Jung_E, lo nuevo del director de Train to Busan, aterriza en Netflix. Una distopía al más puro estilo futurístico y cargada de emociones
¿Cómo será el futuro? ¿Hasta qué nivel llegarán las IA? ¿Podrán llegar a sustituirnos? Estas y otras muchas más preguntas son las que se pueden generar cuando uno se pone delante de la nueva película de ciencia ficción que estrena Netflix, Jung_E. Y es que, al director de Train to Busan, Yeon Sang-ho, quien también dirige esta cinta, le gusta el cine de género, y no deja de demostrarlo con cada nueva película que consigue llevar a salas o a la pequeña pantalla. Esta vez nos adentramos en un mundo distópico de ciencia ficción pura en el que la humanización de las máquinas y la inteligencia artificial pretende dar sentido a la historia que se nos cuenta.
170 años en el futuro son los que separan a la película de la actualidad, un futuro en el que el estallido de una guerra entre los supervivientes del cambio climático acontecido en la Tierra ha puesto en marcha una maquinaria de guerra para la creación de robots, con inteligencia artificial y con base humana. Es aquí donde aparece Jung-E, una heroína de guerra, que tras sufrir graves heridas en combate será usada por la ciencia para ser la base de nuevos robots de guerra.
La historia se nos narra principalmente desde el punto de vista de Yun Seo-hyun, una investigadora con el objetivo de crear un robot con IA que pueda acabar con la guerra que tantos años lleva. A través de la exploración de las emociones y sensaciones en un cerebro robótico, pretende crear un arma capaz de sustituir al ser humano en el campo de batalla. Como sujeto de prueba tendrá a esta heroína, a quien meterá en un bucle constante de simulaciones para dar con la clave.
Toda la historia se construye en base a las emociones y sentimientos que el ser humano tiene primigeniamente. ¿Son estos transferibles a las inteligencias artificiales? Jung_E explora los sentimientos innatos del ser humano y cómo estos podrían ser de utilidad para las inteligencias artificiales. Como siempre pasa con todo aquello que el ser humano crea, todo invento deriva a un fin bélico.
El devenir de los eventos conducirá a una exploración de asuntos morales y éticos, una incisión en la trashumanicación de los robots. Aspectos que recuerdan a algunos temas explorados en la obra de Asimov y que posteriormente llegaron a la gran pantalla, como Yo, Robot. La cinta no solo usa elementos de esta obra, sino que también se ven pequeños flashes de películas como Ghost in the Shell, Robocop o Soldado Universal. Cada uno para la propia conveniencia de la cinta.
Ahora bien, pese a todo el mensaje y todo lo que explora Jung_E, a la película le falta fuerza. Con un inicio brusco y agresivo que puede despistar al espectador, la historia y lo que quiere contar se cocina a fuego lento y jugando un poco al despiste, perdiendo el hilo conductor por momentos y con subtramas con cero valor. Además de que el contraste entre lo sentimental y la acción genera una brecha abismal, pareciendo que haya dos historias paralelas sin un punto de conexión y sin ninguna armonía. Eso que tan bien le saliera en Train to Busan y que lo hace una película más redonda todavía.
En lo visual, y que alguno quizá se está preguntado por la temática de la cinta, tiene una sobrecarga de efectos especiales y de pantalla verde o también conocida como croma, a veces inevitable por los escenarios en los que nos encontramos, pero sin que esto sirva de excusa para justificar una acción emborronada y caótica. Lo que termina agradeciéndose en los momentos de calma y aquellos centrados en los diálogos, muy útiles para evitar una saturación cerebral de no saber qué está pasando.
En resumidas cuentas, Jung_E no es la mejor cinta de Yeon Sang-ho —tenía difícil ese puesto—, tampoco es el gran desastre que podría haber sido una propuesta de este estilo. Sin embargo, termina siendo una película que se pierde en si misma, siguiendo dos caminos que nunca convergen y quedando como un entretenimiento a medias.