Revisando Friends: 9a temporada

Creadores: David Crane y Marta Kauffman | Productores ejecutivos: David Crane, Marta Kauffman y Kevin S. Bright | Reparto: Jennifer Aniston, Courteney Cox, Lisa Kudrow, Matt LeBlanc, Mathew Perry, David Schwimmer | Año: 2002-2003

Era inevitable. Tenía que llegar. Tras 8 temporadas, con sus peros pero todas ellas rallando a un nivel más que notable, Friends mostró los primeros síntomas de agotamiento en una temporada irregular, menos divertida que las demás y sobre todo marcada por la peor decisión argumental de toda la serie.

En tiempos de streaming y urgencias programáticas para devorar lo que se presupone se debe ver ya mismo se antoja exótico, y pretérito, pensar en una serie llegando a una novena temporada. Por supuesto esto no era nada extraño hace dieciocho años (pese a que la televisión, merced a la dupla Oz y Sopranos, ambas de la HBO, ya había entrado en la llamada Golden Age que iba a cambiarlo todo), menos con una sitcom, y menos aún en una de éxito superlativo como Friends. En este punto cada protagonista cobraba ya el famoso millón de dólares por episodio pero las noticias sobre un eventual fina de la serie se repetían desde hacía unos años. No es nuestro cometido presuponer el nivel de hartazgo, o no, de los productores, guionistas e intérpretes de la serie pero lo que transpira esta novena temporada, lamentablemente, es un más que plausible agotamiento.

¿Entonces es la novena una mala temporada de Friends? No, en absoluto, pero es la primera vez que lo siempre se daba por hecho en Friends, es decir el humor a través de esos diálogos y gags, y especialmente la interpretación cómica de sus seis protagonistas, queda notablemente por debajo de años anteriores. De entrada empezamos mal con el primer episodio, enlazado con el final de la octava temporada en el hospital, tratando con ese absurdo enredo de la no petición matrimonial de Joey a Rachel: ni uno pretendía, ni la otra quería. Un rápido borrón de lo acontecido (en contraste con las temporadas cinco, seis y ocho, completamente deudoras del giro final de las temporadas inmediatamente anteriores) para situarnos en el nuevo paradigma: Rachel y Ross viviendo juntos, casi pareja, sin sexo, pero casi pareja. Una situación condenada de inicio por los imponderables de la ficción y porque en Friends, creemos, ya tenían suficiente con la pareja Monica-Chandler y la pérdida de tramas que dicha situación suponía.

Durante los trece episodios de convivencia Rachel-Ross, así como en los once en los que se reinicia la que ya tuvieron Rachel y Joey en la temporada anterior, asistimos a tramas que adolecen de la frescura habitual de la serie y, como ya decíamos, una notoria y muy evidente sensación de fatiga por parte del elenco actoral. En estas Chandler (Mathew Perry) es ascendido y trasladado a Tulsa para, finalmente, abandonar su trabajo e iniciar una nueva carrera laboral (en el mundo de Friends ya se sabe que si se quiere, se puede: ¿que quieres entrar en el mundo del MKT? Pues Monica tiene un amigo, entras en prácticas y en unas semanas ya tienes un buen puesto, fácil) sin que en todo este proceder podamos recuperar al Chandler de las cuatro primeras temporadas.

El peso de las mejores payasadas, y situaciones ridículos, se lo lleva -para variar- David Schwimmer: sea recibiendo puñetazos de Joey, imaginando como un águila entra en su piso para amenazar a Emma, su llorera con la niñera masculina, con la otra niñera (que de tan buena que está se pone a llorar hasta quedarse dormido), el funeral que se monta para si mismo o el subidón de azúcar en Vermont.

Phoebe (Lisa Kudrow), desmelenada y feliz durante ocho temporadas, la Joey de las chicas, entra en el club de las cosas-como-deben-ser en Friends y conoce al amor de su vida, Mike (Paul Rudd), un personaje epítome parcial de lo que ocurre en Friends: aburrido y tosco hasta la médula. Phoebe, otrora moderna y hippy, le deja porque el chico no quiere casarse. Por su parte Monica (Courteney Cox) y Chandler, más allá de sus aventuras laborales, se pasan casi toda la temporada intentando concebir a su primer hijo hasta el punto que uno tiene la impresión que todas sus escenas son la misma: tenemos diez minutos libres…. Vamos a follar! Una trama que culmina, finalmente, en un momento triste, pero ecuánime, en el que aceptan que no pueden tener hijos y deben adoptar.

Probablemente los mejores momentos de esta temporada llegan con la otra hermana de Rachel, Amy (Christina Applegate), en un desternillante episodio de Acción de gracias, y la fiesta que Joey monta para sus compañeros de trabajo en la que una desatada Monica consigue autógrafos hasta en su ropa interior.

Friends 02

Pero si por algo se recuerda esta temporada, casi siempre abajo en los rankings de Friends, es por el gran error (ampliamente refrendado como tal por los seguidores y la crítica) que culminará eventualmente con uno de los finales más forzados y anti climáticos de la serie. Un despropósito que se inicia con un sueño de Rachel (debemos conceder, también, que ella deja claro en todo momento que el asunto no pasa de calentón y curiosidad, imagínense ustedes, pues, a Rachel Green ataviada con ambas pesquisas) y que se ejecuta en escritura a costa de retorcer, incluso reformular, la personalidad de ambos personajes. Hasta el punto que Rachel pretende besar a Joey en plena fiesta, delante de todos, Joey casi que parece el maduro en todo esto y, por encima de todo, la última escena no se la creyó absolutamente nadie. Y eso que consiguieron, con enorme éxito, que todos aplaudiéramos ante la salida de Monica de las sábanas de Chandler, la boda alcoholizada de Ross y Rachel o el embarazo de esta tras un calentón pegando sellos.

Mejor episodio: The One With Rachel’s Other Sister

Peor episodio: The One With Christmas in Tulsa

Mejor personaje femenino: todas y ninguna

Mejor personaje masculino: todos y ninguno