Háblame se estrena este viernes 11 de agosto. Una película de terror única, inquietante, brutal y estresante que explora la pérdida, el dolor y la salud mental, y que nos deja una de las mejores propuestas para el género en lo que va de año.
Háblame llega dando un golpe sobre la mesa. Llevaba varios años sin ver una película de terror que realmente me entusiasmara. Embarcados como estamos en la industria del terror actual, en la que la mayoría de películas del género parecen salidas de la misma fábrica, donde estas se caracterizan por sustos predecibles seguidos de una repentina subida de la música, fantasmas pobremente maquillados o por tramas más que vistas, como por ejemplo la reciente ‘Insidious: La puerta roja‘, son pocas las películas que consiguen hacerse un nombre en el género y destacar por su originalidad. Háblame consigue reunir varias cosas que forman la tormenta perfecta: llega de la mano de A24 y es una ópera prima. A24 es una productora y distribuidora que ha logrado convertirse en la abanderada de precisamente estas películas de terror que destacan -quien no se acuerda de ‘El faro‘, ‘Midsommar‘ o ‘Hereditary‘- y de descubrir nuevos talentos en dirección, como es el caso ahora de los hermanos Danny y Michael Philippou, unos youtubers australianos que han decidido dar el salto al mundo del cine con esta cinta. Son pocos los minutos que te llevan a darte cuenta de que Háblame es algo diferente, ya que es una película que elimina las capas que hacen que algunas películas de terror sean insufribles, manteniendo lo simple en todo momento mientras se sumerge en varias exploraciones de tormento, pérdida, dolor y salud mental. Una historia completamente convincente, inquietante y construida con cautela.
Mia, interpretada por Sophie Wilde, está obsesionada por el suicidio de su madre, que pesa mucho en su relación con su padre incluso un año después. Desesperada por olvidar, decide refugiarse en sus amigos. Juntos descubren que alguien del instituto está haciendo vídeos con una mano de yeso que permite contactar con los espíritus a través de una serie de reglas y deciden asistir a una de las sesiones. Lo que comienza como un proyecto social de adolescentes que se divierten con este extraño objeto, se convertirá rápidamente en una pesadilla.
El arte de involucrar al espectador



La mayoría de las películas de terror dependen de la construcción y liberación de tensión. En Háblame esto se llevará realmente al extremo. Las relaciones de Mia con sus amigos son tan espontáneas y realistas que consiguen hacer que bajes la guardia y te sientas uno más del grupo. Pero cuando Mia entra en contacto con la mano por primera vez, la película revela su verdadera forma pegándonos un golpe de efecto. Hay una exuberancia casi juguetona en los procedimientos con los que se introduce el terror, una que se siente muy en deuda con Sam Raimi o Ari Aster. A medida que avanza la historia, la película oscila entre estos dos modos, creando un efecto casi como de montaña rusa que conseguirá que el espectador nunca pierda la atención. Uno de los puntos fuertes de Háblame es precisamente la capacidad que tiene para hacer que el espectador se sienta muy involucrado en todo momento. Esto, sumado a sus imágenes espeluznantes e inquietantes, crean una atmósfera de terror y miedo que permite que los momentos de tensión máxima se sientan con mayor intensidad y dejen una impresión duradera.
El uso de la mano como medio para comunicarse con los espíritus introduce un elemento sobrenatural intrigante y original. Los espectadores nos encontramos en igualdad de condiciones junto al protagonista cuando empieza a descubrir como funciona. Podemos entender entonces por qué no pueden dejar de comunicarse con los muertos, porque compartimos su mismo interés. Todo se acrecienta cuando estos comienzan a grabar y a hacer mofa de ello. La atmósfera rápidamente toma un tono perverso, pero los adolescentes parecen no darse cuenta, y eso solo consigue que te involucres más y más.
La fotografía y las actuaciones son la clave



La película comienza con una escena apasionante e impactante en una fiesta llena de gente, donde los hermanos nos marcan la pauta de lo que está por venir. La configuración inicial es atractiva, ya que se nos presentan los personajes principales y sus luchas individuales. La agitación emocional de Mia que rodea el suicidio de su madre agrega profundidad a su personaje, y su relación tensa con su padre Max evoca simpatía. Hay un buen equilibrio entre la construcción de personajes y los sustos, lo cual es raro de ver en las películas del género de hoy en día. Nos preocupamos por el personaje, conocemos sus relaciones y todo se entrelaza maravillosamente, dando paso a un escenario perfecto para el momento en que la mano se revela a la audiencia. En ese momento comienza la montaña rusa, donde la película avanza a niveles intensos, pero logra encontrar un equilibrio donde nunca lleva las cosas demasiado lejos.
La fotografía retrata misteriosamente la oscuridad de las posesiones, pero las mezcla con la actitud relajada de los adolescentes que ven la posesión como una forma de entretenimiento. El director de fotografía Aaron McLisky, responsable de la fantástica ‘Mr Inbetween‘, junto a los hermanos Philippou son la clave para traer el terror de Háblame a la vida. El sentido único de perspectiva de McLisky y la impresionante inclinación de la cámara en el momento justo consiguen que las secuencias más espeluznantes sean aún más inquietantes. Nada de esto funcionaría sin unas actuaciones convincentes. Si bien las actuaciones de un elenco mayormente joven son impresionantes en general, Sophie Wilde es absolutamente fascinante. Nada funcionaría la mitad de lo que funciona sin su actuación. Espero verla en próximas cintas del género porque tiene un talento natural muy difícil de encontrar.
Una película que hay que ver



Como suele ocurrir en las óperas primas, hay momentos en los que Háblame tal vez se extralimita. El tercer acto a veces es frustrantemente fangoso. Se hace evidente que una vez comenzado este, la película lucha por mantener una narrativa coherente y consistente, aunque consigue cerrar con un buen final. Esto se ve reflejado en su puntuación.
A pesar de sus defectos, Háblame logra presentar un concepto innovador y ofrece algunos momentos realmente escalofriantes. La exploración del dolor y su impacto en las relaciones agrega una capa emocional a la película, lo que la convierte en algo más que una simple película de terror estándar. Es otra gran película en la lista de A24, y no puedo hacer más que recomendarla a los amantes del género de terror. La película es brutal, estresante, aterradora y una cinta incómoda que acumula tanta tensión que rezuma fuera de la pantalla. Como decía al principio, es difícil encontrar una película de terror que se sienta única y se destaque entre el resto. No hace falta que busques más.