerte. Vuelve Woody Allen y viendo el film es como si, ciertamente, jamás se hubiera ido.
En esta nuestra casa, Cinéfilos Frustrados, servidor siempre se ha declarado fan el cine francés con todo arsenal de características reconocibles sea en formato comedia, drama o una mezcla de ambos. Bien pues también me declaro fan de Woody Allen. Y esta Golpe de suerte es una película escrita y dirigida por Woody Allen pero rodada y producida en Francia. Y aunque parezca obvio (el parezca tiene su explicación, entraremos en ello más tarde): es la mezcla perfecta de Allen y cine francés.
Cuentan de Golpe de suerte que es un poco como Match Point: la respuesta es afirmativa pero no podemos entrar en el porque es totalmente como aquel film de su etapa londinense porque incurriríamos en spoiler. Así que, aportando un resumen de la premisa, tenemos que Fanny y Jean son un matrimonio bien (bien de los que nadan en billetes) de París hasta que ella se encuentra por casualidad a Alain, un ex compañero suyo de su época de estudiante.
Golpe de suerte es, inequívocamente, un film puro de Woody Allen: desde sus inconfundibles títulos de crédito, el uso incesante de partituras jazz en la transición entre escenas, diálogos fluidos y en los que no sobra una sola palabra y algo más. Por supuesto: la trama, lo que importa, se desarrolla en un entorno urbano de vanguardia, de ensueño millonario, aludiendo a muchos tópicos (aunque sean plausibles) de la ciudad en cuestión (Nueva York, luego Londres, París, Barcelona, Roma…), pero es todo tan confortable que puedes concentrarte todavía más en esos diálogos y en lo que sucede.
Y, claro, a todo ello debemos añadir el factor francés. Y es que sus films londinenses rezumaban un Allen adaptado a la capital inglesa; y lo mismo con sus visitas a Barcelona y Roma; incluso su primer trabajo en París era, tal vez, el más Allen de todos los Allen que salieron de Nueva York. Pero aquí sucede que Allen se marca, con Golpe de suerte, un Allen y a la vez un film francés. Es todo muy francés. Y no hablo sólo de temas de producción, sino de estilo, de personajes… Y ahí está la clave: el film es 100% en francés, y con ello sus actores, y con ello se obtiene el factor humano y lo que hace de este film un híbrido de Allen y drama criminal francés.
¿Se resiente por ello Golpe de suerte? No. Es más: es casi una novedad en la filmografía de Allen siendo, sin duda, una película que se siente perfectamente parte del estilo del de Brooklyn. Es como si estuviéramos viendo un Allen paralelo nacido en París y no en Nueva York. Los personajes parecen adherirse, pese a su inequívoco aire galo, al estilo reconocible ya visto en la citada Match Point sin que exista aquí el factor estadounidense en forma de protagonista (Match Point, Medianoche en París). Un pero, menor, sería tal vez que el jazz pega más en Nueva York que en París pero con ello no se rompe dicha alquimia estilística.
En ello es esencial Lou de Laâge, la protagonista de Golpe de suerte, una suerte de condensación del personaje femenino habitual de Allen pasado por el filtro francés hasta el punto que ella, como el resto del reparto, parecen abducir el estilo del neoyorquino en favor de los efluvios galos. Cuestión que, en lo formal, se beneficia con la fotografía de Vittorio Storaro (amen de la belleza parisina) y, como no, ese movimiento de cámara que delata quien está dirigiendo esto. Woody, ¡sigue!
Sex Education llega a su fin. Lloremos juntos. Este jueves 21 de septiembre nos despedimos de forma definitiva (al menos de momento) de Otis, Maeve, Eric, Adam y compañía. Puede ser una de las mejores series de Netflix, por lo que hay esperanza en que se piensen si hacer algún spin-off o similar… Por favor :'().
Sex Education terminaba su tercera temporada con nuestros chicos un poco separados y la confirmación del cierre definitivo del instituto Moordale. Ruby (Mimi Keene) declaraba su amor a Otis (Asa Butterfield), pero Otis le da la callada por respuesta. Otis acaba por fin declarándose a Maeve (Emma Mackey) y ella a él, finiquitando con el beso más esperado desde que empezara la serie. Sin embargo, Maeve se iba de viaje a Estados Unidos para hacer un mega curso de escritura.
Eric (Ncuti Gatwa) y Adam (Connor Swindells) también rompen, luego de que Eric confesara su rollete en Nigeria. Jean (Gillian Anderson), la madre de Otis, recibe los resultados de la prueba de paternidad de su bebé recién nacido y por su cara de sorpresa ya se intuye que el bueno de Jakob (Mikael Persbrandt) no es el padre. Al exdirector Groff (Alistair Petrie) lo dejamos intentando deconstruirse y comenzando a hacerse un hueco en nuestros corazones. Por último, Lily (Tanya Reynolds) y Ola (Patricia Allison) parece que logran superar los baches de su relación y terminan la temporada reconciliadas.
Así quedaban dispuestas las fichas en el tablero de ajedrez en la temporada 3 de Sex Education. En esta nueva temporada se enfrentan a múltiples cambios, comenzando con el obligado del instituto. No todos nuestros personajes van a recalar en el mismo centro de enseñanza esta nueva temporada, así que mucha gente sentirá tristeza al comprobar que algunos de sus secundarios más queridos, lamentablemente, hayan desaparecido de la serie.
La cuarta temporada comienza en un tono muy hilarante. Los dos primeros capítulos incluso llegan a parecer de otra serie por la alta calidad y cantidad de gags realmente desternillantes. Hacía tiempo que no me reía varios minutos seguidos, como me ocurrió en el último tercio del primer capítulo. Pero esto, como es normal en esta serie, es solo un espejismo. Si bien no se pierde la comicidad, todo se va enmarañando por el huracán de sentimientos que es Sex Education y se forman verdaderas DANAs que arrasan todo.
¿Es esta cuarta temporada un buen final para una serie como Sex Education?
