Lu Over the Wall es el cuarto largometraje del genio japonés de la animación Masaaki Yuasa, encargado de servir un plato con el toque perfecto de edulcorante y sin excesos en los «feelings»
Si conoces o has visto obras anteriores de Masaaki Yuasa o por otro lado te llama la atención la temática, muy similar a películas como La canción del mar, sigue leyendo, si por el contrario odias la temática o no te llama la atención, sigue leyendo, pero si conoces de antemano el trabajo de Yuasa y lo detestas, para aquí, replanteate lo que vas a hacer, deja de leer y ponte otra película, porque esto es Lu Over the Wall y lleva su sello.
Si por algo se caracteriza Masaaki Yuasa es por su estilo propio de animación, alejado de los convencionalismos que se suelen ver en la mayoría de animes. Un estilo caracterizado por un trazo fino con libres deformaciones que no se atañe a las leyes de la física, pero con un encanto extraordinario que sobrepasa otros estilos más habituales. Así lo vuelve a demostrar en Lu Over the Wall, su segundo largometraje de 2017 junto con Night Is Short, Walk On Girl.
Ahora bien, si Night Is Short, Walk On Girl reutilizaba los personajes de The Tatami Galaxy, una de sus series, así como su personalidad, Lu Over the Wall nos descubre a un nuevo trío que capitaneará la acción del film; acción que transcurre en una bahía de Japón dominada por una inmensa muralla/montaña que separa el humilde pueblo pesquero de la temida «isla de las sirenas«. El mundo de Kai, nuestro chico protagonista, se verá sacudido cuando conozca a Lu, una de estas temidas sirenas.
La película, así como sus personajes principales, sufren un desarrollo bastante delineado, característica notable en la amplia mayoría de las obras del director, a quien se le da bastante bien metamorfosear a sus títeres, siempre con una evolución lógica con respecto a los hechos. En este caso unos hechos más delimitados dado a que no estamos frente a una serie anime, donde Masaaki Yuasa se suele mover mejor, pero aun así palía «la falta de tiempo» acomodándola perfectamente a la duración.
Dicho desarrollo se enfoca principalmente en Kai, un chico abstraído, solitario, silencioso, al que se le abrirán las puertas tras conocer un amor inocente y natural, procedente de un ser no-natural, que le hará partícipe del mundo que le rodea, de buscar nuevas metas y luchar por sus objetivos. Desarrollo del que también serán participes sus compañeros así como otros personajes secundarios del pueblo. Dejando de lado la melosidad de películas como Your Name o A Silent Voice, tan característica de Japón últimamente. Aunque eso sí, todo ello con un tono accesible a un público más infantil, pero también sin dejar de lado al público más adulto al que está mejor acostumbrado Yuasa, donde alguna que otra carcajada está asegurada.
Retomando el punto de la animación, Lu Over the Wall posee las características del autor que han sido nombradas con anterioridad, con un predominio de los colores cálidos en consonancia con la forma de la película. Si en Devilman Crybaby prevalecían los colores fríos más arraigados al sexo y la violencia explícita de la que está compuesta la serie, aquí la paleta de colores aporta todo lo contrario, una armonía y un ambiente más acogedor. No hay más que ver el diseño de su personaje más representativo, la simpática Lu, para darse cuenta de esta calidez que desprende alegría y cercanía.
No nos olvidemos también de la música, uno de los temas principales de la película y con sus momentos importantes dentro de la trama, sirviendo de batuta para dar continuación a esta historia con un ritmo pegadizo. No predomina sobre el resto de elementos sino que actúa de nexo entre ellos, logrando la unidad de la animación y el guion.
Tampoco puedo dejar estas líneas sin hacer alusión al parecido entre Lu Over the Wall y Ponyo en el acantilado de Miyazaki, que pese a tener una temática bastante parecida —Ponyo en el acantilado es una libre adaptación de La sirenita—, su forma es bastante distinta y que gustará más o menos en dependencia de la familiarización que se tenga con cada autor.
Y en resumidas cuentas, pese a no ser la mejor obra de su director, es un trabajo más que notable del que puede estar tranquilamente orgulloso, siendo el peor punto la escasa difusión que ha tenido la película.