David Gordon Green pone punto y final a su loca trilogía con Halloween: El final, un final catastrófico que no hace justicia a sus infravaloradas predecesoras.
Antes de empezar el festival de este año, tenía clarísimo que el cierre de la trilogía Halloween de David Gordon Green iba a ser el acontecimiento de esta edición de Sitges. Las dos primeras partes me habían encantado y el Auditori del Melià había vibrado con ambas, por lo que el tercer y último título no debía quedarse atrás.
Halloween: El final ubica su acción cuatro años después de los acontecimientos que sacuden la localidad de Haddonfield en La noche de Halloween y Halloween Kills. Igual que sucedió entre 1978 y 2018, el paso del tiempo ha convertido a Michael Myers en una leyenda innombrable que perturba y aterroriza a partes iguales. Por su parte, Laurie Strode, tras el asesinato de su hija, vive con su nieta y escribe sus memorias. La tranquilidad parece haber calmado las aguas de Haddonfield, pero la noche de Halloween se acerca y el mal vuelve a acechar a sus habitantes.
Halloween: El final es una película frustrante. Carece de sentido intentar suavizar mi conclusión para al final justificar su nulo valor, por lo que mejor empezar fuertes. La premisa, ya de por sí, no tiene sentido. Rompe completamente con el ecosistema que habían construido las dos anteriores entregas de la saga. Ubicar la acción cuatro años después está injustificado, y encima la flojísima excusa que usan no es ni interesante ni estimulante. Frustra, y mucho.
Convertir una trilogía tan irreverente y salvaje como la que ha hecho David Gordon Green es una lección maestro-aprendiz al estilo Star Wars debe pasar al olimpo de las peores decisiones de la historia del cine. Es anticlimático, repito, destroza la esencia de los personajes y pierde una oportunidad de oro para cerrar una trilogía que hubiera sido más que respetada dentro del slasher. Lo peor es que fui consciente de todo esto a los 40 minutos, por lo que aún quedaba una hora de pesadilla.
No todo es catastrófico en Halloween: El final, aunque no lo parezca a juzgar por mis palabras. El (poco) gore que tiene está muy logrado, y cuando quiere pasarse tres pueblos lo consigue, pero es en contadas ocasiones, incomprensiblemente. El prólogo también es una maravilla, pero parece un cortometraje dentro de un film irregular, insulso y fallido. Y ya, poco más puede reflotar en este barco a la deriva.
ENTREVISTA A GASPAR NOÉ POR EL ESTRENO DE VORTEX
Poco más puedo decir de Halloween: El final. Ha sido la gran decepción del Festival de Sitges de este año y un final injusto para una trilogía que me ha llegado a encantar. Frustra ver que un camino acaba en un lugar tan soso, pero bueno, al menos he podido disfrutar de un camino tan loco como divertido.