Bueno, yo diría que sí. No creo que tenga mucho de sorpresa, pero cierra bastante bien todos los arcos de los personajes. No los cierra del todo, no olvidemos que están comenzando a vivir sus vidas la mayoría de ellos, pero sí que podemos intuir el camino que van a seguir, al menos por el momento.
Al mismo tiempo, creo que la temporada también funciona muy bien con los nuevos personajes. Si bien no se profundiza en todos, sí que hay tiempo para que los conozcamos, tengan una evolución y que les cojamos cierto cariño. Aquí voy a decir algo negativo y es que hay algunos nuevos personajes que van tan de perfectos y guays que es muy difícil empatizar con ellos.
Así pues, nos tenemos que despedir de Sex Education y solo nos queda rezar a DiositoNetflix para que tengan a bien pensar en cómo darle una continuación, al menos a algunos de estos personajes que nos han acompañado durante 4 temporadas y a los que nos va a ser difícil olvidar.
Por último me gustaría hacer una encuesta sobre el personaje más querido de la serie… El mío es Adam, por el gran desarrollo y aprendizaje que tiene su personaje durante toda la serie, por su inocencia y por la ternura con la que lo dota el actor Connor Swindells. ¿Cuál es el tuyo? Espero expectante vuestras elecciones en la sección de comentarios.
El Conde reinventa la figura de Augusto Pinochet transformándola en un terror satírico en el que el dictador chileno sigue vivo y es un vampiro de 250 años
Pablo Larraín regresa con El Conde (2023) a su Chile natal, tras haber retratado la vida de dos mujeres «encantadas» en Jackie (2016) y Spencer(2021). Una monocromática y terrorífica historia en la que el director concibe al dictador Pinochet, que aterrorizó Chile desde 1973 hasta 1990, como un chupasangre salido de las novelas de Bram Stoker, convirtiendo la ideología política en un espectáculo vampiresco bajo una perspectiva satírica.
La historia de este Pinochet comienza en el siglo XVIII, en plena Revolución Francesa, en la que un soldado del ejército de Luis XVI, bajo el nombre de Claude Pinoche es transformado en vampiro. El ambiente revolucionario no tarda en horrorizarle, y tras varias decapitaciones públicas de nobles como María Antonieta, decide recorrer el mundo para luchar contra la libertad y la democracia dondequiera que esté. Es aquí donde Pinoche, renombrado a Pinochet, acaba en Chile, donde liderará el golpe militar que derrocó al gobierno de Salvador Allende. El resto de la historia, hasta «la muerte del dictador», ya la conocemos.
Es aquí donde Larraín empieza a tallar su versión de Pinochet, interpretado sagazmente por Jaime Vadell, en la que un decrépito dictador ha de fingir su muerte para alejarse definitivamente de todos los focos, teniendo que adaptarse a su vida alejada de la sociedad. Es difícil cambiar un estilo de vida tan pomposo por algo más austero, y eso se observa en la actitud del dictador, que se ve envejecido y con su riqueza menguando, teniendo que hacer frente a la dificultad de renunciar al consumo de corazones recién extraídos de sus víctimas.
La llegada de sus cinco codiciosos hijos y una monja —claro recuerdo a la Juana de Arco de Dreyer— enviada a exorcizar el alma del dictador, harán que la historia se torne en una deconstrucción en tono burlesco y formal sobre las acciones pasadas de Pinochet y su familia, bajo un manto de metáforas y referencias en las que se interpreta que los ciudadanos no somos más que simples herramientas y alimento para la élite succionadora de sangre.
El Conde no deja de ser un objeto de arte y ensayo antipático, a veces brillante y otras veces más apagado. Se construye a través de una narrativa anudada bajo un sugerente blanco y negro que pretende desenterrar el cuerpo político de la Chile comprendido entre los años 70 y 90. Una película que pese a estar codificada como una comedia negra, es tan cruenta que pocas risas levanta, pero con una intención más que clara, pura denuncia política reflejada en el monstruo vampírico.
La cinta no dejará indiferente a nadie y que es una rara pieza entre todo el catálogo del que dispone Netflix. Larraín, pese a no estar frente a su mejor película hace un buen trabajo volviendo a escanear desde otro punto de vista la figura política de Pinochet, como ya hiciese en su trilogía con Tony Manero (2008), Post Mortem (2010) y No (2012).
El festival de Sziget es uno de los grandes festivales de música europeos, y se celebra a mediados de Agosto desde 1993 en Budapest.
Día 1 – Moving In Days
Llego a Sziget dos días antes de tiempo. Los moving in están hechos para encontrar un buen sitio en el camping de la isla, conocer a tus vecinos y colegas de campamento, o hacer turismo por la bonita Budapest. En mi caso, llegué al aeropuerto y mi vuelo coincidía con el de Kevin, un nuevo miembro del Camp Unknown. Para quien no lo conozca, Camp Unknown es un campamento abierto a cualquier persona que viaje sola al festival de Sziget. Durante estos 8 días, Camp Unknown será tu familia, una familia, con mas de 200 miembros en este Sziget 2023.
Fotografía de Zseni Boglarka
Para Kevin era todo nuevo, y muy amablemente, se ofreció a pagar un taxi hasta el centro. – Es la hospitalidad irlandesa, ya me invitarás a birras -me dijo. Una vez en el centro, vamos a Decathlon a por nuestras tiendas. La sablada de tienda de campaña por alrededor de 100 euros es algo para lo que hay que mentalizarse, pero pensemos que son 8 días, que en los que va a servir como hogar, y que más cara está la gasolina.
Fotografia de Zseni Boglarka
Desde allí, pillamos un Bolt hasta la isla y recinto del festival. Intentamos lo imposible para ir en tranvía utilizando la app Budapest Go, pero nunca me llegaba el código de confirmación necesario de mi banco al móvil, así que el gasto de 2 euros se convirtió en unos 15. No pasa nada, más caro está el amor, y no nos quejamos tanto.
