Skinamarink es una película estadounidense donde nos encontramos una historia simple, pero relatado de la forma más experimental. Aburrida para muchos e impresionante para otros, esta cinta del director Kyle Edward Ball viene con polémica.
Dos niños en una casa sin puertas ni ventanas



La premisa de Skinamarink es sencilla, dentro de lo que cabe. Dos niños se despierta en mitad de la noche para descubrir que sus padres han desaparecido. Para más inri, las puertas y las ventanas han desaparecido. A partir de ese preciso momento, los niños irán dando vueltas de un lado para otro en una casa totalmente solitaria. Según el propio director, Skinamarink explora el miedo que sienten los niños, cuando están solos en sus casas y ven ese hogar un sitio extraño y frío cuando sus padres no están allí. Una premisa fuerte e interesante que se queda corta en cuanto al exceso de experimentalismo que mete Kyle Edward Ball. Y no es que esté mal, hay momentos en la película que he sentido que me convertía en un niño al ver esos oscuros pasillos.
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No es tan experimental como parece



Si me preguntarais que me ha parecido, o si he descubierto algo nuevo, sencillamente os diría que no. Porque este subgénero de terror tiene mucho recorrido de lo que parece. Un nuevo terror llamado Analog Horror, por eso tenía tantas ganas de ver Skinamarink por si iba a sentir esa sensación de terror como cuando veo por ejemplo ‘Mandela Catalogue‘ ‘Archive 81‘ o ‘Gemini Home Entertainment‘. Y ahora os estaréis preguntando, ¿Qué es eso del Analog Horror?
Bueno, pues este subgénero se creó a finales de la década de 2010, con las redes sociales como fuente de distribución. Este nuevo terror consiste en recrear videos de terror de baja fidelidad, con mensajes crípticos y que hablen de fenómenos paranormales que pasan alrededor del mundo. Hijo del creepypastismo y de las conspiraciones, la idea fundamental es documentar, como si de un falso documental se tratara, realidades alternativas que chocan con nuestra realidad.
Cuando veo Skinamarink creía que me iba a encontrar con lo mismo, en lugar de eso, me he encontrado con un film de baja calidad que es un no quiero, pero no puedo. Podría haber sido una cinta mucho más llamativo explicando un poco más la historia de lo que estamos viendo. El Analog horror es muy difícil de llevar a cabo, ya que todo depende de lo que pongas en la pantalla y como uses el tiempo para poder aprovechar el malestar de las imágenes. En cambio, Kyle Edward Ball se ha basado en poner planos de la casa, que más una película de terror para una casa en venta.
Sin salida y sin padres



Creo que el fallo de esta película es lo que le ha dado la fama, ser demasiado experimental. Tan independiente que si no sabes de qué va la peli no sabes lo que estás viendo. Creo que es una historia mal lograda, ya que no entiendes lo que está sucediendo. Solo ves que la fotografía solo se dedica a tirar planos a una pared, al techo, al salón, o a los niños dándole la espalda a la cámara.
Tal vez al público que no conozca como es el Analog Horror le flipe esta película con esos planos y esa calidad que se nutre de la incomodidad, pero para mí, que soy muy fan de este nuevo subgénero, me ha parecido más bien lenta y con falta de gancho.