Saint Maud es la ópera prima de su directora, Rose Glass, así como la última obra de terror de la productora independiente A24
Dentro de la nueva ola de terror que ha surgido últimamente en el nuevo escenario cinematográfico, comienzan a sobresalir cabezas como la de Robert Eggers (The Witch), Jordan Peele (Get Out) o Ari Aster (Hereditary). Un trío que está rompiendo con la vertiente predominante en el terror, dejando de lado el enfoque del susto repentino para pasar a una construcción narrativa más centrada en la lingüística cinematográfica donde todos los elementos participan en el todo. Ahora bien, la protagonista de este texto no es ni más ni menos que Rose Glass con su Saint Maud, quien ha llamado a la puerta de esta corriente para dar un golpe sobre la mesa.
CRÍTICA DE THE STAND (APOCALÍPSIS)
Pero Saint Maud no es solo una historia plasmada en la pantalla, sino todo lo contrario, es una pantalla que da forma a una historia, donde las luces y sombras son elementos coadyuvantes de la identidad del personaje y en que estado mental se encuentra. Los elementos minimalista que componen el cuarto de nuestra protagonista y que van cambiando conforme así lo hace esta. Un uso del sonido diegético como disruptivo o como interruptor de determinadas acciones que conlleven un paso a la locura o la cordura, o este mismo sonido en forma no diegética para enfatizar alteraciones. Todo ello queda perfectamente dominado por las directrices de una directora que pese a ser novel, sabe muy bien lo que quiere y como lo quiere. Donde la forma y el texto dialogan entre ellas.
La película juega con su capacidad de generar momentos de ansiedad y tensión en el espectador, inquietarle, hacer que se remuevan sus entrañas, cine de emociones que le llaman algunos. Capacidad que muy pocos filmes de género consiguen suscitar, engrandeciendo todavía más el valor de Saint Maud. Además, y como punto muy a favor, pocas películas han hecho un trato de la religión como así lo hace esta, pese a que esta no funcione como crítica a la fe cristiana ni nada similar, sino que es capaz de ilustrar con esta elementos propios de la psique humana y funcionando también como una película de terror psicológico.
En resumidas cuentas, Saint Maud que llega estas navidades a los cines de España, se presenta como una de las películas de terror a tener en cuenta en este último lustro, así como también queda en el punto de mira su directora, quien con su ópera prima probablemente haya concebido una de las mejores película de este tan maltrecho 2020. Sin más dilación y desde el sofá de mi casa, no me queda otra cosa que recomendar encarecidamente su visionado en la gran pantalla, la experiencia lo merece.