Llegamos pronto, y el check in fue bastante rápido. Tenemos la pulsera, y solo queda llegar a la zona de acampada de Camp Unknown, bastante despejada a eso de las 17:00 del primer día. Se ha notado bastante que este año la asistencia ha sido menor, porque el año pasado, no cabía ni un alfiler en nuestra zona, y este año, había bastante espacio para todos. Al llegar, conocemos a algunos de nuestros nuevos vecinos, decidimos ir al famoso Auchan a comer, beber y conseguir provisiones (como jabón y champú para los próximos días) y esperar a que nuevos miembros se unan al grupo.
Fotografía de Zseni Boglarka
Sziget 2023 ha mejorado respecto a 2022. Todo está mas verde, los urinarios son de 10, la zona de duchas es mucho más grande y no te comes las colas del año pasado, incluso las colas del Aldi dentro del festival son más rápidas. Y si, han vuelto las decoraciones. No tan espectaculares como en el pasado, pero al menos tenemos un puente con color.
No obstante, la primera noche fue bastante decepcionante, porque hacia mucho frio en la isla, no hubo música, ni actividades, y la vida social se limitaba a ver como los míticos NPCS clónicos británicos venían medio borrachos cantando canciones icónicas para ellos. Aunque no me quejo, he de decir, que al menos ese día, pude dormir más de 5 horas.
Día 2 – Moving In Days
Tras ir a buscar de madrugada a mi amigo Nicko, que llegó a la isla a eso de las 03:00 de la mañana, pasamos gran parte del día 2 en Auchan, comiendo, comprando, hablando de la vida y poniéndonos al día. Regresamos a la isla y mientras él aprovechaba para dormir, yo conocí nuevos y geniales miembros del campamento, con los que hice muy buenas migas y con los que días después, compartiría algunos de los mejores momentos del festival. Amigos de Suiza, Australia, Alemania, Hungría, o Estados Unidos, por citar algunos países.
Por la tarde aprovechamos para ir al evento latino en Mad Garden Buda, donde nos reunimos el equipo de Sziget España, parte de la prensa acreditada y amigos varios, para pasar unas cuantas horas de charla, networking, y diversión. El evento empezaba por la tarde, y nos dieron el cierre del bar, cerca de las 23:30, cuando dejamos el lugar.
Al volver a la isla, nos encontramos que había música en los chiringuitos de la isla, como en los viejos tiempos, aunque la cantidad de gente que estaba festejando era muy limitada, y no parecían estar muy a tope. Para colmo, la música acabó muy pronto, alrededor de la 01:00 AM, así que decidimos ir a dormir, y prepararnos para el primer día del festival.
Sziget 2023 : El festival que estábamos esperando
Día 1 : Comienza el verano
Inesperadamente, decidí irme con dos australianos y un suizo, -algunos de mis mejores nuevos amigos del campamento-, al Colosseum para abrir el festival a las 15:00. Allí nos encontramos un technazo durísimo, de ese de romper zapatilla, vimos como una chica medio desnuda y con cabeza de toro era toreada por un guiri con poco arte, y como otro tipo casi se abre la cabeza – acabó sangrando – al envestir directamente contra una de las paredes del escenario. Sziget en estado puro.
Foals en Sziget 2023. Fotografía de Zseni Boglarka
Pero vamos a decir, que oficialmente, el primer día arrancaba fuerte en el Main Stage con Foals. Gran parte de nuestro campamento estaba ahí, listo para escuchar temas tan increíbles como Mountain at My Gates, 2001, Inhaler, My Number, o probablemente el highlight del concierto, el momento en el que todos nos agachamos mientras el crescendo final de Spanish Sahara, para saltar cuando la canción explota y sientes esa contagiosa necesidad de ser feliz y sacar toda la adrenalina que la canción ha ido construyendo, pasado de la calma y la nostalgia, a la más absoluta glorificación de estar vivo y presenciando este momento colectivo tan mágico.
Los Bitchos en Sziget 2023. Fotografía de Zseni Boglarka
De aquí, nos fuimos corriendo a ver el rock surfero de Los Bitchos, la banda femenina británica que no para de crecer en los últimos años. Su estilo, con claras influencias del rock de los años 70s, es ideal para un festival como Sziget, donde el buen rollo entre su público está siempre garantizado. Empezamos a hacer congas entre nosotros, o juntamos nuestros brazos entre dos para que la gente pasara por debajo bailando, un juego al que se apuntaron tanto amigos del campamento, como unas desconocidas y simpáticas australianas que ya formaban parte del grupo.
Sam Fender en Sziget 2023. Fotografía de Zseni Boglarka
Aunque estuve disfrutando mucho del concierto, abandoné a Los Bitchos al final para ir a ver uno de los highlights personales del día, Sam Fender. La gran nueva voz del rock británico, venia cargada de energía como subliner del día para compensar su cancelación de última hora del año pasado del festival. Desde su lanzamiento en Hypersonic Missiles en 2019 su popularidad – especialmente en las islas británicas – se ha disparado como hacia tiempo que no ocurría con ningún artista del género, y posiblemente, estemos hablando del nuevo cabeza de cartel británico de los próximos años, -de hecho, ya ha encabezado este año Reading & Leeds-.
Y he de decir, que aunque disfruté el concierto, hubo cosas que no me gustaron en exceso. Y ninguna tuvo que ver con el artista o la banda en sí, que estuvo de notable, con impecable sonido, y perfecto setlist. Fue algo que tuvo que ver con el público. Entre la gente que estaba ahí para ver a Florence + The Machine y le daba igual Fender, y que había personas bastante pasadas de alcohol (y digo personas por no decir de nuevo británicos) a veces era difícil meterse en el concierto, especialmente en los temas más tranquilos y emotivos del cantante.
Es cierto que cuando llegó el momento Seventeen Going Under y Hypersonic Missiles, esto cambió, los asistentes se entregaron y se vivieron momentos realmente mágicos, pero creo que con un publico más respetuoso, o al menos, en una zona con un público más respetuoso que el que tenía yo delante, la experiencia habría mejorado notoriamente a titulo personal.
