El fantástico caso del Golem, una curiosa mezcla de comedia y ciencia ficción de los Burnin’ Percebes, llega a los cines el próximo viernes 16 de junio.
A juzgar por el póster, trailer y tono general que uno percibe sobre como puede ser determinado film, uno anticipa que El fantástico caso del Golem será una de esas comedias que, si no es mucho pedir, te van a hacer reír. Y, sin duda, esta comedia ficción de Burnin’ Percebes (Nando Martínez y Juan González), lo es. El asunto, en absoluto ponderable, es que se trata de una comedia pero ejecutada de un modo sorprendentemente original.
El fantástico caso del Golem, sin incurrir en spoiler, se inicia con la caída accidental de David, desde una azotea, ante la mirada de su amigo Juan. Este se queda a cuadros cuando se da cuenta de que el cuerpo de David ha estallado en mil pedazos, cual jarrón de cerámica, al impactar contra el suelo. Sorprendido de que nadie se extrañe, y pese a su innata tranquilidad, decide empezar a investigar.
De entrada El fantástico caso del Golem no engaña a nadie. Dicha primera escena está a medio camino de todo lo que es la película: comedia, el absurdo (esa pareja de policías que acude al lugar) y una ciencia ficción casi que posmoderna que podría dar, en otros términos y género, un interesante film de -sólo- ciencia ficción (probablemente en manos más hollywoodienses).
Sin que suene a pero, y sin ser una película perfecta, El fantástico caso del Golem destaca por un tono casi neutro en esa mezcla de géneros: no siempre se nos marca donde (y cuanto tiempo) debemos reírnos, no hay gags clásicos, sino una suerte de comedia de lenta combustión que casa sorprendentemente bien con el mundo bizarro escrito y dirigido por los Percebes (esto es Madrid como podría ser, como en todo film ficción que se precie, cualquier otra urbe moderna y gris) (y no: Madrid no es gris, huelga la aclaración).
El protagonista de El fantástico caso del Golem, Brays Efe (no, no es tampoco un film con nombres convencionales), es clave en el asunto. No sólo él, sino sus acompañantes, desde Javier Botet a un Luís Tosar que borda cualquier papel (Bruna Cusí, digamos, parece ya más normal). Aportan ese toque absurdo, por momentos Tarantino, por momentos Fargo, que sienta de maravilla a la propuesta. Eso, y claro está, la sangre de cualquier buen producto para un servidor: unos diálogos a la altura. Que esto no es un Allen pero la trama y los personajes, en este caso, ganan cuando charlan entre ellos.
¿Y el trasfondo ahí serio en medio de dicha propuesta poli tonal? Podemos ahí rascar temas varios pero ya requieren pisar un poco el pedal de avance de trama y preferimos destacar esa propuesta particular de los Percebes. La gracia, en parte, y si se nos permite, es que si uno compra el personaje de Efe paseándose por su piso, y por la trama de investigación en la que se ha metido, con una parsimonia sideral y devorando cervezas de lata… Ya estás dentro.