Terapia Sin Filtro es la nueva serie de Apple TV+; del equipo de Ted Lasso, con Jason Segel y Harrison Ford entre otros, llega el próximo viernes, 27 de enero, con sus dos primeros episodios, y a partir de ahí semanalmente. Nosotros hemos podido ver la temporada completa y te contamos lo que nos ha parecido.
En Terapia Sin Filtro Segel interpreta a Jimmy, un psicólogo recién enviudado que lleva una mala racha; arrastra una inestable relación con su hija y con el apoyo de la mejor amiga de su mujer trata de salir adelante. Ford interpreta a Paul, el mentor de Jimmy; un hombre mayor al que han diagnosticado parkinson y con, de nuevo, una relación peculiar con su hija. Jimmy se apoya también en Liz, una ama de casa cincuentona adaptándose al hecho de tener que pasar más tiempo con su marido debido a su inminente jubilación, su mejor amigo Brian, con el que lleva un tiempo sin hablarse y en Sean, un paciente con el que empieza una indebida relación.
En la mayoría de ocasiones, en unos pocos minutos de metraje tengo muy claro si sí o si no, si pulgar arriba o abajo; y en contadas ocasiones, a lo largo del año, hay un pequeño puñado de series que me disturban, con momentos de notable interés y con instantes de extrañeza. Terapia Sin Filtro es el epítome de ello; personajes interesantes, muy bien interpretados, con un punto de partida seductor; por otro lado, momentos sin conflictos relacionados y disonancias -atractivas en ocasiones- tonales. A pequeña escala, tiene una construcción impecable; pero la estructura a veces se tambalea, dejando la sensación de tener un producto muy pulido en algunas cosas e inacabado en otras.
Por ejemplo, Jimmy y Paul son dos personajes que parten de lugares distintos, con conflictos similares y planteamientos parecidos; sin embargo, la serie no profundiza en la complejidad de su relación, quedando relegada, de algún modo, únicamente al gag; funcionan por separado, pero la serie no se beneficia en términos dramáticos de lo que plantea en primera instancia. Pareciera que son dos protagonistas de su propia narrativa, de su propia serie, sin enriquecer el reflejo en el espejo. Es cierto que el enfoque cómico en ese choque generacional y la relación amor odio entrega momentos muy inspirados; pero podría -podrá- entregar mucho más.
Algo similar ocurre en la relación de Jimmy con su hija adolescente, donde el conflicto se acaricia superficialmente; quizá la relación mejor construida sea con Gaby, su compañera de trabajo y la mejor amiga de su mujer, la cual funciona como catalizador emocional, como empuje dramático, pero también como un enfoque del mismo drama desde otro punto de vista; y esto ocurre porque es el único personaje realmente liberado de conflicto propio, con un tratamiento más ligero, lo que le permite navegar y funcionar, de algún modo, de vaso comunicante entre las distintas narrativas.
Quizá esto funcione como centro de la serie; el hecho de que todos estamos aislados, todos estamos buscando la salida del laberinto -un opening maravilloso-, y todos somos el centro de nuestra propia narrativa, y lo complicado reside precisamente en eso, en ser el cantante principal, pero también el que en otro momento pone el foco para que otro brille. La serie tiene ideas muy buenas, con, repito, una construcción a pequeña escala impecable, con personajes con la capacidad de desarrollarse de un modo muy humano a través de los conflictos que presenta y, con algo muy importante; el corazón en el sitio correcto en todo momento. Eso sí, debe corregir algunas cosas, nada grave; en futuras temporadas.