A Land Imagined es una película singapurense del año 2018 que llega hoy a las pantallas de nuestro país de la mano de Surtsey films. Ganadora a mejor fotografía en la Seminci de Valladolid, la cinta ha recibido buenas críticas en sus dos años de andaduras por festivales y preestrenos.
A Land Imagined es la segunda película de Siew Hua Yeo, un cineasta que hasta ahora solo había dirigido un documental sobre la escena musical de Singapur, un par de cortos y una cinta hace más de una década. Sin embargo, hay que decir que no se nota ninguna falta de experiencia del director: la película tiene ritmo (cosa que no es tan habitual ver en este tipo de producciones asiáticas de autor) y es realmente bella visualmente.
Nos sitúa en Singapur para narrarnos la desaparición de Wang, un trabajador del área industrial cercana al mar. A Land Imagined se narra en dos tiempos, por un lado viendo cómo era la vida de Wang y, por el otro, siguiendo a Lok, el policía encargado de investigar la desaparición. Por parte de Wang vemos como, debido a su insomnio, comienza a frecuentar un cibercafé por la noches. En este lugar conoce a la encargada, Mindy, y se enamora de ella, pero de día, en su trabajo, Wang comienza a descubrir ciertas prácticas sospechosas que su empresa parece estar realizando. Del lado del policía, Lok comienza a descubrir la relación que Wang y Mindy tuvieron y también las prácticas abusivas de la empresa.
Técnicamente
La cinta mantiene la intriga durante la hora y media que dura, y realmente no llega a aburrir en ningún momento, pero creo que sus mayores bazas son la fotografía y el montaje. Tengo claro en qué momento A Land Imagined me ganó como espectador: ocurre unos 15 minutos después de que la película empiece, en una escena sin cortes. En dicha escena, podemos ver como Lok y su compañero investigan el puerto donde trabajaba Wang y, muy a lo lejos, vemos también como Wang tiene un accidente laboral en una de las máquinas (un hecho que sucedió hace semanas), aunando dos tiempos distintos en una misma escena. Son detalles como este los que nos demuestran cómo Siew Hua Yeo quiere narrar una historia, pero también experimentar con la forma de narrarla.
La película está llena de potentes escenas, con el gran uso de los neones, la noche y los reflejos en el mar llevando a un nivel superior el apartado visual de la cinta. Sin embargo, la película tampoco es perfecta, y uno de los aspectos donde más falla es en las actuaciones. No sé si se debe a las distintas nacionalidades de los actores o simplemente a un mal casting, pero, pese a que el trío protagonista hace un trabajo aceptable, el elenco de secundarios obtiene un resultado espantoso. Esto se ejemplifica en Ajit, el compañero extranjero de Wang, quien parece unir las dos historias, ya que aparenta ser la clave para encontrar a Wang y la razón de que este haya desaparecido.
En resumen
En conclusión, hay ciertos aspectos de la trama que se ven innecesarios y, como ya he dicho, los secundarios no hacen un buen trabajo. Por otro lado, creo que solo por todas las metáforas visuales, los cuidados diálogos y los paisajes que se ven en la cinta, merece la pena coger una entrada e ir a disfrutar al cine de una película diferente pero hecha con mucho mimo