Slaxx o como hacer una película absurda de forma inteligente y entretenida
¿A quién no le gustaría tener un pantalón a medida pese a que engordes 2kg o los pierdas? Apetecible, ¿verdad? Casi tanto como la premisa de la película a la que referencia esta pregunta de fácil respuesta. Estamos ante Slaxx, una completa ida de olla, entre la genialidad y el WTF (What the fuck) donde se mezclan vaqueros ajustables que realzan la figura, algo así como vampiros y especias de la india.
¿La culpable de esta mezcla? Elza Kephart y su co-guionista Patricia Gomez. Entre ambas consiguen crear una historia en la que la mezcla de estas ideas funciona, aunque parezca sorprendente. Bien hay que tener en cuenta que ya existen películas con premisas similares, como la reciente In Fabric de Peter Strickland, aunque ambas juegan a cosas muy distintas. Para entrar un poco más en contexto, la sinopsis reza lo siguiente: Una cadena de ropa se prepara para presentar una nueva línea de pantalones superajustables, pero todo saldrá mal cuando estos cobren vida y empiecen a asesinar a todos los dependientes de la tienda.
Conociendo los ingredientes, ahora falta conocer a la cocinera, la directora que se estrenó con Graveyard Alive: A Zombie Nurse in Love, vuelve a la comedia de terror empleando motifs similares e introduciendo de forma satírica una ruptura contra los estereotipos. Pero dejando de lado esto, que es tratado de forma muy sutil, tenemos una premisa muy de serie B, pero sin serlo, pues Slaxx es muy autoconsciente de sus virtudes y defectos. Una comedia de terror inteligente y absurda a partes iguales, pero sabiendo aprovechar los estigmas propios del género y de sus personajes.
Construida en base a un slasher, Slaxx emplea la excusa del confinamiento -muy presente en nuestro tiempo- para dar rienda sueltas a los asesinatos, que van adquiriendo mayor comicidad conforme avanza la cinta y donde la absurdidad va ganando terreno, pero en el buen sentido de la palabra, si es que lo tiene.
Desengranando un poco más a los personajes, tenemos a la pija, al obsesionado con su trabajo que no le importa pisar a los demás para alcanzar sus metas, a la persona de otra cultura que se evade del resto del mundo, a la repelente… ¡Ah! También tenemos a la Final Girl clásica de los slashers. Este coctel de personajes, que ya hemos visto en innumerables películas, no dejan de ser meras herramientas para construir algo mayor, siendo Kephart una buena constructora y empleando cada una en el momento oportuno. Y ya se sabe que cuando una herramienta no te sirve, no queda otra más que desecharla, aunque en este caso se la come un pantalón. Asimismo, Kephart también sabe usar estos típicos personajes para dar un contenido más implícito, haciendo alusión a tópicos actuales de consumismo, modas, adicción al trabajo, estereotipo de la figura…
En resumen, Slaxx es una película que sabe a lo que va, no viene a establecer catedra ni a posicionarse como lo mejor de su género, pero lo que hace, lo hace bien y con un satisfactorio resultado si lo que pretendes es ver una «bizarrada«. Todo un acierto si lo que buscas es pasar un buen rato. ¡Ah! y solo dura una hora y cuarto, toda una ventaja para la gente con poco tiempo.