Después de este momentazo, fui al campamento, situado bastante cerca del Main Stage, a conocer a nuevos miembros del camp, y saludar a algunos viejos amigos del año pasado. El siguiente concierto era Viagra Boys, en el majestuoso Freedome AKA A38 para los puristas de Sziget. Que maravilla de sonido y tralla, que gran ambiente entre el público, con pogo incluido. Agresividad y clase, la de esta propuesta de rock pesado, que muy a mi pesar, dejé a mitad de concierto, para ver a una de las “promesas” de la electrónica femenina actual.
VSTT en Sziget 2023. Fotografía de Zseni Boglarka
Y lo digo entre comillado, porque la polaca VTSS de promesa no tiene nada, lleva años marcando su territorio dentro del techno oscuro y poderoso, pero creo que aun le queda margen para seguir subiendo en los carteles y ser uno de los grandes reclamos de cualquier evento al que vaya. Disfruté de la mitad de su sesión, y no defraudó, melodías oscuras, repetitivas, loops arpegiados de tralleo, y percusión de esa que te abre la cabeza. ¡Que me la inyecten en vena!
The Comet is Coming en Sziget 2023. Fotografía de Zseni Boglarka
El primer día era tan bueno, que si quería ver todo lo que quería ver, me tocaba ir picoteando de algún concierto y no poder verlo entero, pero lo que tenia claro, es que The Comet is Coming era un concierto que había que ver entero sí o sí. Era la tercera vez que los veía, segunda este verano, y para colmo, han anunciado una separación indefinida cuando termine esta gira de verano. Para quien haya estado en sus conciertos, ya sabe lo que se va a encontrar, una suerte de jazz psicodélico, hardcore, con momentos experimentales, de trip-hop, ideal para bailar, para drogarte, o simplemente para que tu mente vuele lejos del sitio. Eso fue lo que ocurrió conmigo. Menudo viaje. Cerraba los ojos, y veía las figuras perfectas y geométricas que proyectaban sobre las pantallas, pero en 3D. Fue algo salvaje de principio a fin, el ejemplo perfecto de como unos prodigiosos músicos sobre el escenario, pueden elevarte a lugares que ni conocías, y como incluso a día de hoy, se puede seguir explorando y mezclando géneros.
Bonobo en Sziget 2023. Fotografía de Zseni Boglarka
El nivel estaba alto, pero gran parte del campamento fuimos juntos a ver a Bonobo. Los había visto en directo en Sziget 2018, pero esto fue muy diferente – mejor -. En esta gira incorporaban una voz femenina en directo, que daba a algunos temas un toque dream popero maravilloso, como una mezcla de Beach House con Massive Attack, en una simbiosis perfecta entre el baile y lo contemplativo, entre la belleza y la tristeza, algo absolutamente sensacional. Que grata sorpresa, esperaba bailes, y me encontré algo mucho más profundo.
Aunque del que me esperaba algo más que baile, y precisamente, era de esa belleza poética y lirica en forma de beats que se construyen a fuego lento, y explotan como olas en la corriente de un mar nocturno, era de la sesión de Parra for Cuva. Fue mi gran descubrimiento del cartel, uno de esos artistas que tan buen ojo tiene Sziget de descubrirme, como ya lo ha hecho en el pasado con Elderbrook, Bob Moses, o Jan Blomqvist. Esa electrónica minimalista, de propuesta visual sencilla que apuesta por la oscuridad absoluta sobre el escenario, con destellos de luz a medida que la canción se va construyendo poco a poco en un drop sencillamente descomunal. Es como la estilización mas exquisita de la sencillez musical, en formato sintético. Todos los temas en directo mejoraban a sus homónimas en disco, era increíble como pequeños matices a través de ese tropicalismo percusivo, elevaban la experiencia a algo casi religioso, a sentir como el alemán iba plantando semillas dentro de nosotros, que él mismo regaba, y con la iluminación de las pantallas, conseguía hacer germinar, en un proceso sencillamente bello e inspirador. Por experiencias así vengo a Sziget.
Y, por último, pasamos de lo mas sagrado y espiritual, a lo más terrenal y animal. Tocaba cerrar la noche con la fiesta hardstyle de Evil Activities. No voy a negarlo, di todo lo que me quedaba, y que suerte que fuera el primer día, porque esto el día 5 se habría hecho duro. Pero la energía, la cafeína, y la adrenalina, fueron mas que suficientes para irse a dormir cuando terminó la música, y cuando este maravilloso remix, despidió la jornada entre confeti, estrobos y felicidad.
Día 2 : Éxtasis en el aire
Adam Beyer en Sziget 2023. Fotografía de Zseni Boglarka
Si la primera jornada fue espectacular, la segunda tenia algunos de los nombres que más ganas tenia de ver si o si de esta edición.
Con la tontería, y aunque el festival acabase de empezar, yo ya llevaba 4 días en la isla, la mitad de mi estancia en todo el festival, y ya iba acumulando varias horas de sueño a deber. La primera noche cerré mi tienda a eso de las 06:30, y a las 09:30, ya estaba fuera de ella camino del Aldi para desayunar, darme una buena ducha, y charlar con los camaradas del campamento.
Aunque tenia en mi agenda a la interesantísima banda de post-punk Carson Coma en mi agenda, sacrifiqué ese concierto por aprovechar un cielo nublado que permitía dormir en la tienda alrededor de las 16:00 de la tarde, más sabiendo, que el calor iría subiendo a medida que el festival fuera avanzando.
Lucie Antunes – En Sziget 2023. Fotografía de Zseni Boglarka
Así que mi primer concierto del día fue el de la francesa Lucie Antunes, que venía a la carga del freedome con su banda para presentarnos su último trabajo, Carnaval, y puedo decir sin miedo, que estamos ante la gran primera sorpresa musical del festival. Al final, de todo lo visto en el día 1 ya tenía un feedback, pero la formación gala supo coger ese electropop que a título personal, no destacaba en disco, para llevarlo a un directo sensual, lleno de baile, estructuras musicales experimentales pero muy pegadizas, y que pese a contar con un público reducido, el que estaba ahí, lo estaba disfrutando al máximo. Maravilla.
