Ruido de fondo dramatiza los intentos de una familia estadounidense contemporánea de lidiar con los misterios universales del amor, la muerte y la felicidad mientras lucha con los conflictos mundanos de la vida cotidiana. La película se estrena este viernes 9 de diciembre en cines y, posteriormente, se estrenará el día 30 de diciembre en Netflix.
Ruido de fondo es lo que podría considerarse un producto muy ambicioso. El director y guionista Noah Baumbach ha hecho una película con una novela, premio literario de Don DeLillo de 1985, que muchos han considerado «inadaptable». Y parece ser que esa opinión no estaba muy desencaminada, ya que Ruido de fondo es una adaptación cinematográfica que se siente extraña y desconcertante desde sus inicios. Esta comedia negra apocalíptica aborda la absurdidad y el horror que impregna la sociedad americana actual, pero el hecho de que una historia destaque en varios puntos importantes no significa que sea redonda.
Ruido de fondo nos presenta a Jack Gladney, interpretado por Adam Driver, un profesor experto en la vida de Hitler que es padre de cuatro hijos de una variedad de matrimonios anteriores junto a su esposa actual, Babette, interpretada por Greta Gerwig, una neurótica que toma pastillas y enseña yoga a personas mayores. Su rutina diaria se ve interrumpida cuando un tren que transporta una carga de desechos químicos descarrila, provocando una cadena de eventos que envía a todos a un espiral fuera de control.
Ver RUIDO DE FONDO en NETFLIX (a partir del 30 de diciembre)
Una historia con una narrativa desigual y un ritmo antinatural



Ruido de fondo trae consigo una historia apocalíptica, absurda -no porque lo sea, sino porque la película quiere que sientas que lo es- y alarmante, establecida dentro de los límites cotidianos de la vida monótona de una familia. Los temas tratados en la historia son filosóficos, incluso cuando se intenta generar comedia a través de ellos, especialmente durante las conversaciones entre Jack y su compañero Murray Siskind, interpretado por Don Cheadle. Podemos distinguir observaciones sobre el consumismo sin control, la religión, la automedicación, las conspiraciones, el aumento de los desastres ambientales causados por los humanos y el imperioso miedo a la muerte.
La historia puede dividirse perfectamente en tres partes casi diferenciadas: una parte de ciencia ficción, una parte de comedia negra y otra parte de drama familiar. La narrativa es desigual y no fluye con un ritmo natural, creando una base inestable que se combina con el ingenioso intelectualismo de los temas tratados y un diálogo condescendiente, marca de la casa de Baumbach, que a menudo se siente fuera de lugar, lo que resulta en una cinta con un mensaje absorto en sí mismo, más de lo habitual en este tipo de películas. Con respecto a la dirección, muestra con confianza múltiples estilos y tonos para crear una farsa ambiciosa. A través de Gladney y su familia intentando escapar del desastre, también experimenta con acción, suspense y terror.
¿Qué acabo de ver?



Lo mejor -y quizás lo más destacable- de Ruido de fondo es la actuación de Adam Driver, que nos vuelve a demostrar su increíble capacidad y talento para la actuación. Podríamos denominar a Baumbach como un director de actores y a Driver como su actor fetiche. El actor aporta una vulnerabilidad natural a su actuación que se correlaciona con el tema central, incluso cuando el tema se centra directamente en Gerwig. Y es que este guion de Baumbach está lejos de ser el mejor, ya que desaprovecha completamente al personaje de Greta Gerwig. Babbette de Gerwig carece notablemente de la presencia suficiente -aun teniendo muchos minutos en pantalla- para que el espectador invierta un mínimo de su atención en su difícil situación cuando la narrativa gira en torno a ella. Gran parte de la historia depende de la relación de Jack y Babbette, y el personaje de ella se siente desdibujado.
Noah Baumbach nos ha enseñado que puede contar historias humanas atractivas y únicas sobre los obstáculos de la edad adulta, donde los espectadores pueden sentirse identificados con facilidad, como hizo con ‘Historia de un matrimonio‘. Sin embargo, los temas existencialistas expresados a través del diálogo en Ruido de fondo, como si los personajes fueran filósofos, deriva que todos hablen de una manera frustrante para el espectador que se siente inevitablemente pretenciosa. Cuando un guionista necesita utilizar el diálogo tan a menudo para intentar demostrarnos la importancia de su mensaje, significa normalmente que está compensando una falta de historia. Ruido de fondo trata sobre temas muy importantes pero, aunque insiste mucho en ello a lo largo de la cinta, no consigue evitar que el espectador se pregunte: ¿Qué acabo de ver?