Ciclos regresa a Apple TV+ con su 3ª temporada para seguir haciéndonos reír, llorar, sufrir y disfrutar con Jason y Nikki, la pareja más adorable de la televisión; y ahora son padres…
El pasado viernes, 22 de Julio, volvía a Apple TV+ su serie más infravalorada -o desconocida más bien-; una dramedia de 30 minutos que nos sitúa en medio de un proceso de adopción por parte de una pareja que no puede tener hijos de manera natural. Ciclos -Trying en su título original- vuelve después de un año de parón para hacer nuestra vida un poquito mejor.
Si la primera temporada nos hablaba del choque y la aceptación de no poder concebir hijos y la consiguiente búsqueda de una alternativa para ello; y la segunda del sufrido y agónico proceso de selección y preparación para adoptar a un niño, esta tercera nos mete de lleno en el momento en el que se cumple el sueño y, por fin, te conviertes en padre.
Jason (Rafe Spall) y Nikki (Esther Smith) se despiertan a la mañana siguiente del último capítulo de la 2ª temporada y se encuentran con que tienen 2 niños en casa; Princess, la niña que han podido adoptar, pero también a Tyler, el hermano biológico de esta, el cual se encuentra en medio del proceso de encontrar un nuevo hogar. Por supuesto, nuestros protagonistas harán todo lo posible para quedarse también al niño y de este modo mantener unidos a los dos hermanos.
Una vez presentado el conflicto que va a vertebrar la temporada, Ciclos se dedica a hacer lo que mejor sabe hacer; ser un oso de peluche al que quieres abrazar. Poner en valor cosas sencillas, quitarse de encima el cinismo reinante de nuestros días y mirar el mundo con gafas de color de rosa. El enfoque determina la realidad, ese principio básico que la serie entiende muy bien; y que, sin dejar de lado el dramatismo de la situación; en muchas ocasiones, la felicidad es una opción que puedes elegir.
Con una complejidad mucho mayor de lo que aparenta; la serie es una travesía por todos los problemas a los que se enfrenta la generación millennial; los trabajos precarios, el vivir de alquiler y no poder comprar una vivienda, tener hijos o no tenerlos, el vacío de una sociedad consumista que nos ha sumido a todos en un nihilismo descorazonador. Habla de todo esto; sin que te des cuenta, sin ponerlo en primer término, sin hacer de ello un caballo de batalla; y con un tono ligero; y ahí reside su complejidad, en hacer fácil lo difícil; y enviando una tesis clara y contundente; todo es una mierda, pero no le pierdas la cara a la vida, que también puede ser maravillosa.