Loyle Carner en Sziget 2023. Fotografía de Zseni Boglarka
Después tocaba uno de los platos fuertes del día, el rapero Loyle Carner. Era la tercera vez que le veía tras Primavera Sound y Roskilde, concierto, este último, que marcó como el mejor que había dado en su vida. El nivel estaba altísimo, posiblemente, insuperable, ya que el público de Roskilde muere por el hip-hop actual, y , es un género bastante infravalorado a día de hoy en Sziget. Es cierto que el escenario Dropyard ha apuntado a incluir a figuras emergentes del genero dentro del festival, pero siguen faltando nombres grandes dentro de la escena que lo afiancen. Loyle Carner era el mejor rapero que había en este festival. Lo íntimo y revulsivo de sus letras, el increíble Flow que desprende, su maravillosa banda en directo, y su carisma, le valen para arrasar allí donde vaya. A día de hoy, le he visto cuatro veces este verano (una más tras Sziget) y siempre me he encontrado a un público entregado, como este de Hungria, que hizo brillar esta maravillosa carpa una vez más.
Ben Böhmer en Sziget 2023. Fotografía de Zseni Boglarka
El segundo día, el festival lo encabezaba Imagine Dragons, pero yo tenía otro cabeza de cartel. El segundo día de Sziget, era el día de Ben Böhmer. Fui a pillar sitio para conseguir primeras filas (algo no muy difícil, todos estaban en Imagine Dragons) pero para asegurarme, sobre todo, estar cerca de los verdaderos fans del alemán. Porque cuando sonó Beyond Believes, me di cuenta de que había tomado la decisión correcta. La felicidad que había en el ambiente en esas primeras filas, no era normal. Quizás estaban repartiendo éxtasis en la valla, o lo lanzaban en formato pulverizado al aire, yo que sé, pero lo cierto es que el ambiente era sencillamente único. Llevo mas de 900 conciertos en mi vida, y pocas veces he sentido esa comunión artista público, y, sobre todo, ese buen rollo entre los que estábamos ahí abajo. Perdí la cuenta de la cantidad de gente con la que interactúe en esos maravillosos 75 minutos, estaba demasiado embobado flotando mientras sonaba Erase, con ganas de llorar bailando cuando lanzó Run Away, enamorado cuando una preciosa desconocida me abrazó en Strangers, feliz como pocas veces con esa maravilla que es Breathing en directo, rodeado de un grupo de australianas que me adoptaron como parte de su equipo, y al borde del Stendhal cuando como cierre final, la carpa conocida como Freedome, anteriormente como A38, me regaló uno de los mayores highlights de mi historia dentro del festival, al cantar al unisonó los primeros fragmentos de Father Ocean. ¡Qué noche!.
Jamie XX en Sziget 2023. Fotografía de Zseni Boglarka
Pero aun quedaba más. Jamie XX, al que ya había visto en Mad Cool, era realmente el cabeza de cartel de ese escenario aquel día. Así que decidí quedarme en mi sitio privilegiado, y conocí a más festivaleras que me hicieron la espera amena. El setlist de Mad Cool estuvo bien, pero este fue sencillamente perfecto. De tralla tropical a remixes imposibles de algunos de sus temas pasados como Loud Places u On Hold, sensualidad entre los asistentes, momentos de electrónica más experimentales, y ritmos que te llevaban por la selva hasta los clubes más selectos de electrónica de London. Una gran forma de bajar del globo de Ben Böhmer.
Adam Beyer en Sziget 2023. Fotografía de Zseni Boglarka
Uno de mis escenarios favoritos de Sziget es el Party Arena. La segunda noche estaba programada por el prestigioso festival Awakenings, y Adam Beyer y Renier Zonneveld eran los encargados de cerrar ese escenario, cada uno con un set individual de dos horas. El primero se cascó una sesión de technazo durísimo, con algún drop bastante aplaudido y fue toda una sorpresa a titulo personal. El segundo lo disfruté algo menos, pese a lanzar algunas de mis canciones más escuchadas de este año, con Influencer de Ascendant Vierge, pero quizás fue porque su set se desarrolló de 04:00 a 06:00, y la energía y ganas iban menguando lo que acabó determinando que disfrutara menos. No son mis djs predilectos, pero fueron un gran cierre para la noche de Awakenings.
Día 3 : Caminar sobre dos pies y moderación en la rave de David
La tercera jornada de Sziget 2023 estaba marcada claramente por la música electrónica. No obstante, me dejé caer antes por la formación local Jazzbois, que como su propio nombre indica, nos deleitaron con una sesión de alrededor de una hora de jazz que mezclaba influencias tradicionales con otras más experimentales. Gran momento para reunirme con parte del equipo de prensa española acreditada por pura casualidad, y disfrutar del concierto sentados en el A38.
Tv Girl en Sziget 2023. Fotografia de Zseni Boglarka
Tras esto, tocaba pasarse a ver a Tv Girl. Las melodías indie pop, las acidas letras, y la ironía de su cantante, fueron la tónica de un concierto divertido, con un público sorprendentemente entregado, pero que tampoco me maravilló en exceso.
Me dejé caer por el Colosseum para ver a Stephan Krus mientras hacía tiempo para una de las grandes incógnitas de esta edición, David Guetta. Sziget apuesta todos los años por una gran Dj de EDM como uno de sus cabezas de cartel principales, Martin Garrix, Kygo, o Calvin Harris, fueron los últimos en ostentar ese status de headliner en el festival húngaro, y encontrarme con mi tocayo galo, me generaba ciertas dudas. Principalmente, porque no le precede una gran fama como Dj en directo, pese a contar con grandes temazos como productor.
David Guetta en Sziget 2023. Fotografía de Zseni Boglarka
En cualquier caso, fui a pillar buen sitio, y acabé completamente integrado en un grupo de latinoamericanos y españoles, que adoptaron como parte de su clan durante el concierto. Y que decir del concierto, que maravilla de principio a fin. Arrancó con I’m Good (Blue) para pasar a remixes de temas tan icónicos como Baby Don’t Hurt Me o Sexy Bitch, Satisfaction y Sweat.
