Crítica de Sin rodeos (2018): Segura para los haters de Segura

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SEXTA PELÍCULA DE PELÍCULA DE SANTIAGO SEGURA Y PRIMERA FUERA DEL UNIVERSO TORRENTE. LA ESTRELLA CINEMATICO-MEDIÁTICA DA UN VUELCO DE 180 GRADOS CON UN TÍTULO QUE SE ALEJA DE TODO LO QUE HEMOS CONOCIDO ANTERIORMENTE DE ÉL.

Santiago Segura ha optado por demostrar su versatilidad haciendo exactamente lo último que esperábamos. Aunque es cierto que sigue dentro del campo de la comedia. No podemos decir que haya salido de su zona de confort. Eso sí, Sin rodeos es una cinta amable, lejos de los aspavientos y humor directo (cuando no soez) de la saga Torrente.

El único rasgo “typical Segura” que mantiene en esta película es el recurso del cameo y las colaboraciones de “amiguetes” (por algo se llama su productora así). Esta decisión tiene sus puntos fuertes, pero también sus riesgos.

Para empezar, el  encontrar una cara conocida generalmente se agradece, ya que es un toque simpático y que conecta rápidamente con el espectador. Sin embargo, no deja de ser intrusismo (vamos a llamarlo por su nombre).Además, al no tratarse de actores profesionales, está claro que el resultado de su trabajo no va a ser el mismo.

Si aparece Florentino Fernández, es para marcarse un “Flo”, que al fin y al cabo es para lo que le han llamado. Ahí, no pongo pegas. Cristina Pedroche está sorprendentemente resuelta haciendo de “it-girl” y mantiene bastante bien el tipo actuando junto a Maribel Verdú.

El que desbarra por completo es David Guapo, al que se le ve fuera de lugar en un papel no muy complicado, pero que le venía completamente grande puesto que él no es actor. Al final, la flota de secundarios es el punto fuerte de la película, especialmente Cristina Castaño, Bárbara Santa-Cruz y Candela Peña.

Por el contrario, la protagonista absoluta, Maribel Verdú, no brilla como esperaríamos que lo hiciera. No es que esté mal (ella nunca lo está) pero de una actriz de ese nivel se espera que salgas de la película diciendo: ¡Qué grande es esta mujer! Y no… mejor sabor de boca te deja Candela Peña o incluso el desconocido Daniel Medina, quien es la rutilante estrella del cine patrio. Y eso que su personaje tiene la oportunidad de dar un giro interpretativo a mitad de película que no aprovecha. Seguramente haya sido una decisión de dirección, pero le estaban dando pie a que sacara un lado más fresco, loco o desenfrenado, que probablemente Santiago Segura haya frenado.

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Y he ahí el principal problema: Segura se ha querido desmarcar tanto de su estilo como director que se queda a ese puntito de “ay… le falta un hervor”. Juega todo el tiempo el papel de director invisible que termina jugando en un perfil muy bajo. Sin rodeos permitía una dirección mucho más alocada de lo que Santiago Segura se ha permitido. Tanto querer pasar desapercibido que al final la película también lo pasa.

Ahora bien, no es una mala película ni mucho menos. Pero ahora sí que tenía que haber salido el Segura de Torrente: arriesgado, vivaz y sin complejos. Si hubiera querido seguir siendo él y no “otro director”, un cineasta “random”, la película hubiera ganado enteros.

 

PD: En una intervención televisiva en la que coincidieron Candela Peña y Santiago Segura, la actriz le echó en cara delante de todos los españoles que nunca la hubiera llamado para aparecer en Torrente. Él trató de defenderse alegando que jamás hubiera imaginado que a una actriz de prestigio le habría interesado salir (No sé cómo eso le sentaría al resto de actores que han aparecido en la saga, pero bueno…) El caso es que se ha resarcido ofreciéndole un pequeño papel en Sin rodeos. La mejor decisión que pudo haber tomado por que ella es, sin duda, lo mejor de toda la película.

Reseña
Sin rodeos
6.5
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Redactor de cinefilosfrustrados.com - Iba para DaVinci pero me quedé en Christian Gálvez
critica-de-sin-rodeosPaz tiene una vida aparentemente perfecta. Tiene trabajo, pareja, amigas... pero algo falla. En realidad hay cosas en su entorno que no le gustan. Se siente angustiada y agobiada pero no se atreve a expresar sus sentimientos. Hasta que un día recurre a una extraña terapia que le hará decir absolutamente todo lo que piensa, sin rodeos, poniendo a todos en su sitio y diciendo a la cara la verdad. ¿Cómo sería tu vida si sólo dijeras lo que piensas?