Los últimos días del crimen, basada en la novela gráfica Radical Publishing creada por Rick Remender y Greg Tocchini, es la película destacada que estrena Netflix para este primer fin de semana de junio. Es un film de género thriller, del tipo robos y atracos, con una premisa de ciencia ficción relacionada con el control mental por parte del estado. Te comentamos brevemente la trama y las impresiones que nos ha dejado, que ya adelantamos, no han sido muy buenas.
Los últimos días del crimen se sitúa en un futuro cercano, una suerte de distopía en la que se han inventado artilugios que emiten una señal que incide en el cerebro provocando dolor. El estado americano decide ir más allá y emitir una señal, más avanzada científicamente, por todo su territorio nacional, la señal IPA (Iniciativa por la Paz Americana). Esta señal es un bloqueador sináptico que automáticamente impide que una persona haga algo que sabe es delictivo infringiéndole dolor en el mismo cerebro. El hermano de Bricke (Edgar Ramírez) es asesinado en la cárcel y este decide a modo venganza perpetrar un último atraco multimillonario contra la casa de la moneda antes de que la señal sea lanzada.
La premisa o elemento de ciencia ficción la verdad es que atrae, y creo que tenía fuerza para proponer un discurso alrededor de ella bastante interesante. Sin embargo esa premisa se disuelve, se olvidan totalmente de ella durante casi la totalidad de las dos horas y media totales que tiene por metraje la película. Tanto es así, tan poco importa este elemento, que no hace más que convertirse en un decepcionante MacGuffin que no lleva a ningún sitio ni tiene la mínima incidencia en el argumento. Se podría haber hecho la misma película obviando este tema.
Esto tampoco es que tenga que ser algo negativo y creo que su problema no es ese, o al menos no es el más grave. Y es que la película no tiene mala factura técnica, tampoco los actores es que hagan un trabajo terrible y además tiene una BSO bastante buena, haciendo al menos la primera parte de la película algo más llevadera. Suenan temazos míticos como Glory Box (Portishead) o una versión moderna del I Wanna be your Dog de The Stooges.
El principal problema es que directamente está mal escrita y mal llevada. La película dura casi 2 horas y media y se hace enormemente larga. A la media hora ya estás pensando en lo que queda para finalizar y se hace bastante cuesta arriba el camino. Hacia la hora final, donde se perpetra el atraco, el ritmo sube y remonta un poco, pero no lo suficiente, porque nos queda la bochornosa traca final totalmente descerebrada. Y molesta un poco, que todo esto ocurra a pesar de contar con un presupuesto bastante alto. Eso sí, esta es una peli de esas en la que todo explota, da igual que sea un piso en el que solo se ha vertido un poco de diesel en una bañera o una vieja autocaravana.
Su director, Oliver Megaton (vaya apellido) es un director básicamente de secuelas como Venganza 2 y 3 (las del bueno de Liam Neeson) y que también dirigió la mediocre tercera parte de The Transporter. Pero esta Los últimos días del crimen, creo que es su peor trabajo con diferencia.
Así pues, sintiéndolo mucho he de no recomendar Los últimos días del crimen. No digo que no vaya a gustarle a nadie, porque como dicen, para gustos colores, pero me cuesta imaginar un tipo de público al que le vaya a agradar en exceso esta película. Diría que a los amantes del género puro de acción, pero al ser tan alargada y carecer de ritmo en buena parte de su metraje, tampoco me atrevo a aventurarlo.