Se atrevió con un remix maravilloso del tema One Kiss de Dua Lipa, o incluso demostró estar al tanto de las últimas novedades en el mercado musical, mezclando a Fred Again, a Central Cee o a Chist Avangarde. Para cerra , traca final con hits como Wake Me Up, When Love Takes Over, Save the World, o I Gotta a Feeling. Sencillamente perfecto de principio a fin, el mejor set que le he visto – comparando siempre con streamings – y un ambiente maravilloso de esos que solo un festival como Sziget puede darte.
Two Feet en Sziget 2023. Fotografía de Zseni Boglarka
Salimos corriendo de Guetta y nos vamos al Freedome a ver a Two Feet. El norteamericano venia con banda a calentar a todos los presentes. Riffs alargados y deformados, como sacados de una película de David Lynch, con ese característico sonido 50s norteamericano, pero llevado a la épica, a la sensualidad, a bailar en formato ondas, pegados a nuestros amigos, camaradas o parejas por una noche. Que delicia.
Moderat en Sziget 2023. Fotografía de Zseni Boglarka
Tras esto, tocaba el plato gordo del día en el escenario Freedome, que no era otro que los alemanes Moderat. Como me olía que eso se iba a petar, estuve cogiendo sitio en primeras filas desde media hora antes, y fue una gran idea. Sobre el escenario, el supergrupo lanzó temarios ya clásicos en su repertorio como Ghostmother, A New Error, Bad Kingdom, y mi favorita, y que no suele caer por costumbre en sus sets, Milk. Qué maravilla esta última, qué concierto tan intimo pese a ser ya una banda grande y consagrada, qué respeto entre los asistentes en las primeras filas, y qué hipnóticas sus transiciones entre tema y tema. Qué, qué y qué. Lo sé. Solo tuvo un pero, y es que se dejaran en su casa Rusty Nails, ese tema inmortal y lleno de energía y rabia, que habría sido el broche perfecto a un concierto fantástico. Era la cuarta vez que los veía, y fue sin duda la mejor.
Jeff Mills en Sziget 2023. Fotografía de Zseni Boglarka
El resto de la noche la pasé viendo la mitad de Kelly Lee Owens, que la prefiero en formato live al Dj Set, y saltos entre la electrónica repetitiva y trallera de la leyenda Jeff Mills, y la fiesta de Drum & Bass del Party Arena, donde destacaría por encima de todos, la sesión de Murdock. Otro gran día en Sziget, aunque el cierre fue un poco flojo en comparación a los días anteriores.
Día 4 : Midnight City, estrobos y ladrones de corazones
M83. Dia 4 Fotografía de Zseni Boglarka
Se empieza a notar el cansancio, más emocional que físico, he de decir. Tantas emociones, tantas personas nuevas, tantos desconocidos increíbles, acaban saturando, aunque las emociones sean positivas. Uno tiene los depósitos de tolerancia al máximo y acabamos de llegar al ecuador del festival, aunque realmente, llevo 6 días en Budapest.
El cuarto día lo arranqué con una camarada de camping en el Freedome, viendo a Baby Queen. La sudafricana afincada en Londres nos dio lo que esperábamos, melodías pop-rock, letras teen angst, como si se hubiera propuesto recoger el testigo de Avril Lavigne en 2023 y ser su sucesora, aunque obviando las canciones tristes de la canadiense. Por su parte, Baby Queen es todo diversión, desenfado, y mucho carisma. Notable forma de empezar el día.
M83 en Sziget 2023. Fotografía de Zseni Boglarka
Tocaba el plato fuerte, pero antes nos pasamos por el Global Village a ver la extrañísima formación conocida como Kommuna Lux. Sinceramente, nos daba igual, estábamos haciendo tiempo hasta ver a M83.
Que decir. El grupo que más ganas tenia de ver en este Sziget 2023. Aunque lleve ya una década festivaleando, nunca se habían cruzado en mi camino, y las emociones estaban a flor de piel. Uno de mis grupos favoritos, en mi escenario favorito, en una edición de Sziget que estaba siendo memorable ¿Qué podría salir mal? Nada. Un setlist maravilloso, tirando, principalmente de su último trabajo, el Fantasy (2023) que incluye algunas canciones tan fascinantes como Amnesia y Oceans Niagara, varios temas de su icónico Hurry Up, We Are Dreaming (2011), o rarezas como *, Don’t Save Us From the Flames y Noise. Que decir de los momentos que esperábamos todos. Un poco decepcionante la nueva versión de Wait en directo, que pierde la rabia de las guitarras en favor de ser más “sintética”. Pero la que sí que sigue siendo rabiosa y poderosa es Midnight City, ese himno de la década pasada que conoce hasta tu abuela la que cocina macarrones los martes. Increíble final de concierto al que se le añadieron My Tears Are Becoming a Sea y por supuesto, el cierre final con la épica de Outro. Ojalá volver a estar allí.
Mumford & Sons en Sziget 2023. Fotografía de Zseni Boglarka
El cabeza de cartel del día era Mumford & Sons, a los que he evitado la friolera de 11 veces a lo largo de mi vida festivalera, y visto una vez, allá por 2012. Me pasé al final por petición de mi compañera de festival de aquel día, y he de decir que me sorprendieron para bien, aunque sigan sin ser mi rollo, y esté harto de verlos año si y año también en mis festivales favoritos.
Público en Nothing But Thieves. Fotografía de Zseni Boglarka
Nos fuimos corriendo a ver a Nothing But Thieves. Se comentaba que había poco rock este año en Sziget, y no creo que sea así, aunque sí que es cierto, que había poco en los dos escenarios principales. Nothing But Thieves eran uno de los mayores nombres del género, y dejaron el pabellón bien alto. El público, entregadísimo. Es uno de esos grupos que, sin ser cabezas de cartel, arrastra a unos fans realmente devotos de su música. Los británicos tiraron de 4 temas del Broken Machine, Dead Club City, y el Moral Panic. 16 canciones en total en cuyos highlights encuentro la hipnótica sensualidad de Keeping You Around y por supuesto, la épica entregada de toda la carpa Freedome ante ese himno generacional que es Amsterdam. Otro notable alto.
