Alpha nos narra, como si de un cuentacuentos alrededor de una hoguera se tratara, una historia épica prehistórica dotada de una majestuosa fotografía. Keda es el hijo de un jefe tribal, un muchacho, de aspecto frágil, que acaba apartado de su grupo al sufrir una acometida por un enorme bisonte, tras salir en su primera partida de caza. Solo y magullado queda entonces a merced de los elementos.


Contextualicemos. Alpha nos traslada al Mesolítico Europeo, hace 20.000 años, milenio arriba, milenio abajo. Cuando el ser humano ya dominaba la tierra. Se moldeaban hábilmente piedras pulimentadas de bordes extremadamente afilados que se usaban básicamente para caza y posterior empleo de esas pieles y huesos de los animales apresados. Una etapa generalmente identificada por ser la de las últimas sociedades nómadas de cazadores-recolectores. Es un periodo de aprendizaje, situado entre el paleolítico y el neolítico, en el que el hombre asentará las bases definitivas para convertirse, por fin, en sociedad sedentaria, y las claves no son otras que el comienzo de la agricultura y la domesticación los animales. Y el primer animal domesticado, el amigo perro.
Alpha no pretende ser un documental sobre los inicios de la domesticación de animales y prehistoria. No tiene el suficiente rigor histórico para serlo ni tampoco está enfocado como producto didáctico. Es un filme de digestión ligera y de extraordinaria belleza gracias al gran trabajo en fotografía de Martin Gschlacht (Goodnight Mommy, 2014 o Lourdes, 2009) y al de su director Albert Hughes.
Para Albert Hughes, Alpha es su primer trabajo en solitario, desvinculándose de esta manera del vínculo fraternal de su gemelo Allen Hughes, quien había sido su socio en el resto de trabajos desarrollados hasta la fecha. Esta película es un punto de inflexión en su carrera, no solo por esta escisión comentada, si no también por el carácter oscuro y visceral del resto de su filmografía. Voy a destacar, por popularidad, El Libro de Eli (2010), un filme postapocalíptico que empieza muy bien, con expectativas realmente altas, pero que acaba perdiéndose, a pesar de algún que otro inesperado giro argumental, en un foso de mediocridad. Y quiero sobre todo destacar su película de 2001, Desde el infierno, un malsano thriller de terror contado entre los vapores de los fumaderos de opio de la Inglaterra del siglo XIX, basado en el cómic del maestro Alan Moore acerca de la figura de Jack el destripador. Muy recomendable.
El mayor peso interpretativo de la cinta, dejando de lado al majestuoso lobo checo Chuck, recae del lado del joven Kodi Smit-McPhee que a pesar de contar con tan solo 22 años de edad tiene ya gran experiencia en el mundo del celuloide. Su trabajo más conocido es dando vida a Nightcrawler en X-Men: Apocalipsis (confirmado para la próxima X-Men: Fénix Oscura). Aunque ha participado de forma solvente en varios filmes de excelente factura neo-western, como Young Ones (2014) y Slow West (2015). Y hago un apunte que quizá sorprenda… Interpretó al hijo de Viggo Mortensen en la oscuramente desoladora, La carretera (The Road) de 2009.
Alpha es un producto, como ya hemos dicho liviano, disfrutable para toda la familia, ya que aunque sea parca en diálogos, aspecto esperable y bastante lógico debido al encuadre prehistórico de la cinta, se hace muy amena y entretenida a lo largo de su escasa hora y media de metraje. Este último aspecto es el que pienso es el más negativo ya que salí de la sala con ganas de más, con un sentimiento de que la película podía haber ahondado más en ese comienzo de la domesticación y amor con nuestro mejor y más leal amigo y compañero, el perro.
Así pues, excelente opción veraniega para acudir al cine en la más grata compañía. Si os animáis, os recomendaría verla en su formato 3D, tal y como hice yo. Ya que además de disfrutar de unos magníficos y bellos paisajes de cielos y naturaleza en estado puro, enmarcados en los países de Islandia y Canadá, vais a descargar buenas dosis de adrenalina en algunas de las secuencias del filme como la de la estampida de bisontes. Este es el comienzo de una hermosa amistad.