Crítica de La gracia de Lucía (2018): Virgencita, que me quede como estoy

la gracia de lucía

LUCÍA ES UNA MADRE SOLTERA, QUE VIVE CON SU NOVIO SIN ESTAR CASADA, QUE PARA COLMO LE HA SIDO INFIEL Y EN SU TRABAJO ES ALGO TRAMPOSILLA. ES UNA PERSONA SUMAMENTE CEREBRAL Y ATEA. EN OTRAS PALABRAS: ES LA ÚLTIMA PERSONA A LA QUE SE LE APARECERÍA LA VIRGEN. ANTES LO DICES… ANTES TE PASA.

Si vives en el siglo XI y anuncias que se te ha aparecido la virgen; un santo, te ha hablado Dios o experiencias similares, lo más probable es que el pueblo te cante sus alabanzas, lideres al ejército a luchar contra los ingleses (o sarracenos, lo que te pille más cerca), te hagan santo y patrón de tu país y levanten catedrales en tu honor. Claro que también puedes terminar quemado en una hoguera, pero hasta eso tiene su lado épico.

Si, por el contrario, esto acontece en el siglo XXI, la cosa cambia… y no poco. Lo más probable es que tú mismo visites al psiquiatra y ya de paso solicites la baja laboral por estrés. Vas a ser la comidilla de twitter y con un poco de suerte uno de tus éxtasis místicos te pille en la calle, seas grabado con el móvil y te conviertas en la sensación viral de la semana (tampoco mucho tiempo más, que últimamente nos cansamos muy pronto de todo). Precisamente esto es La gracia de Lucía. 

Gianni Zanasi nos cuenta la historia de la manera más naturalista posible para que el espectador sienta que esto le puede pasar a cualquiera. Sí que es cierto que en el primer acto te pierdes un poco. No terminas de saber ni qué te está contando el director, ni qué pretende, ni hacia dónde quiere ir.

Posteriormente, cuando nos enseña todas las cartas, comprendemos que quería que conociéramos a Lucia sin más, en su día a día. Funciona una vez ha terminado esta presentación, pero hasta entonces te deja un poco perdido.

Parte primordial del buen funcionamiento de la película reside en la actuación de Alba Rohrwacher. La naturalidad con la que encarna a su personaje, superada por todo lo que le viene encima, conecta perfectamente con el espectador. Su actuación sobrepasa la pantalla porque ves reflejado en ella todas las preguntas, reacciones y miedos que cualquiera de nosotros tendría de vernos en una situación similar.

Por otra parte, la israelí Hadas Yaron se encarga de interpretar a la Virgen María (contexto en el que se debe sentir cómoda, puesto que repite en María Magdalena).

Seguramente al público le vaya a sorprender el personaje, puesto que no es exactamente la dulce y abnegada Virgen María a la que estamos acostumbrados (pero, como diría Mayra Gómez Kempt… Hasta aquí puedo leer).

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Por cierto, siempre me ha resultado curiosa la manera en que en Europa llevamos dos mil años representando a la Virgen: Bella, joven, de piel inmaculada y, como te descuides, en plan rubia nórdica de ojos claros. Sé que viene de la idea platónica de que todo lo bueno es bello y viceversa, pero señores artistas… vamos a ver… María fue una mujer semita y pobre que con cincuenta años difícilmente se parecería a cómo la representáis. Pero bueno, es la magia del arte.

Por último, señores de Hollywood, que sé que me estáis leyendo. No perdáis la oportunidad de comprar los derechos de esta película y montar un remake a mayor gloria de Kate Hudson (otra a la debería aparecérsele la Virgen para reflotar su carrera). Tendríais asegurado el taquillazo que se merece ser La gracia de Lucía.

Reseña
La Gracia de Lucía
8
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Redactor de cinefilosfrustrados.com - Iba para DaVinci pero me quedé en Christian Gálvez
critica-la-gracia-de-lucia-2018Lucía es una madre soltera trabajadora que intenta encontrar el equilibrio adecuado entre la vida con su hija adolescente, un romance complicado y su carrera como topógrafa. El futuro de Lucía peligra cuando se da cuenta de que un ambicioso proyecto del ayuntamiento es un peligro debido a la inexactitud de los mapas que están usando. Lucía está desgarrada por su decisión de quedarse callada por temor a perder su trabajo. Una misteriosa mujer extranjera tratará de convencer a Lucía de que haga frente a sus superiores y recomiende una iglesia como la única solución para el problemático lugar de las obras. La fe en los milagros e Lucia será puesta a prueba.