Kilimanjaro en Sziget 2023. Fotografía de Zseni Boglarka
A partir de ahí, tenía claro que quería bailar, y me fue al Party Arena. Allí estaba Kilimanjaro marcadose una sesión a ratos trallera, a ratos más discotequera, pero que estaba entrando increíble. El ambiente en primeras filas era impresionante, unas chicas francesas me pintaron con luces que brillaban en la oscuridad, me hice íntimo amigo de un Jack Sparrow de las raves, y una chica turca me quería presentar a su familia. Todo en 20 minutos. Puro Sziget.
Diplo en Sziget 2023. Fotografia de Dóri Hegedüs
Después vino Diplo, y por supuesto, la carpa se llenó. Las sesiones de Diplo suelen decepcionar por lo general a la gente, aunque no sé qué esperan de él. Yo he podido verle dos veces este verano, y te da un set divertido sin más pretensiones. Yo lo disfruté, aunque acabé abandonando las primeras filas para unirme a mis camaradas del campamento, y acabar la noche con ellos, divagando, caminando, y disfrutando de esos maravillosos amaneceres de Sziget.
Día 5 : El mesías, la princesa diva, y una historia de electrónica
Venga, que solo quedan dos días, y esto se acaba. El quinto día era uno de los más fuertes para mí, ya que había tres actuaciones que me apetecía muchísimo ver. Pero como suele pasar, toca sacrificar conciertos, en post de simplemente, acudir a ciertos actos sociales, avanzar con la crónica, o sencillamente, dormir. A estas alturas debería lleva más de 30 horas de sueño de debe, al llevar literalmente una semana durmiendo menos de 4 horas. El cuerpo iba al límite, pero la adrenalina nos hace tirar hasta el final.
Caroline Polachek en Sziget 2023. Fotografía Janka Rebeka Németh
El día lo empecé con Caroline Polachek. Ya la había visto en Roskilde, y el resultado fue bastante parecido. Ella siempre rinde, aunque disfrutaría más si su setlist se centrase más en su primer trabajo, es sin duda una de las voces femeninas del momento gracias a su último disco, y mucho ojo no acabé ocupando espacios de cabeza de cartel en los próximos años.
Lorde en Sziget 2023. Fotografía Dóri Hegedüs
La que ya es cabeza de cartel, aunque fuera compartido en esta edición, es Lorde. La de Nueva Zelanda dio un concierto maravilloso lleno de buena vibra y repasando los tres discos que han compuesto hasta el momento su exitosa carrera. No faltaron temas como Royals, Solar Power, Perfect Places, The Path, o Green Lights, tema que cantó con Caroline Polachek para deleite de los fans de ambas que estaban en primeras filas. Una maravilla.
Macklemore en Sziget 2023. Fotografía de Zseni Boglarka
Pero Lorde no estaba sola, ya que ese día, era co-cabeza con uno de los grandes amigos del festival, Macklemore. El rapero norteamericano nunca se queda corto en elogios al festival, y ha manifestado en más de una ocasión que es el mejor festival del mundo. La verdad es que el público estaba entregado a su música, y sin darnos mucha cuenta, lleva desde 2014 atesorando éxitos que son ya hits incontestables para toda una generación. Wings, Thrift Shop, White Walls, These Days o la maravilla And We Danced no faltaron en un repertorio que cerró con la mundialmente conocida Can’t Hold Us, tema que nunca falta en las fiestas de camping de cualquier festival europeo que se precie. Este señor sabe exactamente cómo manejar al público de Sziget, y parece que ha nacido para encabezar este festival año si y año también. Por mí, que le hagan vitalicio, como a los Shellac en el Primavera.
La noche estaba empezando, y había que elegir, ir a la programación en el Party Arena de Be Massive o dejarse caer por el Freedome. Lo tenía claro. Be Massive, siempre. Fui a Metha, que se marcó una sesión oscura e introspectiva, ideal para abrir boca con el primer plato fuerte de la noche, Chris Avantgarde.
Chris Avantgarde en Sziget 2023. Fotografía con Zseni-Boglarka
Justo con Anyma, es una de las grandes irrupciones de 2023 dentro de la música electrónica. Sus temas consiguen conectar con esa vía trascendental y espiritual que artistas como Mathame o Tale of Us han conseguido poner “de moda” dentro de la escena. Sus colaboraciones con el citado anteriormente Anyma son sensacionales, y el que parecía ser el telonero del gran nombre del día, acabó siendo el gran nombre de la noche. Perception, Eternity o Consciousness en directo son una absoluta maravilla que hay que vivir al menos una vez en la vida.
Tale of Us en Sziget 2023. Fotografía de Zseni Boglarka
Y tocaba el plato fuerte de la noche, los ya citados Tale of Us, aunque habría que decir, quizás, Tale of Mine, porque sobre el escenario solo apareció Carmine Conte. Aunque el concierto fue notable, durante las dos horas de sesión que tenían preparados para nosotros, siento que las expectativas estaban tan altas, que no consiguieron llegar a lo que yo esperaba, y aunque sean el grupo con mayor nombre ahora mismo, dentro de este subgénero, creo que en los próximos años gente como los ya citados Mathame o Anyma pueden pasarles por la derecha. Veremos.
Para cerrar la noche, quedaba Mateo & Spirit pero el ambiente estaba empezando a ser bastante decadente (gente pasada mal) y preferí irme. Probablemente fue la noche en la que me encontré a gente más pasada en general en el festival, actuando raro, o energías negativas, sin que, en ningún momento, hubiera malos rollos o peleas, que es algo que caracteriza al festival, pero sí que pude percibir una energía diferente aquella noche.
Día 6 : Todo lo bueno debe morir
Fotografía de Zseni Boglarka
Último día de festival. Emociones encontradas, por un lado, necesitas descansar, física y, sobre todo, mentalmente. Por otro, quieres que tu vida sea así de ahora en adelante, y duele desconectar de tus amigos del campamento, de las emociones de encontrarte con desconocidos, de enamorarte o de bailar hasta al amanecer. Pero la vida es así, mejor aceptarlo, y disfrutar de que todo tiene su final.
999999999 en Sziget 2023. Fotografía de Zseni Boglarka
Mi final comenzó con la cancelación de Yung Lean, mi absoluto highlight del día. Vamos bien. Tras ese primer cabreo, decidí irme al Colosseum, donde estaban poniendo música trallera tipo Brutalismus 3000. Era 999999999, quizás la clave de la zapatilla está en los múltiplos de 3. A saber. Pero ahí estaba yo, el día que más había que medir fuerzas, a las 14:00 en el Colloseum dándolo todo. 3 horas así, sin miedo. Salí, me duché, compré comida, intenté hacer la maleta, fui a la zona de prensa a reunirme con los colegas de prensa, y después me fui a Krúbi, un rapero húngaro. Se notaba que el público era principalmente húngaro, ese día había muchos más que de costumbre, y todos estaban en el Freedome. Me encontré un show de palabras mayores, con performance, con sátira, con critica a su gobierno, pero, sobre todo, con hits y tralla brutal. Que gran descubrimiento. No esperaba nada, y me lo encontré todo. Gracias a Inti por la recomendación.
Krúbi en Sziget 2023. Fotografía de Zseni Boglarka
Después de esto, estaba empezando a anochecer, y tenía que intentar recoger todo, incluida mi tienda de campaña, porque me iba al aeropuerto de madrugada. Pésima idea. A partir de ahí, me dejé caer por la música irlandesa de The Mary Wallopers en el Europe, para dar rienda suelta a mi vena de leprechaum, y bailar con unos cuantos irlandeses borrachos que me adoptaron como mascota de su grupo. Después me dejé llevar hasta un freedome casi vacío, donde estaban Sleaford Mods dando un show brutal. Drum & Bass, Rap, trap, electrónica, todo lo que quieras te lo traen, que maravilla, que libertad, y que público tan increíble los que nos recogíamos allí de Billie Eilish.
Sleaford Mods en Sziget 2023. Fotografía de Rockstar Studios
La norteamericana era la cabeza de cartel del último día, y posiblemente, el nombre más popular a día de hoy de todo el cartel. Yo preferí pasar los últimos ratos con mis camaradas del campamento, y embarcarnos en la búsqueda de la fiesta secreta de la noche, que aparentemente, ya no existía el ultimo día del festival. Acabamos entre el Colloseum y el Party Arena saltando hasta que empezó Mochakk, el cual me pareció especialmente decepcionante (más aun para un último día de festival) por lo que me fui corriendo al Colloseum a ver la tralla de I Hate Models que este sí que sí, nos daba lo que queríamos a los que estábamos allí.
I Hate Models en Sziget 2023. Fotografía de Zseni Boglarka
Tuve que abandonar a eso de las 03:00, me despedí como buenamente pude de algunos de mis amigos, y cogí mi equipaje para ir al aeropuerto. La salida por la parte trasera del festival fue bastante larga, aunque en todo momento había personal para indicarme por donde tenía que ir, lo cual encontré muy útil y es una de esas cosas en las que este festival marca la diferencia.
Y aquí acaba Sziget 2023. Una edición marcada por una electrónica maravillosa, tanto en Colloseum, como en Party Arena y Freedome. El ambiente en la isla sigue siendo increíble, sano, internacional, y divertido. Los mejores 8 días del año sin duda, y siento que cada año, tienen un mejor gusto en la selección musical (si dejamos de lado el Main Stage, que es un caso perdido).
Mientras escribo esto me vienen mil recuerdos y anécdotas que sería imposible reproducir por escrito. Simplemente, hay que venir y vivirlo. Esto es Sziget 2023, esperando con ansias la edición 2024, en la que el festival cumplirá 30 años. Casi nada.
El pasado viernes, 8 de Septiembre, se estrenaba en Apple TV+ The Changeling, la adaptación de la popularísima novela homónima; en Cinéfilos Frustrados hemos tenido la oportunidad de ver los 8 episodios y te contamos sin spoilers lo que nos ha parecido.
Empezemos por los cimientos, en este caso, la obra original en la que se basa la serie. The Changeling, la novela, publicada en 2017; fue galardonada con una cantidad considerable de premios, entre ellos el World Fantasy Award, uno de los 3 premios más importantes del mundo en su género junto al Hugo y el Nebula; amén de aparecer en listas como el TOP 10 del año de la revista Time, o en la lista de los 100 libros más importantes del año de The New York Times. Si a esto le añadimos que Apple está en la producción y que Lakeith Stanfield la protagoniza; amigos, tenemos el jackpot.
Una aclaración necesaria. Escribo este párrafo después de haber borrado unas líneas que había en su lugar tratando de poner en palabras el argumento de la serie, pero que, en este caso, he preferido dejar de lado. Estoy convencido de que en algunas ocasiones es mejor dejarse sorprender que acudir a algo ya programado, dependiendo, claro está, de la propuesta. Y esta es una que vale la pena corroborar en primera persona.
Una vez hechas las presentaciones, me apetece compartir unas reflexiones con el lector. The Changeling es, por desgracia, algo inusual. Algo arriesgado. Teniendo en cuenta el momento en el que el cine se encuentra. Donde los superhéroes campan a sus anchas, donde el público está cada vez más infantilizado; historias como esta son más necesarias que nunca.
Una serie que desafía sus propias expectativas con cada capítulo que pasa. Con sorpresas verdaderamente originales y construyendo un mundo que, de nuevo, a medida que pasan las horas va diferenciándose cada vez más de lo que solemos ver en pantalla cada semana. Es ese tipo de historia imperfecta que, por algún motivo, llega a lugares mucho más interesantes que cintas mejor construidas pero sin ningún tipo de autoría o fuerza detrás.
Personalmente he encontrado aquí algo distinto; The Changeling es justo el producto que exijo a las plataformas a cambio de una suscripción. Para lugares comunes ya tengo la televisión de siempre. Es una serie imperfecta. Pero en el camino adecuado. Este es el motivo por el que Apple está convirtiéndose en sinónimo de calidad. Y es la única, junto a HBO, con esa filosofía. Mi filosofía.
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